Hoy en día, muchos de los ciudadanos estadounidenses aún luchan contra las intenciones de los padres fundadores y se preguntan, 200 años más tarde, si nuestra nación fue ordenada por Dios. Pero, cualquiera que conozca a Dios, sabe que Él fue Quien estableció América a propósito. No hay otra nación como esta en la tierra. Nunca la ha habido y nunca la habrá, al menos hasta que otras naciones puedan poner a Dios en control de sus gobiernos como Él lo está en el nuestro.
Su control de este país se remonta al principio.
Se hizo un pacto a bordo del barco Mayflower, el cual unía América con el Señor. De la misma manera que la nación de Israel tiene un pacto con Dios, Estados Unidos también lo tiene. Y así como hizo responsable a cada judío de cómo la nación de Israel respondió a Sus profetas y a Su dirección, Dios responsabiliza a los cristianos de América hoy en día.
Ordenada y Separada
Comparemos lo que el SEÑOR nos dijo en Romanos 13:1-3 con la manera en que Dios estableció los Estados Unidos:
Todos debemos someternos a las autoridades, [“autoridades civiles” en el texto griego original] pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios. Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos. Porque los gobernantes no están para infundir temor a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación…
Hace años, aprendí sobre el pacto de los Estados Unidos con Dios y me acerqué al Señor para preguntarle sobre los líderes impíos en este país en aquel entonces. Me preguntaba cómo estos líderes podrían ser ordenados y separados por Él. Dondequiera que miraba, veía más impiedad. Dios me recordó al rey Saúl de Israel. Él nunca había planeado que Israel tuviese un rey. Fue solo por el hecho de tener un pacto con Dios y su solicitud de un rey que Dios les entregó lo que deseaban. Incluso más adelante, el liderazgo del rey David no estaba en la voluntad perfecta de Dios debido a que nunca había planeado que Israel tuviera un rey. Pero, por Su misericordia, solucionó la situación de Saúl y llamó a David para que fuera rey.
De igual manera, Dios me mostró que los líderes impíos en este país fueron establecidos porque Su pueblo (los cristianos) los eligieron —ya sea votando por los impíos o no votando en absoluto—.
Él me dijo: Mucha de mi gente votó, pero ignoraron el lado del pecado de esa administración a causa del dinero. Pero no fue ese partido político ni esa persona a cargo lo que trajo prosperidad financiera a esta nación. Fue porque más personas habían comenzado a diezmar… ya que muchas personas habían estado predicando sobre este aspecto y predicando sobre la economía del cielo. Esa es la razón por la cual la economía comenzó a mejorar. Pero cuando Mi gente les dio crédito a los políticos, la economía se desinfló.
Si esta nación está buscando a Dios, entonces la paz, la prosperidad y la bondad podrán crecer y el evangelio podrá recorrer el mundo. Esta nación tiene que prosperar espiritualmente, porque tenemos que llevar la PALABRA de Dios al mundo. Otras naciones también están llamadas a hacerlo, pero debido a los orígenes de los Estados Unidos y al trabajo de Dios como resultado, nuestra nación se ha convertido en la Cuna del Evangelio y la Cuna de la Democracia.
Es nuestra responsabilidad
El gobierno es un asunto serio. La política, la prosperidad y la economía nunca han sido asuntos políticos. Son asuntos espirituales, porque la prosperidad proviene de Dios.
Somos responsables de esta nación porque Dios nos la entregó. ¿Recuerdas 2 Crónicas 7:14? «Si mi pueblo, sobre el cual se invoca mi nombre, se humilla y ora, y busca mi rostro, y se aparta de sus malos caminos, yo lo escucharé desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.»
Si crees que nuestro gobierno es una institución secular y que tú no tienes nada que ver con el mismo porque eres cristiano, piénsalo de nuevo. Dios no dijo que toda la nación tuviera que arrepentirse del mal. Él solo dijo que Su pueblo tenía que arrepentirse. Y como resultado del arrepentimiento, Dios sanará nuestra tierra. Como miembro de Su pueblo, serás responsable de esta nación. Como creyentes nacidos de nuevo, es hora de ponerse de pie juntos y hacer una limpieza.
Parcialmente, la manera en la que creemos debe demostrarse cuidadosamente al elegir qué candidato recibe nuestro voto. Al hacerlo, tenemos que estudiar el fruto en la vida de esa persona y asegurarnos de que tengan los mismos valores que nosotros. Si un candidato —o las personas que apoyan a un candidato— están promoviendo el aborto, el pecado sexual, la pornografía o algo similar, debemos reconsiderar nuestro apoyo a esa persona.
Las personas no creyentes no están divididas sobre quién votar. Ellos simplemente apoyan a las personas que les facilitarán continuar pecando.
Cambiando de rumbo
Los cristianos en Estados Unidos no nos hemos unido, y hemos hecho un pésimo trabajo cuando oramos por nuestro gobierno. Mira 1 Timoteo 2:1-3: «Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador.»
Descubrí este versículo durante mis primeros dos años en el ministerio. Por más de 50 años he estado orando diariamente por los líderes mundiales. De hecho, es lo primero que menciono ante Dios en mi tiempo de oración. Cada día hago una pausa y le permito a Dios que me muestre dónde desea usarme a mí y a mi fe. Y muchas veces, poco tiempo después de haber orado por una situación, me entero de ello. Es un lugar espiritual emocionante: orar, ver a Dios trabajar en situaciones gubernamentales como resultado de nuestra oración y saber que el diablo recibió un golpe en la cabeza.
Incluso ha habido situaciones en las que el Señor más tarde me confirmó que, si no hubiera sido obediente a orar, Él no podría haberse movido en un área de mi vida como lo hizo. Me dijo: como me acompañaste en esa área, ahora te acompañaré en esta.
Sin Dios somos nada
No hay gobierno aparte de Dios. En la fundación de este país, Dios estableció un pacto con esta nación. Él lo ordenó y todavía lo controla. Como Su pueblo, no deberíamos delegar el funcionamiento de este país al mundo. En cambio, debemos defender lo que Dios desea hacer con él y a través de él. Recuerda: Dios es un Dios de buen gobierno: Él fue Quien lo estableció. Y nos ordenó a nosotros ser responsables del mismo.