“Este es mi regalo para ti, Jesús. ¡ME entrego a Ti! Te doy mi vida, mis pensamientos, las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, cada latido de mi corazón, mi habilidad, mi talento, mis cosas buenas y mis cosas malas, mis fortalezas y mis debilidades, te lo entrego todo a ti, ahora.”
Jesús: te entregaré mi regalo a diario, igual que lo es Tu regalo para mí.
¿Queeeeé? ¿Entiendes la dimensión de lo que acabamos de decir? ¿Será que podemos entregarle este regalo que nos ha tomado todo un año de preparación y dárselo a Jesús A DIARIO de la misma manera que JESÚS nos entrega Su vida? Superkid, ¡muchos te dirán que eso es imposible! ¡Pero Él nos entrega Su vida todos los días! El Salmo 121:3-6, en La Traducción Biblia Viva (Living Bible), es muy claro al respecto: «Nunca me dejará tropezar, resbalar o caerme. Porque Él siempre está observando, nunca durmiendo. ¡Jehová mismo te está cuidando! Él es tu defensor. Te protege día y noche.»
Él está listo por nosotros cada minuto, de cada día, y ni siquiera duerme. Él siempre tiene Su mirada fija en nosotros y nos cuida, día y noche.
“¡Pero Comandante, ese es Jesús! ¡Él es el hijo de Dios! ¿Quién se atrevería a hacerle esa promesa?” El Salmo 15:1, en la Traducción de la Pasión, parece estar de acuerdo: «Señor, ¿quién se atreve a morar contigo? ¿Quién presume el privilegio de estar cerca de ti, viviendo a tu lado en tu brillante lugar de gloria? ¿Quiénes son los que diariamente habitan en la vida del Espíritu Santo?»
¿Nos atreveremos a morar con Él? La palabra morar significa “vivir o quedarse permanentemente, todo el tiempo, A DIARIO”. La idea detrás de esta pregunta a modo retórico es la siguiente: ¿Quién se atrevería a pensar que es lo suficientemente bueno como para vivir y morar en el mismo lugar que mora Dios Mismo? ¿Quiénes son los que diariamente habitan en la vida del Espíritu Santo? ¡Esta suena como otra pregunta, pero en realidad es la respuesta! ¿Quién puede morar con Dios mismo? Respuesta: ¡Aquellos que diariamente moran en la vida del Espíritu Santo! El Salmo 15:2-5 continúa describiendo a estas personas, que suenan como un grupo de cristianos bastante asombrosos:
«Son apasionados y genuinos, siempre sinceros y siempre dicen la verdad, porque sus corazones son dignos de confianza. Se niegan a calumniar o insultar a otros; nunca escucharán chismes o rumores, ni dañarían a otro con sus palabras. Hablarán apasionadamente contra el mal y los hacedores del mal mientras elogian a los fieles que siguen la verdad. Se comprometen firmemente y cumplen, incluso a un gran costo. Nunca aplastan a otros con explotación o abuso y nunca serían comprados con un soborno contra inocentes. Nunca serán sacudidos; se mantendrán firmes para siempre.»
Mientras lees esa descripción de estos VALIENTES niños (o personas), podrías pensar: no puedo actuar así todo el tiempo. Amo a Jesús, pero cometo demasiados errores. O quizás, ¡no soy lo suficientemente valiente como para vivir de esa manera en el colegio! ¡Quizás eso significa que no puedo vivir en Su casa todos los días! Superkid: ¡pensar de esa manera es pensar al revés!
Ser grandioso en todas esas áreas no es lo que te permite atravesar la puerta de Su casa y vivir diariamente con Él. En cambio, esa es la descripción de aquello en lo que TE CONVIERTES cuando moras en Él (lo cual es simplemente dejar que ÉL more en ti). ¡Dejar entrar a Jesús en TU casa te transforma en todas esas cosas!
En otras palabras, Superkid, ¡TÚ ERES Su casa! Cuando Él vive en ti y fijas tus pensamientos en Él y en Su Palabra, ESTÁS viviendo en el poder de Su Espíritu Santo. Poco a poco cambias y comienzas a parecerte a Él. Es decir, vivir ese tipo de vida santa no es lo que te permite vivir en Él, sino que vivir en Él es lo que te permite llegar a ser como Él.
Segunda de Corintios 3:16-18 (Nueva Versión Internacional) lo expresa de esta manera: «Pero, cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.»
El velo es simplemente todo aquello que nos sucede cuando apartamos la mirada de Jesús. Pero, cuando nos enfocamos en Él, llegamos a ser como Él. Entiendo que no quieras hacerle a Jesús la promesa de entregarte a diario por no ser capaz de cumplirla. Pero, Superkid, sí podemos lograrlo: ¡ATRÉVETE a creerlo! ¡Te reto a que lo hagas! Sin embargo, no podremos hacerlo por nuestra cuenta. El mes pasado le dimos nuestras fortalezas Y debilidades porque, incluso cuando nos sentimos fuertes, no podemos vivir la vida sin SU FUERZA. Entonces, es obvio que lo necesitamos y que necesitamos de Su fuerza para ser tan diarios en nuestra devoción a Él como Él lo es para con nosotros.
Entonces, regresando al Salmo 121 y lo que nos dice sobre Jesús: Él nos está prestando atención día y noche, y ni siquiera duerme. Superkid, estas no son palabras vacías. ¡Esta es la Santa Palabra de Dios para TI! Podemos ser tan diarios Y nocturnos como Él.
“Entonces, ¿eso significa que tenemos que permanecer despiertos toda la noche?”
¡SABÍA QUE ME LO PREGUNTARÍAS!
No trates de convencer a tus padres que la Comandante Kellie dijo que debes mantenerte despierto como Jesús. ¡TUS noches deben pasarse DURMIENDO! Él es el único que necesita estar despierto. Cuando tengas miedo de dormir por la noche, recuerda pedirle que te dé buenos sueños y que hable contigo. Esto nos convierte en personas “24/7”, dedicados diariamente a nuestro Jesús. ¿Sabes cuál es la mejor parte? ¡Cuanto más vivamos esta vida a diario, más personas verán a Jesús brillando en ti!
¿Lo harás? ¡TE RETO A QUE LO HAGAS!
Esta es la Comandante Kellie. ¡CAMBIO Y FUERA!