Me pidieron compartir un recuerdo de mi tiempo con Kenneth y Gloria Copeland con motivo de sus 50 años de ministerio;“un” recuerdo. ¿Cómo puedo compartir solamente un ejemplo, después de casi toda una vida de recuerdos maravillosos?
Tenía 23 años cuando comencé a trabajar para el ministerio en 1976. Yo era un estudiante de la Universidad de Oral Roberts y en ese momento estaba comprometido con Terri Copeland. El hermano Copeland era consciente de mis antecedentes en las artes gráficas y me invitó a comenzar el departamento de arte para su ministerio. Se suponía que fuera un trabajo de verano. Sin embargo, ha sido el trabajo de verano más largo que he tenido. ¡Voy a cumplir 42 años trabajando!
Pienso con frecuencia en el honor que ha sido, y continúa siendo, servir a Kenneth y Gloria. De todas las familias en el mundo y de todos los ministerios de los que podría formar parte, Dios me plantó en este. ¡Cuán agradecido estoy por ellos, por alterar mi vida por completo!
De los muchos y maravillosos recuerdos que tengo, uno viene a la mente y realmente ejemplifica el corazón de Kenneth y Gloria Copeland. Aquellos que son colaboradores lo apreciarán muy especialmente.
Fui el director del Departamento de Publicaciones durante muchos años. Durante ese tiempo, una compañía consultora fue contratada para escribir el borrador de una carta para solicitar ayuda para recaudar dinero. Yo leí la carta y pensé: Esto no va a funcionar, Kenneth no mandaría una carta por el estilo. Sin importarle, mi jefe me ordenó llevarla a la casa de Kenneth para pedirle su opinión; yo como un siervo obediente, lo hice.
Me senté frente a la mesa de Kenneth, le entregué la carta y le expliqué mi misión. Él tomó la carta y la leyó ─ despacio y con detenimiento. Luego, él puso la carta sobre la mesa y me miró con esos ojos “Copeland” que te perforan ─ como si yo fuera el mismo espíritu de la concesión. Me señaló con su dedo índice y con una voz muy firme me dijo estas palabras: “JAMÁS trates de encontrar maneras de conseguir dinero. Busca siempre maneras de esparcir la PALABRA, y el dinero vendrá”.
“¡S..s..sí, Señor!”
Sali de la casa y volví a la oficina de mi jefe. Mientras tomaba asiento frente a su escritorio, me preguntó: “Entonces, ¿qué dijo Kenneth?
Lo señalé con mi dedo índice y con una voz muy firme le dije: “JAMÁS trates de encontrar maneras de conseguir dinero. Busca siempre maneras de esparcir la PALABRA, y el dinero vendrá”.
Ese incidente ocurrió al comienzo de los años 80; sin embargo, esas palabras todavía resuenan en mi espíritu hasta el día de hoy.
Kenneth y Gloria me han enseñado a caminar siempre con integridad y a nunca comprometer la PALABRA de Dios o los principios de este ministerio. He aprendido a siempre darle a la PALABRA de Dios el primer lugar y tomarla como la autoridad final ─ especialmente en lo que concierne a la provisión. Ellos me han enseñado a nunca presionar a los demás para que suplan mis necesidades. En su lugar, nosotros debemos poner presión en la PALABRA de Dios y ejercer nuestra fe. Ellos son como el apóstol Pablo, que dijo en Filipenses 4:17: «No es que yo busque dádivas. Lo que busco es que abunde fruto en la cuenta de ustedes». Ellos dos son los individuos más generosos que alguna vez haya conocido.
Gracias, Kenneth y Gloria, por establecer estándares tan altos para que todos nosotros sigamos. Los amo profundamente y aprecio todas las lecciones que me han enseñado… y que continúan enseñándonos en el Cuerpo de Cristo.