Nunca existirá ese momento en la vida en que Satanás tenga compasión de ti. Él nunca pensará: hombre, realmente la he hecho pasar por muchas cosas. Voy a aflojarle un poco. Él tiene un solo motivo, y es el de robar, matar y destruir tu vida (Juan 10:10).
Personalmente debo recordármelo todo el tiempo. A veces desearía poder confiar en la fe de mi mamá y mi papá para ayudarme a superar los problemas, pero he tenido que aprender que los demás no pueden pelear mis batallas por mí. Aprendí que la batalla le debe su existencia a tres verdades muy simples.
En primer lugar, Dios tiene una tarea diseñada a medida para tu vida. Tiene una tarea diseñada a medida para adaptarse a tus fortalezas, intereses y personalidad a nivel individual.
Cuando mi padre me entregó las operaciones de los Ministerios Internacionales Jerry Savelle, pensé que había escuchado mal a Dios. Estaba a dos segundos de decirle que no quería el puesto porque estaba llena de tanta vergüenza y culpa por la manera en que había vivido mi vida. Pensé: no lo merezco.
Pero esa mañana salí a caminar y vi una visión de mí misma parada al pie de la Cruz. El Señor me mostró que la sangre de Jesús había lavado todos mis pecados. Luego, en esa visión, me entregó un portapapeles y me dijo: Esta es una tarea para tu vida. También me entregó unas llaves y me dijo: Y estas son las llaves del reino de los cielos para cumplir con esa tarea.
Creo que también tienes un tablero diseñado a medida para tu vida. Es una tarea que Dios ha elegido para ti y que solo tú debes cumplir durante tu tiempo en la Tierra.
En segundo lugar, Satanás tiene una tarea diseñada a medida para tu vida, diseñada para atraer tus mayores debilidades y vulnerabilidades. Esto no es casual; está bien pensado. Hay un método para su locura y él tiene una tarea retorcida para tu vida que quiere que cumplas. Esto significa guerra.
Finalmente, necesitas un plan personalizado para mantenerte enfocado en la asignación de Dios. Si no logras bosquejar un plan para tu vida, entonces estás planeando para fallar. Dios te ha asignado una tarea: un llamado para hacer algo. Al igual que el CEO de una empresa, Dios te ha delegado esta tarea y espera que la cumplas durante tu tiempo en la Tierra (Salmo 39:4). Satanás sabe que tu tiempo es limitado, y está haciendo lo imposible para distraerte y lograr que pierdas el enfoque.
ENFÓCATE
Mike Murdock dice: “La única razón por la que los hombres fallan es debido a un enfoque roto.” Es por eso que Satanás idea distracciones en nuestra vida, para hacernos perder el enfoque. Para ayudarte a mantener el tuyo, Dios me ha dado los siguientes puntos.
Repara tu cerca
Recientemente leí una historia sobre una familia que criaba caballos miniatura. Su casa estaba situada al lado de un pequeño parque de vida silvestre. Un día estaban caminando por la propiedad y notaron que había un punto débil en la cerca. Algunos de los listones estaban caídos y faltaban algunos clavos. Pero pensaron: “Oh, no es gran cosa.”
Planearon arreglar la cerca cuando tuvieran dinero extra, pero ese dinero nunca llegó. Entonces, un día, la esposa miró por la ventana de la cocina y un león del parque vecino estaba devorando su caballo miniatura favorito. Había accedido atravesando el punto débil de la cerca.
¿No es así como funciona el diablo? Él encuentra un punto débil en tu vida, un área que sigues posponiendo, un área donde piensas: Nada malo ha sucedido todavía. Me ocuparé de eso más tarde. Ni siquiera sé cómo solucionarlo de todos modos. Después, un día, te encuentras distraído mirando hacia arriba y él está devorando todo lo que consideras preciado. Está devorando tu matrimonio, tu familia, tus finanzas, tu salud, tu carrera. Se aferra a una debilidad y la usa como una puerta de acceso.
“Reparar tu cerca” significa que debes identificar tus debilidades y lidiar con ellas. Significa no jugar con aquello que te tienta, por riesgo de abrir una puerta por la cual el diablo irrumpirá.
Escribe tu obituario
Necesitamos apartar la mirada de aquello que nos distrae, pero también tenemos que enfocarnos en una visión. Proverbios 29:18 dice: «Sin visión profética el pueblo perecerá.» (JBS). Eso es serio. Si no tienes una visión, morirás.
Un año en la escuela secundaria, cuando mis amigos y yo estábamos celebrando la semana de bienvenida, decorando y recorriendo la ciudad, de repente recibimos la noticia de que uno de los compañeros de colegio había caído de una camioneta y fallecido. Fue horrible: lo había visto momentos antes, gritando y riendo con todos nosotros.
Al día siguiente era la fiesta de Homecoming, y el colegio no tenía vida alguna. Todos tenían la cabeza baja. Llevamos nuestros uniformes y cintas, pero no había espíritu escolar. Nadie sabía qué decir.
Cuando comenzó la clase de inglés, la profesora nos pidió que sacáramos un papel y que pusiéramos nuestro nombre completo en la parte superior.
Entonces escribí, “Terri Lynn Savelle.”
Ella dijo: “Ahora quiero que escriban su fecha de nacimiento.”
Lo hice.
“Ahora quiero que escriban la fecha de anoche en el renglón que le sigue”, indicó. Luego prosiguió: “Ahora quiero que escriban su propio obituario.”
Al principio, todos pensamos que era un poco espeluznante. Pero ella continuó: “Piénsenlo. Si su vida hubiera terminado anoche, ¿qué quisieran que la gente diga sobre ustedes? ¿Cómo describirían su personalidad? ¿Su carácter? ¿Aquello por lo que quieren ser reconocidos? ¿Qué quieren lograr en su vida? ¿Qué tipo de contribuciones quieren hacer?” Ella prosiguió: “No escriban lo que la gente diría en este momento. Quiero que escriban lo que quieren que la gente diga cuando su vida termine.”
Al final de la clase, cuando entregamos nuestros escritos, ella dijo: “Clase, quiero que sepan que no acaban de escribir sus obituarios. Acaban de escribir sus sueños.” Y agregó: “Ahora, vayan a vivirlos.”
Necesitas escribir tu propio obituario: tus sueños dados por Dios. Este se convertirá en la declaración de la misión de tu vida, la forma en que quieres ser recordado. Será una guía para vivir. Luego, cuando llegue la tentación, todo lo que tendrás que hacer es sacar tu hoja y preguntarte: “¿Se alinea esto con lo que quiero cumplir durante mi tiempo en la Tierra?”
Siéntate en tu computadora o con tu diario y escribe tu obituario, tus sueños dados por Dios, la declaración de la misión de tu vida… hoy.
Divídelo en visiones diarias
¿Cómo te comes un elefante? Lo haces un bocado a la vez. ¿Cómo prosigues después de un gran sueño? Un día a la vez.
Sin importar cómo lo mires, tu futuro está oculto en tu rutina diaria. El éxito no es un gran evento que sucede en tu vida. Es el resultado de disciplinas diarias que te llevan a la voluntad perfecta de Dios. Lo puedes ver con mi padre, el hermano Kenneth Copeland, y otros hombres y mujeres fuertes de fe. No fue un gran evento lo que los hizo alcanzar el lugar donde se encuentran hoy. Los Copeland todavía escuchan la Palabra, todavía hablan la Palabra, todavía protegen sus bocas, aún protegen sus corazones, aún hacen todas esas cosas que los llevaron a donde están. Los hábitos diarios son los que nos llevan al plan de Dios.
Estoy convencida de que debes recibir dosis diarias de la Palabra de Dios para mantenerte enfocado en tu tarea. Tengo suficiente experiencia para saber que no puedes cumplir la tarea de Dios por tu propia cuenta. Debes tener un plan, y parte de ese plan es escuchar la Palabra todos los días hasta que se convierta en parte de tu vida, como cepillarse los dientes. No dejarías pasar un día sin cepillarte los dientes. Tampoco deberías ignorar el tiempo en la Palabra.
Tantas veces puse la Palabra por solo 10 minutos en la mañana, antes de correr o mientras conducía para comprar un burrito, y durante esos 10 minutos recibí exactamente lo que necesitaba para ese día. Es sorprendente lo que 10 minutos de la Palabra pueden hacer por tu enfoque.
Tenemos que hacer cosas como estas a propósito para mantenernos enfocados. Comienza el hábito de escuchar la Palabra todos los días. Coloca un reproductor de CD en el tocador de tu baño junto con una gran nota que dice “ENCIÉNDELO”. Te mantendrá concentrado. Pronto, comenzarás a pensar de manera diferente, actuar de manera diferente y ver las cosas de manera diferente. Las cosas que solían tentarte ahora se verán fácilmente como trampas, porque la Palabra de Dios trae luz y siempre vence a la oscuridad.
Haz lo que Dios te está diciendo que hagas
Puedes leer un artículo como este, emocionarte y pensar, ¡Voy a hacer eso! Voy a escribir mi declaración de misión. Voy a comenzar a escuchar la Palabra todos los días. Voy a hacer una inversión en mi vida. Pero, una vez que comienzas, es fácil compararte con los demás, otros que no están haciendo nada, y relajarte como ellos. Es fácil relajarse y ofrecer concesiones.
Haz lo que Dios te está diciendo que hagas, porque al fin y al cabo, la única persona por la que le responderás será por ti. Cuando estés delante de Dios, solo darás cuenta de tu vida.
Es hora de elevarse por encima del status quo. La gente promedio nunca aparece en los libros de historia. Tenemos que estar dispuestos a hacer más que otros si queremos lo mejor de Dios. Hay un viejo dicho: “El promedio está tan cerca de la parte inferior como de la superior.” No te conformes con ser un cristiano promedio, pastor, empresario, cónyuge, padre o cualquier otra cosa.
Vuelve al comienzo
En otras palabras, todas las cosas que sabes hacer, tienes que seguir haciéndolas. Joyce Meyer le preguntó una vez a un hombre que había estado en el ministerio más de 40 años: “Si pudieras decirme una cosa que me ayudaría a mantenerme enfocada en mi vida y ministerio, y evitar la tentación, ¿cuál sería?”
Él pensó por un minuto, y le respondió: “Lo que sea que hayas hecho para llegar a dónde estás, no dejes de hacerlo.” Una vez que llegues a donde quieres llegar, pregúntate qué fue lo que te llevó allí. Escuchar la Palabra. Declarar la Palabra. Tener disciplinas diarias en tu vida que nunca abandonaste. Eso es lo que marcará la diferencia. Eso es lo que nunca debes dejar de hacer. Siempre vuelve al comienzo.
Manteniendo tu enfoque
Todos conocemos personas que nunca parecen avanzar. Pasan los años y nada cambia en sus vidas. Están haciendo lo mismo, lidiando con las mismas situaciones, aún en relaciones en las que no deberían estar, luchando contra las mismas adicciones. Eso no es lo mejor de Dios para nuestras vidas.
Dios tiene una tarea que solo tú puedes cumplir. Te ha dado un tiempo asignado en la tierra para hacer lo que solo tú puedes hacer, pero debes mantenerte concentrado. Dios quiere que pelees tus propias batallas, y que las ganes.
Repara tus cercas. Escribe tu obituario y mantén esa declaración de misión frente a ti. Escucha la Palabra a diario. No te compares con los demás. Sigue haciendo lo que te hace exitoso. Entonces, cumplirás tu tarea dada por Dios.