Al recordar su pasado, Lisa King puede decirnos exactamente cuándo comenzó a sufrir de trastornos alimenticios: tenía 12 años. Ni siquiera adolescente, ella aparentaba ser solo una niña que disfrutaba de la vida.
Como atleta estrella, practicaba todos sus deportes favoritos, y sobresalía tanto en la cancha de baloncesto como en el equipo de natación. Había sido votada la bailarina más valiosa en su compañía de ballet, y parecía que no había nada que ella no pudiera hacer.
Excepto una: vencer esos pensamientos de pequeñez que habían comenzado a bombardearla.
Ella no sabía que estos pensamientos provenían del enemigo y tan solo asumió que todos los de su edad tenían el mismo tipo de lucha mental. Y poco a poco creyó las mentiras. Especialmente las de su peso. “No vi a otros niños de mi edad con problemas de peso. El acoso mental me atormentaba y me hizo creer que iba a ganar peso.”
Intentó pensar en formas de prevenirlo y no encontró consuelo en la seguridad del pediatra de que su peso era perfecto para su estatura. Después del chequeo, cuando su madre se detuvo para pagar por los servicios médicos, Lisa volvió a la oficina del doctor.
Absorto en lo que estaba haciendo, levantó la vista cuando Lisa le habló. “Sé que no es bueno estar gorda. Para asegurarme de que no subo de peso, ¿debo comer menos y correr más?”
“Sí, claro”, le respondió, mientras regresaba a la historia clínica en su mano.
Aunque ella sabía que él no le estaba prestando atención, Lisa tomó esa respuesta como un permiso para comenzar a controlar todas las calorías que se introducían en su boca. En lugar de comer tres comidas saludables al día, se saltearía las comidas para ahorrar esas calorías. De esa manera, podría permitirse comer una barra de caramelo sin aumentar de peso.
Su plan fracasó.
Ya en la universidad, al finalizar el primer semestre, Lisa había ganado 25 kilos. Así fue como comenzó su recorrido en la montaña rusa del aumento de peso, seguido por una dieta extrema.
En la universidad, cuando Lisa y su novio dieron por terminada su relación, ella usó la comida a modo de consuelo. Ganó 10 kilos en tres semanas, y luego aguantó hambre en un esfuerzo por perderlos.
En octubre de 1992, Lisa, de 22 años, meditaba en Deuteronomio 30:19: «Llamo al cielo y a la tierra para que testifiquen este día contra ti que he puesto delante de ti la vida y la muerte, las bendiciones y las maldiciones; por lo tanto elige la vida…» (Biblia Amplificada, edición clásica). Consciente de que su adicción a la comida estaba tratando de matarla, Lisa alabó a Dios para ingresar a Su presencia.
“Señor”, le dijo, “escojo la vida. Te escojo a ti.”
Una pelea por la vida
Así fue como Lisa King comenzó la batalla por su vida. Comenzaba todos los días diciendo lo que la Palabra de Dios decía sobre ella. Nunca más dijo otra palabra negativa sobre su peso o salud. Ella confesó que estaba libre de adicciones a los alimentos, porque al que el Hijo ha liberado es realmente libre. Confesó que era delgada y saludable, y que sólo deseaba los alimentos que su cuerpo necesitaba para una buena nutrición.
En menos de dos años, esas confesiones se habían convertido en una realidad manifiesta.
En 1994, cuando presentamos por primera vez la historia de Lisa en esta revista, su padre, Roy King, había decidido celebrar su victoria llevándola de compras por Rodeo Drive en Hollywood, California, para que pudiera comprarse ropa nueva. Han pasado 25 años desde esa celebración, y recientemente decidimos hablar con Lisa para obtener información actualizada sobre su viaje espiritual.
“Desde mi gran avance en 1992, he tenido dos ocasiones en las que volví a comer emocionalmente y gané peso”, comenta Lisa. “La segunda vez que sucedió, me rendí y me entregué totalmente a Dios. Le pregunté, no sobre mi peso, sino sobre lo que Él quería que hiciera con el resto de mi vida. Le dije que haría lo que sea que Él me dijera que hiciera, y Él me recordó lo que había escuchado todas las noches en esos CDs: ‘Dale un diezmo de tu tiempo al Señor y todo te irá bien’. Sabía que ese era mi siguiente paso.”
Rindiendo todos sus deseos personales al Señor, incluyendo el de estar casada, el corazón de Lisa se inundó de paz.
Por más de 16 años trabajó como representante de ventas para una compañía farmacéutica. Sus horas diurnas se llenaron conduciendo de una oficina médica a otra, reuniéndose con los médicos y discutiendo los medicamentos y sus usos. El trabajo requería mucho tiempo, era exigente y, a menudo, difícil porque muchos médicos se negaban a permitir que los representantes de ventas accedieran más allá de sus recepcionistas. Pero Lisa era excelente en ese aspecto. Ganaba un buen sueldo y bonificaciones.
Determinada a darle al Señor un diezmo de su tiempo, ella ajustó su horario. Comenzaba sus mañanas a las 5 con una carrera de 40 minutos en su caminadora mientras leía: “La BENDICIÓN del Señor” de Kenneth Copeland y, antes de ir al trabajo, pasaba otra hora en la Palabra. Después del trabajo, pasaba una hora leyendo su Biblia paralela que incluía la versión King James y la Biblia Amplificada, Edición Clásica. Más adelante, decidió añadir la traducción El Espejo (Mirror) que es una versión parafraseada del griego. También añadió tiempos diarios de oración en el espíritu.
Desde un principio, el Espíritu Santo había guiado a Lisa a leer el Nuevo Testamento un versículo a la vez en cada traducción antes de leer el siguiente versículo. Ella fue inmediatamente transformada por la Palabra.
Cada noche, Lisa escuchaba a Gloria Copeland enseñar sobre: Caminar con Dios: un corazón de obediencia. Cuando KCM dejó de publicarlo, Lisa convirtió sus CD en un archivo MP3. También compró el libro de Gloria, “Walk With God” (Caminando con Dios), que incluía la misma información.
Ella no hizo dieta.
Ella se sumergió en la Palabra de Dios.
El peso se derritió.
En junio del 2012, el Señor le entregó nuevas instrucciones. Ya no quería que ella tomara sus propias decisiones sobre qué médico visitaría y cuándo. Él no quería que ella intentara descubrir el mejor momento para encontrarlos o la forma más sencilla. Él le dijo que le preguntara a Él y que Él la guiaría en cada paso diario.
En obediencia, Lisa comenzó a preguntarle a Dios cada día a quién visitar primero. Ella seguiría Su guía, haría la llamada y luego se sentaría en su auto y oraría acerca de quién llamar a continuación. Muchas veces, el Señor le dijo que visitara a un médico famoso por negarse a ver representantes de ventas.
Al principio, ella había protestado.
“¡Pero Señor, él siempre se niega a vernos!”, le decía
¿Me vas a obedecer?
“Sí Señor. Como Tú mandes.”
Siguiendo las indicaciones del Señor, se encontró de nuevo inspirada a ver a ese médico. Aunque siempre lo había hecho bien, sus ventas se dispararon y superaron con creces todos sus objetivos corporativos.
La obediencia la guio hacia su llamado
A veces, cuando llegaba a una oficina, encontraba a la enfermera molesta. “Lisa, mi hija tiene 12 años y lucha con su peso. ¿Estarías dispuesta a guiarla?”
“Por supuesto que lo haré.”
Lisa se dio cuenta de que no solo estaba haciendo ventas; el Señor le estaba abriendo puertas que estarían conectadas al llamado de su vida para ministrar con eficacia.
“Sólo Él sabía dónde tenía que estar y cuándo tenía que estar allí para ayudar a alguien”, nos relata. En un momento dado, Él le dijo que asistiera al campus de una iglesia grande y que ofreciera enseñar una clase para mujeres jóvenes. En poco tiempo, ella estaba liderando un estudio bíblico para 35 mujeres jóvenes en sus 20 años.
En junio del 2014, dos años después de que el Señor le hubiera dicho que le preguntara acerca de todo, la compañía farmacéutica en la que trabajaba Lisa anunció despidos. Su trabajo era seguro, por lo que normalmente ni siquiera lo hubiera pensado. Pero el Señor la sorprendió con instrucciones inesperadas. Él le dijo a ella que renunciara y que tomara el paquete de indemnización.
Aunque era dueña de su casa y de un automóvil libre de deudas, Lisa estaba acostumbrada a un salario considerable. Sin embargo, ella obedeció a Dios. Dio el salto y le preguntó todos los días qué quería que hiciera a continuación.
“Cuando renuncié, el Señor me dijo que continuara con lo que estaba haciendo”, comenta Lisa. “Todavía corro durante 40 minutos en la cinta. Todavía leo LA BENDICIÓN y la Palabra cada mañana. Todavía leo la Biblia todas las tardes. Todavía oro en el espíritu todos los días. Todavía escucho a Gloria predicar todas las noches.”
“Hasta la fecha, he leído el libro LA BENDICIÓN 23 veces. He escuchado al Espíritu Santo a través de la voz de Gloria Copeland enseñándome todas las noches durante 20 años. La he escuchado enseñar acerca de la obediencia miles de veces. Durante el día, hago lo que el Señor me dice que haga. Él es Quien creó este ministerio: KINGWORLDWIDE.COM. ¡Jesús es el REY en todo el mundo!
Ahora, Lisa y su papá transmiten en vivo a través de Periscope varias veces por semana. Suben todas las transmisiones a su canal de YouTube: KINGWORLDWIDE. Su tarea es enseñar a las personas cómo vivir victoriosamente en cada área de la vida, el cual es el camino de Dios.
¿Y qué fue del trastorno alimenticio con el que luchó durante tanto tiempo? Ya no es un problema.
“El peso ya no es un problema”, nos dice Lisa. “De hecho, ¡este estilo de vida de caminar con Dios y vivir en el espíritu, es exactamente lo que nuestro Padre diseñó para cada uno de Sus hijos!”