«Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste» (Juan 17:21)
Como creyentes, ya es tiempo de que empecemos a vivir en la unidad por la cual oró Jesús en Juan 17:21. Es hora de que nos apoyemos tanto en los buenos tiempos como en los malos tiempos, y que nos demos cuenta de que nos necesitamos los unos a los otros.
Es indispensable. Necesito de tu fe tanto como tú necesitas de la mía. Juntos podemos enfrentar cualquier cosa, y tener la victoria en Jesús.
Déjame explicarte porqué. En Juan 3:34, Dios dice que a Jesús le fue entregado el Espíritu Santo sin medida. Él era más poderoso que todos los demonios del infierno y todos los espíritus malignos, incluyendo al mismo Satanás. Jesús pudo haberlos derrotado de una sola vez.
Ahora considera esto. Nosotros somos el Cuerpo de Cristo. A cada uno se le ha dado una medida de fe, según Romanos 12:1-3. Esa medida es suficiente para todas nuestras necesidades personales. Sin embargo, lo que está en juego va más allá que nuestras propias vidas.
¡Tenemos un mundo por conquistar! Somos la generación de los últimos tiempos. Necesitamos toda la ayuda disponible y necesaria. Pero, gracias a Dios, sí podemos conseguirla.
¿Cómo? Uniéndonos. Vemos en Efesios 4:13 que, al unirnos en la fe, alcanzaremos “la estatura de la plenitud de Cristo”. En otras palabras, cuando el Cuerpo de Cristo se una y comience a funcionar como uno, tendremos acceso al Espíritu Santo sin medida, ¡al igual que Jesús!
Será entonces cuando los ministerios empezarán a funcionar en la plenitud de sus llamados. Comenzaremos a ver la plenitud de las manifestaciones del Espíritu Santo. Veremos a Jesús como nunca antes lo hemos visto.
Entonces el mundo sabrá que el Padre lo envió.
Alcanza esa unidad hoy. Ponte cada día a disposición de Dios para orar por otros. Comienza tu día diciendo: “Espíritu Santo, úsame para orar por alguien hoy. Te ofrezco mi medida de fe.”
Una vez que verdaderamente nos unamos, los demonios del infierno no podrán vencernos. ¡Marcharemos sobre ellos en la plenitud del poder de Jesús y ¡esta época terminará de forma gloriosa!