Alguna vez has orado de esta manera: ¡Oh, Dios, necesito más poder! ¡Por favor… Por favor… Por favor dame más poder, SEÑOR! Yo sí. De hecho, hace algunos años oré de esa manera, seriamente suplicándole a Dios para que me diera un mayor poder para ministrar. Esa oración estaba bien, era una oración muy espiritual. Sin […]
premium