Los pastores enfrentamos con frecuencia el reto de un nuevo santuario cuando las instalaciones se vuelven demasiado pequeñas. En nuestra iglesia, enfrentamos esta situación a medida que la congregación aumentó. Simplemente, nos quedamos sin espacio.
Se hizo una decisión: ¡era el momento de construir!
Sin embargo, yo no sabía las lecciones que aprendería a raíz de esa experiencia. No sabía hasta qué punto tendría que aprender a defender mi posición.
Descubrí que mantenerse firme no es siempre fácil —especialmente cuando estás construyendo una iglesia libre de deudas. El “camino fácil” habría sido pedir el dinero prestado. “Pide un préstamo y termina de una vez”, me decían. Pero como ya lo sabes, los Ministerios Kenneth Copeland no piden dinero prestado. Todo en KCM es libre de deudas, incluyendo nuestro santuario. ¡Alabado sea Dios!
La construcción de nuestro santuario comenzó con un gran evento. Celebramos. Marcamos el comienzo de la construcción. Recibimos ofrendas. Pero, a medida que pasó el tiempo, el costo de la construcción aumentó. El proceso se complicó. La presión comenzó a crecer.
En un momento durante el proceso de construcción, tuve que irme. Mi familia y yo estábamos de vacaciones, cuando sonó el teléfono. Alguien de nuestro equipo de construcción estaba llamando. “Pastor George, el costo aumentó $1 millón de dólares.”
“¿Qué?”
Al día siguiente llamaron de nuevo. “Ha subido otro millón.”
“¿Te escuché bien?”
Tercer día: “Otro millón.”
Les respondí: “Estoy de regreso”.
Tuve que interrumpir nuestras vacaciones para poder regresar a la casa y prevenir que el costo siguiera aumentando.
Descubrí algo muy interesante. Las finanzas no eran el problema. El verdadero problema era que yo estaba bajo presión. Dejé caer mi fe y comencé a dudar. En consecuencia, eso eventualmente le abrió la puerta al diablo para que entrara y trajera confusión.
Mi fe subió y bajó a través de todo el proyecto. Pasé demasiadas noches sin dormir y días llenos de estrés. Finalmente terminamos de construir, pero no sin dar pelea. Después de un tiempo de profunda reflexión, me di cuenta de lo que debí haber hecho: Debí haberle entregado la preocupación de la construcción al Señor, entrar en su descanso y permanecer en fe. ¡Debí haber defendido mi posición!
Mantente firme en tu lugar
En Efesios 6:10-11 (La Biblia Amplificada, Edición Clásica), Pablo habla acerca de mantenerse firme: “Sean fuertes en el Señor [empoderados a través de su unión con él]; extraigan su fortaleza de él [esa fuerza que proporciona Su poder ilimitado]. Pónganse la armadura completa [la armadura de un soldado con las armas pesadas que Dios provee], para que puedan mantenerse firmes y exitosamente en contra de [todas] las estrategias y trampas del diablo». Nosotros podemos mantenernos firmes en contra del diablo. Es posible. Podemos mantenernos firmes en contra del temor, la escasez y la enfermedad. Incluso podemos enfrentarnos a un proyecto de construcción abrumador, ¡y tener éxito!
En los versículos 13-14, leemos: «Por lo tanto pónganse la armadura completa de Dios, para que puedan resistir y mantenerse en su lugar en el día malo [peligroso] y, habiendo hecho todo [lo que la crisis demanda], mantenerse [firmes en su lugar]. Por lo tanto, manténganse [firmes en su lugar]» (AMPC).
Debemos alcanzar un momento en nuestra vida en el cual, sin importar lo que suceda, nos mantengamos firmes y en nuestro lugar. A través de los años, he observado de manera personal a Kenneth y Gloria Copeland en cada situación imaginable bajo presión —en la vida y en el ministerio—. Ellos se han mantenido en la PALABRA en cada ocasión. Se han mantenido firmes en su lugar —permaneciendo en Su Descanso y rehusándose a permitir que la presión invadiera sus corazones. Han permanecido firmes y estables y realmente son el ejemplo consumado del Salmo 112. ¡Sus corazones están establecidos!
¿Cómo nos mantenemos firmes en nuestro lugar?
Segunda de Corintios 1:24 tiene la respuesta: «… pues por la fe se mantienen firmes» (Reina Valera Contemporánea). Nuestra posición proviene de un lugar: la fe en La PALABRA de Dios.
A medida que más PALABRA de Dios depositemos en nuestro corazón, más efectivamente podremos mantener nuestra posición. Mientras más fuertes somos, más fácil nos es creer y recibir. Como pastor, frecuentemente le pregunto a los miembros de mi congregación en qué están creyendo. Cuando me responden, usualmente prosigo a hacerles esta pregunta; ¿En qué escrituras están manteniéndose firmes?
En algunas ocasiones las personas no lo saben. Ese en un gran error.
La posición que tomes debe fundamentarse en la PALABRA de Dios que está en tu corazón y en tus labios. Esa PALABRA debe ser tan real para ti, que se convierte en parte de tu ADN. Debes vivir, respirar, pensar, caminar y hablar esa PALABRA.
Si me preguntaras por qué cosas estoy creyendo este año, te diría lo siguiente: Estoy manteniéndome firme por la perfecta voluntad de Dios en mi vida, mi familia y mi iglesia. Realmente no queda tiempo para nada más. Proverbios 19:21 (AMPC) dice: «Existen muchos planes e ideas en la mente del hombre, sin embargo, solo el propósito del Señor para él se mantendrá». Yo quiero el plan estratégico de Dios. Solamente ese plan se mantendrá.
Además, me mantengo firme en Hebreos 13:20-21 (AMPC): «Que el Dios de paz… los fortalezca (complete, perfeccione) y los haga aquello que deben ser, los equipe y capacite con todo lo que necesiten para que hagan Su voluntad; [mientras Él] obra en ustedes y hace en ustedes aquello que le es agradable». He estado depositando estos versículos en mi espíritu por algún tiempo. La PALABRA que he estado meditando y confesando se ha convertido en una fortaleza muy grande en mi interior y me está ayudando a mantenerme firme en mi lugar con confianza.
He leído esos versículos una y otra vez. Se han convertido en algo tan real para mí, que creo completamente que la perfecta voluntad de Dios en mi vida se está llevando a cabo, en mi familia y en mi iglesia. Estoy manteniéndome firme en esas escrituras. Mientras más fuerte me hago en la PALABRA, más fácil se me hace mantenerme en mi lugar.
La segunda vez
Actualmente nuestra iglesia está construyendo otro edificio. Se trata de nuevas instalaciones para los jóvenes y los niños. Por supuesto, ¡estamos construyendo sin deudas! Así como el santuario principal, nos ha tomado algún tiempo. Hemos enfrentado problemas que no esperábamos y hemos creído por todas las finanzas. Sin embargo, hay algo muy distinto en esta ocasión: lo estoy manejando de una manera distinta. Estoy armado de mis escrituras para “el edificio nuevo”, caminando en el reposo de Dios, entregándole el cuidado de todo y manteniéndome en fe. En esta ocasión, ¡estoy manteniendo mi posición con agresividad!
¡No he perdido ni un minuto de sueño con este proyecto! Dios me ha dado Su PALABRA, un plan grandioso, un equipo maravilloso lleno de fe y una congregación. Esa es una combinación invencible.
Esos días de preocupación, estrés y ansiedad —especialmente en lo que respecta a la construcción de edificios— ¡se han acabado para siempre!
Estamos progresando muchísimo. Declaramos que el edificio de los niños y los jóvenes está: “¡Terminado, Amoblado, Lleno y Libre de Deudas!”
Déjame preguntarte algo: ¿Has retrocedido en tu posición de fe? ¿Te has desanimado durante la espera, o la falta de provisión? Entonces, ha llegado el momento de que tengas fe de nuevo. Ha llegado el momento de que te mantengas firme.
Como Kenneth E. Hagin lo dijo en una ocasión: “Si tienes la voluntad de permanecer firme para siempre, no tendrás que permanecer firme por mucho tiempo.”
¿Por qué cosa le estás creyendo a Dios? Escríbelo.
¿En qué escrituras estás basando tu fe? También escríbelas.
Confiésalas. Medita en ellas. Enraízate, cimiéntate, ánclate y establécete en la PALABRA de Dios.
Mientras más enraizado estés, más firme te mantendrás.
Ahora repite en voz alta: “Tomo la decisión de calidad de mantenerme firme en mi posición. Soy fuerte en el SEÑOR. Me mantengo firme en la PALABRA de Dios. Me rehúso a retroceder, darme por vencido o abandonar. No puedo ser movido y no me moveré. ¡Me mantengo firme en mi posición en el Nombre de Jesús!”