Cuando estás creyendo por algo, el momento más crítico es después de que oras en fe creyendo que recibes (Marcos 11:24) — pero antes de que puedas ver evidencia alguna de la respuesta.
Es ese momento crucial en el que las cosas están cambiando, puestas en movimiento por tu fe, aun cuando no puedes ver nada. Es el momento en el que estás más tentado a decir: “Nada está pasando. Oré y creí, pero no lo tengo. Luce como que nunca lo tendré. Supongo que no tengo suficiente fe”.
Puede que quieras decir eso ― ¡pero no lo hagas! La Biblia dice que cada creyente ha recibido «la medida de fe» (Romanos 12:3). Cuando estás tentado a darte por vencido, no necesariamente necesitas de más fe. Lo que en realidad necesitas es algo para fortalecer y apuntalar tu fe, para que ésta pueda continuar trabajando hasta que la respuesta venga. Lo que necesitas durante este tiempo crucial es paciencia.
La paciencia es un fruto del espíritu humano recreado que no sucumbe ante las circunstancias, diciendo: “es imposible”.
La paciencia te mantiene firme en tu fe y constante en tu confesión. Te mantiene incansable para hacer el bien.
La paciencia es lo opuesto al abatimiento. El abatimiento es una condición enraizada en la falta de esperanza. Efesios 2:12 dice que las personas que no han nacido de nuevo no tienen “esperanza” y viven “en este mundo sin Dios”.
Pero nosotros no estamos en el mundo sin un Salvador. Tenemos “la esperanza del evangelio” (Colosenses 1:23), y la paciencia está asociada con la esperanza. La paciencia nos mantiene. Su esperanza está edificada en las promesas de Dios. Ésta sabe: “tengo una palabra de parte de Dios, y me levantaré. Me mantendré hasta que llegue la respuesta”.
La fuerza de la paciencia es tan poderosa que no puede ser vencida si es ejercitada. Si te dejas llevar por ella en los momentos de prueba o adversidad, la paciencia vendrá en tu socorro para ayudarte a mantenerte firme. Ésta apuntala tu fe, y te mantendrá creyendo hasta que la respuesta llegue.
Así que la próxima vez que estés tentado a decir: “no está funcionando”, mejor déjate llevar por la fuerza de la paciencia. La Fe y la Paciencia, obrando juntas, harán de ti un ganador todo el tiempo.