¡Hola Superkid! Jesús estaba buscando a la persona con quien trabajar ¡y te encontró! Ya tienes en ti todas las cualidades que Él necesita. El mes pasado hablamos sobre tu ropa de trabajo. ¡Tu uniforme oficial de trabajo combina con todo, es el correcto para cualquier ocasión, ¡y nunca falla! ¡Sí, es tu uniforme del AMOR!
Entonces, ahora que ya estás vestido y listo para trabajar, debes conocer a tu jefe. Recuerda que el Dueño de este negocio del Reino es nuestro Dios Padre. Él ha puesto todo a cargo de Su Hijo Jesús. ¿Adivina qué? ¡Trabajarás directamente con Él! ¡Sí, Jesús es tu nuevo Jefe! Él pagó un alto precio para poder hacer este trabajo, al padecer todo pecado y enfermedad para luego morir en la cruz por ti y por mí. Juan 3:16-17 (Traducción de la Pasión) dice: «Esta es la medida con la que Dios amó al mundo: Él entregó a su unigénito Hijo como un regalo. Así que ahora todos los que creen en él nunca perecerán, sino que experimentarán la vida eterna. ¡Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgarlo y condenarlo, sino para convertirse en su Salvador y rescatarlo!»
¡El Padre nos amó tanto que entregó a Su Hijo para rescatarnos del poder del pecado! El Padre quiere que seamos tanto Sus hijos como lo es Jesús. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, nos ofreció Su justicia para que podamos ser parte de la familia de Dios. Todo lo que tenemos que hacer es creerlo y aceptarlo. ¿Ya lo conociste? Si no, hay un paso que deberás seguir antes de comenzar tu trabajo. Romanos 10:9-10 (Nueva Traducción Viviente) dice: «Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo.»
Superkid, Jesús quiere venir y vivir en tu corazón. Él quiere ser tu Señor, pero debes entregarte a Él. Ora esto en voz alta:
Padre, gracias por entregar a Tu hijo para salvarme. Yo creo que murió en la Cruz por mí y que resucitó para poder vivir dentro de mí. Jesús, entra en mi corazón. ¡Sé el Señor de mi vida… hoy!
¡Hurra! ¡Bienvenido a la familia de Dios! ¿Sabes lo que acaba de pasar? ¡Jesús es ahora tu Señor! La palabra “señor” significa “maestro, en autoridad, a cargo”. Así que ¡lo convertiste en tu jefe! Ahora está a cargo de tu vida, tu salud, tus acciones, tus heridas y tus errores. Él es Señor sobre TODO, ya sea bueno o malo.
En calidad de jefe, puedes confiar en que Jesús te guiará, ¡porque Él te AMA! Tiene un gran plan para ti. Él sabe todo sobre ti y lo que te espera. Más importante aún… Jesús te ayudará a hacer todo lo que te diga. No esperará que hagas tu trabajo por ti mismo. ¡Él quiere promover tu éxito! Para lograrlo, sólo tienes que pertenecerle y dejarlo ser tu jefe.
Cuando le pertenecemos a Él, no debemos tenerle miedo a nada. El Salmo 23:4 (TPT) dice: «…el miedo nunca me conquistará, ¡porque tú ya lo has hecho! Permaneces cerca de mí y me conduces por todo el camino. Tu autoridad es mi fuerza y mi paz. La comodidad de tu amor me quita el miedo. Nunca estaré solo, porque tú estás cerca.»
Dejar que Él se encargue de nosotros nos da Su fuerza y Su paz, por lo que no habrá nada en nuestras vidas con lo que no pueda ayudarnos, ¡incluso cuando nos equivoquemos! Esa debe ser la mejor parte de este jefe. No espera que seamos perfectos ni que nunca cometamos errores. Él nos conoce. Él sabe cómo es el ser humano, porque él también es humano. El Salmo 18:32 dice: «Me has envuelto en el poder y ahora has compartido conmigo tu perfección».
Superkid, cuando le pediste a Jesús que entrara en tu corazón, Él te llenó con Su Espíritu, y TU espíritu se volvió completamente nuevo y tan perfecto como el Suyo. Tu espíritu cambió instantáneamente, pero tu alma (es decir la mente, la voluntad y las emociones) permaneció igual, a menos que realmente comiences a entregarle tu vida. Cuando lo conviertas en Señor (Maestro, Gobernante, Rey, Jefe), Él COMENZARÁ a cambiar: tu mente, la parte de ti que piensa; tu voluntad, la parte que toma decisiones; y tus emociones, la parte de ti que siente.
A medida que seguimos observando y siguiendo a Jesús, LLEGAMOS a ser como Él. No es un trabajo duro. Mira esto en 2 Corintios 3:16-18 (El Mensaje):
“Sin embargo, cada vez que se vuelven para enfrentar a Dios como lo hizo Moisés, Dios quita el velo y allí están, ¡cara a cara! De repente reconocen que Dios es una presencia viva y personal, no un pedazo de piedra cincelada. Y cuando Dios está personalmente presente… nada entre nosotros y Dios, nuestros rostros [brillan] con el brillo de Su rostro. Y así nos transfiguramos como el Mesías, nuestras vidas gradualmente se vuelven más brillantes y hermosas a medida que Dios entra en nuestras vidas y nos volvemos como Él.”
Esta vida con Jesús no es una de reglas y perfección, sino una vida de gozo y paz en Él. Sí, hay mucho por hacer, pero ¿qué otro jefe querrá hacer las cosas por ti, más de lo que espere que tú hagas por Él? Seguiremos hablando hasta el próximo año sobre cómo es tu trabajo en el negocio de la familia. Hasta entonces, mantén en tu mente lo que leemos en Romanos 12:
«Entonces, esto es lo que quiero que hagan, mientras Dios les ayuda: tomen su vida cotidiana y ordinaria: dormir, comer, ir al trabajo y caminar, y colóquenla ante Dios como una ofrenda. Aferrarse a lo que Dios hace por ustedes es lo mejor que pueden hacer por él. No se adapten tanto a la cultura que los rodea hasta encajar en ella sin siquiera pensarlo. En cambio, fijen su atención en Dios. Serán transformados de adentro hacia afuera. Reconozcan fácilmente lo que Él quiere de ustedes y respondan rápidamente. A diferencia de la cultura que los rodea, siempre arrastrándolos a su nivel de inmadurez, Dios saca lo mejor de ustedes, desarrollando una madurez bien formada en ustedes» (versículos 1-2).
Superkid, este es el trabajo número uno: Conocer al jefe. Él es asombroso y siempre está listo. ¡Vas a amar trabajar para Jesús!
Hasta la próxima,
Comandante Kellie