Tenía solo 10 años, pero a esa tierna edad ya sabía lo que quería hacer con su vida. Mientras muchos de sus amigos soñaban con ser bomberos, policías, médicos y demás, este pequeño y joven niño alemán solo tenía una ardiente ambición: “¡Quiero ser un misionero en África!”
Reinhard Bonnke estaba decidido, y nada podía desviarlo del camino elegido.
Al comienzo, muchos se mostraron escépticos ante su decisión aparentemente prematura. Pero, incluso a través de sus dudas, nadie podía negar la obvia dedicación del muchacho a su llamado.
Su deseo de servir a Dios en África se volvió tan abrumador que terminó ganándose un apodo entre sus amigos. Lo llamaban “El pequeño misionero”.
Una confirmación
Muchos años después, en febrero de 1984, en Soweto, Sudáfrica, Kenneth y Gloria Copeland se sentaron en un pequeño remolque, frente a un Bonnke ahora mayor, y su esposa Annie. Era la primera vez que se encontraban con el intenso joven evangelista, y de repente el espíritu de profecía recayó sobre el hermano Copeland.
Primero, Kenneth profetizó que Bonnke algún día les predicaría a millones, una profecía que se cumplió en noviembre de 2000 cuando, durante una cruzada de seis días que Bonnke celebró en Lagos, Nigeria, 6 millones de personas se inscribieron para escuchar el evangelio predicado. ¡En la última noche de la reunión, 1.093.475 personas recibieron la salvación!
Pero, cuando estrechaban un saludo de despedida, el Señor le habló una palabra más a Reinhard a través del hermano Copeland. Le dijo: Reinhard, mantente preparado. Llegará una hora en la que te enviaré de regreso a Alemania para hacer algunas cosas, porque voy a derribar ese Muro de Berlín y lo haré de manera milagrosa; quiero que estés listo con el Evangelio cuando lo haga.
Cinco años después, el Señor hizo pública esa profecía sobre el Muro de Berlín cuando, el domingo 4 de junio de 1989, el hermano Copeland se presentó ante la congregación de la Iglesia Internacional Eagle Mountain y profetizó: El Muro de Berlín se derrumbará. ¡Cinco meses después, el 9 de noviembre de 1989, así fue como sucedió!
“Un día no le estaba permitido a nadie predicar abiertamente en Europa del Este y, de repente, al siguiente día toda Europa se había abierto”, recordaría Bonnke más tarde durante una entrevista con la revista La Voz de Victoria del Creyente. “Cuando nuestro Dios decide que es hora de cambiar, lo imposible se derrite ante Él como la mantequilla en una plancha de asar.”
De hecho, cambio es exactamente lo que sucedió en los años subsiguientes, ya que el evangelista Reinhard Bonnke, quien se fue a casa para estar con el Señor en diciembre pasado, finalmente logró presenciar casi 80 millones de decisiones tomadas y documentadas para Jesucristo a través de su trabajo misionero en África y otras partes del mundo.
En el 2000, Bonnke se puso de pie ante un grupo sobrenatural de 1,3 millones de personas, mientras coreaban a viva voz: “¡Reclamo mi fuego en el nombre de Jesús!” Fue el evento más grande jamás registrado en la historia de las reuniones celebradas por Cristo para Todas las Naciones, una asociación evangelística global que se fundó en 1974, con un corazón por el continente africano. Sin embargo, aún faltaba algo más: el cumplimiento de una conexión divina hecha 16 años antes, cuando el hermano Copeland le profetizó.
Refiriéndose a esa profecía, Bonnke recordó que el hermano Copeland le había dicho: Llegará el día en que verás a un millón de personas salvas en un solo servicio.
“En aquellos días, no parecía que eso pudiera suceder”, relataba Bonnke. “Teníamos la carpa más grande del mundo, pero solo podía albergar a unas 34.000 personas.”
Sin embargo, el 12 de noviembre de 2000, la última noche de la cruzada de Lagos, esa profecía se cumplió.
“Cuando leí las estadísticas de la cruzada, me saltaron las lágrimas”, recordaba Bonnke.
Esa reunión también marcó el regreso de Bonnke a Nigeria después de una prohibición de nueve años luego de una revuelta musulmana que acabó con la vida de cientos de personas. Enojado con el diablo por obstaculizar el plan de Dios en Nigeria, Bonnke hizo un pedido de fe para recibir un retorno del 900% de las almas que el diablo había logrado robar durante esos nueve años.
“Al principio, tuvimos un promedio de 100.000 personas aceptando la salvación cada semana”, decía Bonnke. “¡Más tarde el promedio semanal saltó a un millón!”
Poblando el cielo
Desde Ciudad del Cabo en Sudáfrica, hasta El Cairo y alrededor del mundo, Reinhard Bonnke y su equipo evangelístico de Cristo para Todas las Naciones han viajado cientos de miles de millas en un esfuerzo por difundir el mensaje de Dios. Y durante gran parte de ese tiempo, los Ministerios Kenneth Copeland han desempeñado un papel importante en la asistencia, tanto a través de la oración como a través de la ayuda financiera para las campañas de evangelismo masivo realizadas por Bonnke con su ministerio.
En los primeros años, Bonnke celebraba reuniones en una carpa con capacidad para tan solo 800 personas. Pero, a medida que aumentaba la asistencia, se debieron comprar carpas cada vez más grandes, hasta que finalmente, en 1984, se encargó la construcción de la estructura móvil más grande del mundo: ¡una carpa con capacidad para 34.000 personas! Transportar esta montaña de lona y acero requeriría el uso de 19 camiones remolques, lo que presentaba un dilema financiero para Bonnke, quien decidió recurrir a sus colegas cristianos de todo el mundo. Entre las organizaciones religiosas que acudieron en su ayuda se encontraba KCM, que financió la compra de dos de estos camiones.
Hoy en día, KCM continúa compartiendo las recompensas de la cosecha de los últimos días al apoyar las campañas masivas de evangelismo llevadas a cabo por Cristo para Todas las Naciones, ahora bajo el liderazgo de Daniel Kolenda. Con su estilo evangelista moderno, Kolenda ha llevado a más de 21 millones de personas a encontrarse cara a cara con Cristo a través de campañas evangelísticas masivas al aire libre en algunos de los lugares más peligrosos, hostiles y remotos de la tierra.
“Hace años”, recordaba Reinhard durante una entrevista, “el Espíritu Santo habló a mi corazón: Reinhard, vas a saquear el infierno y poblar el cielo por el bien del Calvario”. Desde entonces, Bonnke hizo exactamente eso.
Reflexionando recientemente sobre su relación personal y ministerial con Bonnke, el hermano Copeland dijo:
“La única vez que prediqué en la tarima de Reinhard, dijo: ‘Quiero que invites a las personas a recibir el Espíritu Santo’. Esto pasó mucho tiempo antes de que hubiera grandes multitudes. Nunca tuve el privilegio de ver personalmente a una de esas masivas multitudes… Él acababa de terminar de predicar sobre el Espíritu Santo, y yo compartí una simple invitación. Le dije a la multitud: ‘Si quieres venir a recibir el Espíritu de Dios y hablar en otras lenguas, acércate a la tarima.’”
“¡No esperaba una estampida! ¡Nueve mil personas corrieron hacia la tarima esa noche!”
“Estoy tan emocionado de que esté en los brazos de Jesús, pero ya lo extraño.”
“Se que gran parte de la prosperidad; la prosperidad financiera y el tremendo crecimiento financiero de los Ministerios Kenneth Copeland se debieron a que tuve el honor de ser colaborador con el mayor ganador de almas de nuestro tiempo, y estoy emocionado por eso. El regreso a casa de Reinhard no es el final. Es solo el comienzo… Reinhard no es alguien que fue, sino que todavía es. El solo se mudó. Él acaba de salir de la ciudad. Dejó su cuerpo aquí por unos días y se mudó al cielo.”