«También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos.»
2 Timoteo 3:1
En estos días, por todas partes se ven señales de escasez, desastre y desesperación general. Gracias a Dios, esta no es la actitud del creyente que vive activamente por la fe. Necesitamos cuidarnos de no reaccionar a las circunstancias que nos rodean, sino más bien responder a la PALABRA de Dios y obtener nuestra fortaleza de Él.
¿Notaste alguna vez como, cuando las personas se llenan de temor a la carencia, comienzan a acaparar? Se ponen quisquillosos y harán cosas que nunca harían en otras circunstancias. Esperarán en largas filas para adquirir cosas que probablemente nunca comprarían.
Hace unos días, mi familia y yo cenábamos en un pequeño restaurante del barrio y la dueña y yo hablábamos sobre este tema. Ella me dijo: “La gente que compra carne al por mayor, se ha convertido en una especie de mafia enfurecida.” Ella no quería atravesarse en medio de ellos con carne recién comprada.
Estas personas no suelen ser así. A veces se trata de nuestros propios vecinos y amigos. Han sucumbido a un viejo espíritu de acaparamiento. No es más que avaricia camuflada de algo diferente: primero el miedo, luego el acaparamiento, luego la avaricia, luego algo lamentable como aprovecharse de otro hombre, y así sucesivamente. Esta atmósfera fomenta acciones tan condenables como el mercado negro y la anarquía de todo tipo.
¿Qué podemos hacer? ¿Cómo debemos guardarnos para que el maligno no nos toque? (Lee 1 Juan 5:18.)
Lo primero que debemos hacer es recordar que no somos de este mundo, y que no nos regimos por su carencia. Nuestro Dios satisface nuestras necesidades según Sus riquezas en gloria. Debemos vigilar nuestra actitud hacia el dar. Este es el momento de ser dadivosos, en lugar de caer en un espíritu de acumulación, no sólo para nuestro propio bienestar, sino también para el de aquellos que nos rodean. Tu testimonio al dar sin miedo puede ser la herramienta que el Espíritu Santo necesita para romper el espíritu de acaparamiento en tu área.
Otra cosa que debemos hacer es protegernos del miedo. El miedo es el primer paso hacia este tipo de avaricia. Proverbios 4:23 nos instruye a guardar, o proteger, nuestros corazones con toda diligencia. Hace unas semanas, durante una de nuestras reuniones de oración del personal, el Espíritu Santo nos habló y nos dio instrucciones en este sentido. A continuación encontrarás una copia de lo que nos dijo. Léelo con mucha atención.
Presta atención a estas palabras como palabras de instrucción, palabras del don de la palabra de sabiduría del Dios Todopoderoso. Desde ahora, hasta el regreso de Jesús, será muy peligroso invertir mucho tiempo mirando los noticieros en la televisión, leyendo los periódicos y otros métodos de información sobre los acontecimientos en la tierra. Repito: Será peligroso hacer estas cosas. La razón por la que será peligroso es porque sucederán tantas catástrofes, tantos cataclismos en la tierra durante este corto período de tiempo, que ninguna mente humana puede comprenderlas en su totalidad. No serán capaces de descifrarlas mentalmente, no serán capaces de juzgarlas mentalmente, y no serán capaces de razonar mentalmente lo que esté sucediendo globalmente. Ocurrirá demasiado en muy poco tiempo, y será demasiado masivo y humanamente horrible para que cualquier persona pueda procesarlo en su totalidad. Esta época será conocida como el “Día de las malas noticias”. Será un tiempo ideal para transmitir malas noticias, algo nunca visto.
Si te detienes a meditar en estos acontecimientos, pasarás al lado de la carne y sufrirás sus efectos. Mi PALABRA dice que los corazones de los hombres fallarán por miedo a las cosas que vendrán sobre la tierra. Presta atención a estas palabras con mucho detenimiento. YO SOY EL QUE SOY, dice el Señor Dios de los Ejércitos. Cuando el mundo no tiene dinero, Yo todavía tengo un camino. Cuando el mundo no tiene salud, Yo todavía tengo un camino. Porque Yo soy llamado EL CAMINO; y donde no hay camino, Yo soy el camino, dice el SEÑOR.
Escúchenme. Estas no son palabras vacías, ni ociosas. Escúchenme. Escúchenme. Escuchen Mi Voz y estarán de pie en medio de la abundancia cuando el mundo esté abatido. La gente los mirará y les dirá: “¿De dónde proviene lo que reciben? ¿Cómo hacen para recibirlo?” Y ustedes les responderán: “Mi Dios satisface todas mis necesidades según Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Les doy Mi PALABRA, dice El SEÑOR, que cuando la situación en la tierra sea tal que Mi gente ya no sea capaz de vencerla, entonces Yo la venceré por la Resurrección. Los sacaré de la boca del león. [Este es el don de la Palabra de sabiduría]. Esta es la sabiduría de Dios. Préstenle atención. Escúchenla. Denle la espalda a los elementos miserables del mundo. No se informen con las malas noticias. Infórmense con las buenas nuevas del Evangelio. Sin importar cuan malas luzcan las cosas en la tierra, yo acortaré el tiempo, dice el Señor, y no los consumirá. ¡No te consumirá! No les dañará ni un pelo de la cabeza, y no perecerán, porque Yo vuelvo por un Cuerpo glorioso, poderoso y recto. Así será, dice el Señor. Así será. Pues ya está casi terminado. Esto que les he entregado es para todo el Cuerpo de Cristo.
Léelo otra vez. Recuerda que Él dijo que lo escucharas cuidadosamente. Toma la decisión de responder con fe en lugar de reaccionar con miedo. V