Kenneth Copeland llama al significado de nuestro pacto de sangre con Dios “una de las verdades más poderosas que he descubierto en la Biblia”. Se trata de un pacto entre Dios y el hombre—la unión más sagrada que exista, consumado por primera vez con Abraham, y finalizado por completo con Jesús. Hoy en día, recordamos la sangre de Jesús y todo lo que él hizo por nosotros cuando participamos juntos de la comunión.
Hacen ya treinta y cinco años, el 28 de agosto de 1982, que el hermano Copeland enseñó acerca de este poderoso pacto de sangre, no a una Iglesia o en una convención… sino a la Iglesia—en lo que fue considerado por muchos, en esa época, como la reunión más grande de la Iglesia desde Pentecostés.
Desde la Convención de Creyentes en Fort Worth, Texas, que se llevaba a cabo en el Centro de Convenciones del condado de Tarrant, se transmitió en vivo el primer servicio de comunión mundial en forma satelital a 200 localidades en los Estados Unidos y a 20 ciudades en el mundo. En ese momento, ni siquiera existía la tecnología para llevar a cabo un servicio de tal magnitud. El centro de convenciones estaba lleno por completo mientras el satélite enviaba imágenes del Dr. Paul Yonggi Cho y su congregación a una pantalla gigante. El grupo en Corea vio, por satélite, la multitud en Fort Worth.
Usando una imagen de “pantalla dividida”, los creyentes de todo el mundo se unieron, no sólo al hermano Copeland en Texas, sino también al Dr. Cho, pastor de la iglesia más grande del mundo, en Seúl, Corea del Sur, para escuchar el poderoso mensaje del pacto de sangre del hermano Copeland, que continuó con todos los asistentes participando en la comunión. Los dos grupos, junto a creyentes en otros 218 lugares alrededor del mundo, tomaron el más sagrado sacramento de la comunión.
Este evento, que marcó la historia, fue llamado por los tecnólogos de la época como “el primero en la historia de las comunicaciones—el circuito cerrado de televisión más grande transmitido alguna vez”. Un consultor de la NASA dijo: “Este es el comienzo de una nueva fase cristiana que utiliza la tecnología provista por Dios a través del Programa Espacial… Los satélites del Océano Índico, Atlántico y Pacífico, así como los sistemas satelitales de la Unión occidental y la cadena RCA permitirán que el Servicio de Comunión Mundial literalmente rodee el mundo. La magnitud de este proyecto requerirá más de 600 personas altamente capacitadas en todo el mundo”.
En los días previos al Servicio de Comunión, Kenneth Copeland dijo que su visión para el servicio era “ver el mayor número de creyentes cristianos cimentados en la Palabra, la fe y el amor, aprender nuevos aspectos vitales acerca de recibir de Dios a través de la comunión. Puedo ver una manifestación grandiosa de respuestas a todas las necesidades de las personas –en espíritu, alma y cuerpo– en un nivel nunca antes visto”.
Gloria Copeland estimó que sería: “el mayor servicio de sanación dentro del Cuerpo de Cristo. Mientras nos unimos para recibir la Comunión, sabemos que el Espíritu de Dios estará en medio de nosotros para ministrar a cada necesidad”.
“Si alguna vez hubo un mensaje digno de compartir a través de cada medio disponible”, dijo el hermano Copeland, “es el mensaje del pacto de sangre que Dios nos ofrece”.