¿Cómo era tu vida antes de Jesús? :: ¿Cómo es tu vida ahora? :: Estoy seguro que la diferencia es como el día y la noche. Todos hemos luchado con las tinieblas de no tener una relación personal con Él. Después, un día glorioso, hacemos a Jesús el SEÑOR de nuestra vida, y todo empieza a cambiar.
Recuerdo con claridad el día en que nací de nuevo. Tenía 19 años. Mientras asistía a la Universidad de Bellas Artes en Boston, continuamente personas extrañas me daban testimonio en las calles. La PALABRA predicada finalmente se enraizó, y un día simplemente dije: “Jesús ven a mi vida”. En ese momento, pude sentir el viento soplando en mi interior. Literalmente, me sentía más liviano. ¿Qué me pasó? Me convertí en una nueva criatura en Él (2 Corintios 5:17). Me convertí en la justicia de Dios en Cristo (2 Corintios 5:21). Esto sucedió en 1972. Mi vida ha sido totalmente transformada desde ese momento. ¡Soy un pastor muy agradecido!
Jesús nació para transformar nuestras vidas en algo bueno, maravilloso y magnificente. Mirando al pasado, puedo decir que Jesús estaba buscándome. Me amaba tanto que envió personas a compartirme el evangelio. Él estaba haciendo aquello por lo que había nacido en esta Tierra. Lucas 19:10 (NTV) dice: «Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos». Yo estaba perdido. Él me amó y me buscó. Me salvó y transformó mi vida por completo.
Él ha buscado y transformado a tantas personas, incluyendo una de la que no supe nada hasta hace muy poco tiempo.
Steve McQueen era una gran estrella del cine. Su popularidad durante los años 60 y 70 no tenía comparación. Él era “el Rey de la moda”. En 1974 se convirtió en el artista mejor pago del mundo. Y era buscado por los mejores directores. Poco sabía él en ese momento que también era buscado por el director del universo, Jesús mismo.
Un ego muy inflado
La fama empezó a cobrar su precio. McQueen se convirtió en una persona influyente con un ego muy inflado; y él lo sabía. No le contestaba a nadie. Cuando le preguntaban si creía en Dios, respondía: “Creo en mí. Dios será el Nº 1 mientras yo sea el Nº 1”. Sin embargo, en medio de esa fama, un director notó que McQueen, “estaba solo… con problemas y buscando un padre”.
Él no se daba cuenta que Su Padre Dios lo estaba buscando.
A finales de los 70, su carrera estaba desmoronándose. Estaba envejeciendo y ya no le ofrecían roles protagónicos de calidad. Se sentía vacío e insatisfecho. Se convirtió en un hermitaño. Para pasar el tiempo, compró un avión y aprendió a volar. McQueen comenzó a notar que su instructor era diferente. Un día, finalmente hablaron y descubrió que la diferencia era Jesús. La transformación había comenzado.
McQueen empezó a asistir a la iglesia y se convirtió en un amigo cercano del pastor. Un día, en una conversación, le dijo al pastor que recientemente había respondido el llamado al altar en la iglesia y había hecho a JESÚS el Señor de su vida. Finalmente, había encontrado a Su Padre. El cambio comenzó y todos se estaban dando cuenta. Su instructor de vuelo definió su transformación como “dramática”. Un amigo dijo que era tan impresionante, al punto que McQueen ya no perseguía más la fama ni el prestigio. Su deseo más grande era servir a Dios con todo su corazón. Verdaderamente, su vida fue transformada por el poder de Dios.
Un nuevo hombre
El evangelista Billy Graham fue una de las últimas personas que habló con el actor antes de su muerte. McQueen compartió su testimonio. Le dijo a Graham que Dios lo había hecho un hombre nuevo. Durante la visita, de alguna manera no sabía dónde estaba su Biblia así que Graham le dio la suya. Cuando McQueen se fue al cielo, la Biblia de Billy Graham estaba abierta sobre su pecho, en su escritura favorita: Juan 3:16.
Este testimonio realmente tocó mi corazón. Es una demostración del amor de Jesús y Su pasión por buscar y salvar a los que están perdidos, sin importar cuán perdidos estén. De acuerdo con Efesios 2:6, Jesús nos sentó con Él en los lugares celestiales. Podrías decirlo de esta manera: Nos transformó y aumentó nuestro valor. ¿Por qué? El versículo 7 (NVI) nos dice: «Para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús».
Mantén eso en tu mente durante esta Navidad cuando ores por tus seres queridos que no conocen a Jesús. No te dejes llevar por su apariencia exterior. En lo profundo de sus corazones están buscando por Su Padre Dios. Y algo mejor que eso: su Padre está buscándolos. Todo lo que necesitas hacer es confiar en el SEÑOR. Ora para que Él envíe obreros a su camino para ministrarles las buenas nuevas del amor que no falla y la gracia de Dios. Ahora mismo yo creo contigo por su salvación y transformación.
Jesús nació para buscar y salvar al perdido. Y lo está haciendo por tu familia ahora mismo.
Y si tú estás leyendo esto y nunca has hecho a Jesús el SEÑOR de tu vida, puedes simplemente orar la oración que yo hice hace tantos años: “Jesús, ven a mi vida”. Romanos 10:9-10: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo». Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación».
Ahora, oremos juntos: “Gracias, SEÑOR, por el nacimiento de Tu Hijo. Gracias por enviarlo a buscar y salvar a los perdidos. Gracias por salvarme y redimirme de la maldición de la enfermedad, la escasez y del miedo. Gracias por liberarme del poder de las tinieblas y trasladarme al Reino de Tu amor. En esta temporada Navideña, te agradezco nuevamente por transformar mi vida y la vida de aquellos que están a mi alrededor. Amen”