A sus nueve años, David Ellis apagó la televisión apenas terminado el capítulo de Batman. A la distancia, podía escuchar la melodía de la canción “Oh, día feliz” (Oh, Happy Day), emanando desde el piano en el comedor. Toda la familia tocaba ese instrumento, así que cualquiera podía estar tocándolo. Al observar desde la esquina, David reconoció a su hermana menor, Tami. ¡Uf!
A David le gustaba esa canción, pero él no podía tocarla. Que sus dos hermanos mayores, Benny y Leo, pudieran tocarla ya era suficientemente malo. Y ahora, ¡hasta la bebé de la familia lo había logrado!
David salió corriendo y subió en su motocross Honda Trail 70. La brisa del mar agitaba su cabello, mientras recorría el bosque que estaba detrás de su casa en Jacksonville, Florida. Al encontrase con sus amigos, hicieron competencias en las dunas de arena.
Ese día, cuando regresó a casa, David siguió a su papá al comedor.
“Papá: ¿me ayudarías a tocar ‘Oh, día feliz’?”
“Claro que sí”, le respondió su papá Leon Ellis, sentándose en el banquillo del piano.
“Déjame mostrarte primero la introducción.”
Lo practicaron durante una hora. David no lograba hacerlo.
Esa tarde, él escuchó a alguien más tocando esa canción. Era su hermano mayor Benny. Probablemente puedo pararme detrás de él, observarlo y memorizar cómo mueve sus dedos, pensó David. Entró de puntillas al comedor, pero Benny se percató y dejó de tocar de inmediato. Como la mayoría de los hermanos, a ellos les gustaba provocarse mutuamente. Riéndose, Benny se rehusó a tocar.
David se acostó en la cama esa noche pensando en su frustración. Él era el peor pianista de toda la familia; no tenía el don. No tenía talento. Tendría que aprender a vivir con eso.
Mi canción para ti
“Mi papá era pastor de la ‘Iglesia de Dios’ (Church of God)”, relata David. “Él también era un pianista de fama mundial y un gran compositor. Durante su vida, compuso y publicó más de 150 canciones. Él escribió su canción más famosa en 1956 cuando tenía 29 años. La canción: ‘Gana al perdido a cualquier precio’ ha sido reconocida en todo el mundo. Billy Graham la usaba en sus cruzadas, y se convirtió en el tema oficial de la Convención Bautista del Sur”.
“Ambos, mi mamá y mi papá tocaban el piano, y mi papá nos había enseñado a todos como hijos. Nuestros familiares también eran músicos. El primo de mi papá, Vep Ellis Sr., era un prolífico compositor y músico a quien mi padre estimaba. Una de las cosas que me marcaron eran nuestras reuniones familiares. En nuestra familia, no te ibas de una reunión hasta que todos nos reuníamos alrededor del piano y tocábamos las canciones más nuevas que se habían escrito. Yo pensaba que eso era normal. No se me ocurría pensar que existían personas en el mundo que no tocaban el piano”.
Ese mismo año, ocurrió algo que cambió su vida para siempre. Nancy Harmon y las Voces de Victoria fueron a su iglesia. Nancy tenía un sonido… y una textura en su música que cautivaron a David. Era tan ungida, que se sentía como si tuviera un anzuelo en su mandíbula, atrayéndolo.
Durante el servicio, Nancy entonó una canción que David nunca había escuchado: “Mi canción para ti”. La melodía y los cambios de los acordes ministraron su alma, y lloró ante el Señor.
Él nunca había querido tocar algo tanto como: “Mi canción para ti”. El deseo no se manifestó en oración, sino como un dolor profundo en el corazón. Se convirtió en el clamor de su joven corazón: “¡Dios, esta es mi canción para Ti!”
Como si fuera poco, la canción estaba mucho más allá de sus habilidades musicales en el piano.
Un sonido sobrenatural
Un sábado en la mañana, no mucho tiempo después, el papá de David se despertó con el sonido de la música. Al comienzo pensó que era el radio. Saliendo de la cama, encontró a David tocando “Esta es Mi canción para ti”. Era hermoso, celestial. Estaba ungido.
Cuando David vio a su papá, exclamó: “¡Papá, aprendí a tocarla!”
“No, no aprendiste a tocarla. No puedes pasar del nivel que tenías ayer a tocar esto.”
“Pero lo hice.”
“Lo sé. Lo que quiero decirte es que lo que acabas de hacer fue sobrenatural.”
Los padres de David se sentaron a hablar con él.
“Necesitamos decirte algo”, le dijo su papá. “Cuando tu mamá estaba embarazada de ti, le dije que cuando nacieras, si eras un varón quería llamarte David.”
Su mamá, Wanda Lee, prosiguió con la historia.
“Tú sabes cuánto tu papá admira a Vep”, le dijo. “Como el hijo de Vep se llama David, yo pensé que quería llamarte así por eso. Sin embargo, el Señor me habló y me dio una palabra acerca de ti”.
Tendrás otro niño, me dijo el Señor. Debes llamarlo David. Él no es una copia de nadie. Él es un heredero y es original. Él lleva dentro de sí un don que es para los profetas de los últimos tiempos. Él tocará y ellos profetizarán.
“Yo no sabía lo que eso significaba”, le explicó su mamá, “así que le pregunté a tu papá. Él me recordó que cuando David tocaba para Saul, él profetizaba. Así que nosotros sabíamos que eso sería lo que tu harías”.
“Grandioso”, les respondió David. “¿Puedo ir a montar el motocross?”
Un linaje de Milagros
Las cosas sobrenaturales no eran algo inusual en la familia Ellis. Los milagros se habían entretejido en su linaje. El bisabuelo de David, James Benton Ellis, viajó por todo el país haciendo reuniones bajo arbustos. Lo amenazaron, golpearon, lo alquitranaron y lo llevaron a la corte. Sin embargo, él no dejaba de predicar. En un pueblo, el jefe policial, cuya esposa tenía polio y estaba en una silla de ruedas, hizo lo imposible para detener la reunión.
“Si la hermana Smith viene al avivamiento, ¡Dios la sanará!”, declaró el hermano Ellis. “Si ella no se sana, quemaré estos arbustos y arrojaré mi Biblia al fuego”.
Ella asistió, pero no para ser sanada.
Quería ver esos arbustos ardiendo y la Biblia con ellos.
Cuando el hermano Ellis le ordenó ser sana en el Nombre de Jesús, Dios la levantó de la silla de ruedas. Ella se dio la vuelta para sujetarla, pero el hermano Ellis la movió de lugar. Ella lo persiguió para cogerla, y todo el lugar festejó a lo grande. Más adelante, el hermano Ellis plantó una iglesia en el lugar y el jefe de policía y su esposa se convirtieron en miembros fundadores.
Aprendiendo a operar en el don
“Mi padre creció viendo todas esas cosas”, recuerda David. “Tocaba para mi bisabuelo cuando era un niño. Yo escuché historias toda mi vida, las cuales estaban documentadas en un libro de mi bisabuelo, titulado “Encendiendo el camino del evangelio” (Blazing the Gospel Trail). A los diez años, yo no sabía lo que mi don significaba, pero mi papá sí lo sabía. Una vez que apareció, creció de manera exponencial”.
“Para mis 13 años, ya era el pianista de la iglesia. En 1976, a mis 15, la familia de cantantes Morris me pidió que tocara para ellos cuando grabaron un álbum en los estudios de grabación Cypress. Me gustó mucho la experiencia, y desde ese momento hasta 1981, me convertí en el pianista oficial del estudio. Había un pequeño grupo que también escribía jingles y comerciales para la radio y la televisión. No mucho tiempo después, estábamos trabajando para tres estudios de grabación”.
“Cuando cumplí los 17 años, escuchábamos una y otra vez acerca de un bar llamado Driscoll’s, el cual era operado por un hombre salvaje que prendía su trompeta en fuego. Cuando ese hombre, Phil Driscoll, le entregó su vida al Señor, apareció por nuestra iglesia un día miércoles en la noche. Esa fue otra noche que cambió mi vida nuevamente”.
Phil observó a David tocar y le dijo al pastor Ellis: “Su hijo tiene un don sobrenatural. Eso no es normal.” El pastor Ellis asintió.
“No, creo que no lo entiende”, insistió Phil. “¡Eso no es normal!”
El pastor sonrió. “Sí, lo entendemos.”
Phil le pidió a David que tocara para él. El pastor y su esposa Lynne llevaron a David con ellos a las reuniones de los Hombres de Negocios del Evangelio Completo. En 1981, David se sentó en el piano en la iglesia de las Asambleas de Dios del Sur. Phil Driscoll estaba celebrando un concierto y el lugar estaba repleto.
¡Esto es maravilloso! pensó David. Poco tiempo después, Phil miró a David y le dijo: “Tú y yo vamos a tocar. Vas a subir a un nuevo nivel. No toques nada que conozcas. Yo no tocaré nada que conozca”.
David pensó que vomitaría.
Phil miró a David y le dijo: “Te acompañaré. Usa los acordes para envolver los sonidos que haga con la trompeta”.
Cerrando sus ojos, David tocó desde un lugar que nunca antes había tocado.
Un río de sonidos proféticos
“Algo nació en mí después de esa canción”, David recuerda. “Me recordó lo que la Biblia dice en Ezequiel 47:3-6. Mientras toqué, sentí la unción hasta mis tobillos… hasta mis rodillas… hasta mi cintura. Y después se convirtió en un río de sonidos proféticos. Esa canción cambió totalmente la reunión y la dirección de mi vida. Por esa razón, hasta este día amo tanto a Phil Driscoll. Él me dijo: ‘Nunca más volverás de ese lugar. Si lo haces, nada te satisfará’”.
Cuando el papá de David se mudó para pastorear otra iglesia, David aceptó el puesto de asistente de director de música para el pastor Paul Zink. La vida de David, junto con la vida de todos en la iglesia, cambió para siempre cuando el pastor Zink asistió a una reunión en Atlanta para escuchar a Kenneth Copeland, que enseñó esa noche: “El hombre: otro espíritu que habla como Dios”. Cuando el pastor Zink regresó, comenzó a enfocar su enseñanza en la fe. Pronto, aceptó pastorear una iglesia en la ciudad de Bangor, Maine, lo que permitió que David aceptara una posición con el ministerio de Benny Hinn.
En enero de 1985, el pastor Zink regresó a plantar una iglesia nueva en Jacksonville, Florida y le pidió a David que lo ayudara. Él enseñó mensajes como: La Fe, La autoridad del Creyente y El poder de la lengua. Ese año, inmerso en el mensaje de la fe, otro llamado le fue impartido a David. El llamado a predicar.
Y David dijo…
“Yo podía tocar y cantar todo el día” admite David, “pero me rehusaba a hablar en público. El pastor Zink dijo: ‘¡David, al menos presenta tus canciones!’ Sin embargo, yo no quería hacerlo. Finalmente me dijo que memorizara algunos versículos de los Salmos y los declarara mientras tocaba. Si mis dedos estaban en las teclas, podía hablar. El pastor Zink sabía que yo tenía un llamado para predicar, pero que estaba luchando contra eso”.
“Para mi cumpleaños número 25, el 19 de agosto de 1986, tomé un retiro de tres días en una cabaña para ayunar y orar. Mientras manejaba, escuché un mensaje de Kenneth Copeland acerca de David y Goliat. Él dijo: “Y David dijo… Y David dijo… Y David dijo…” En algún lugar, cambió de lo que David le dijo a Goliat, a Dios hablándome personalmente.” Y David dijo.
David Ellis se convirtió en el David que habló.
Ese fin de semana, Dios le confirmó su llamado a predicar.
“En 1988, experimenté un sueño hecho realidad, cuando comencé a viajar con Nancy Harmon. Un año después, en 1989, estábamos en un descanso de la gira cuando recibí una llamada de una mujer que dijo: “Querido, mi nombre es Lucy McKee. Tenemos una iglesia de 20 miembros y Billye Brim está viniendo”.
“¿Quién es él?”
“No él, querido. Billye es ella, y vas a amarla”.
David voló a Montgomery, Alabama, y ministró la música de la reunión. Después de una serie de hechos sobrenaturales, se encontraba en un Cadillac manejando con ellos hacia Linden, Alabama.
“Billye”, David dijo, “¿recuerdas un libro usado en Rhema llamado Blazing the Gospel Trail? Bueno, ese era mi bisabuelo, y él hizo reuniones aquí en Linden. Él plantó 17 iglesias tan solo en Alabama”.
Billye miró a David con sus ojos llenos de fuego.
“Alístate”, le dijo, “toda tu vida está a punto de cambiar”. Y así fue.
Conectado a los profetas
“En 1991, acepté el pastoreado de la pequeña iglesia de Lucy y Keeter. Nosotros teníamos las reuniones del Espíritu Santo más maravillosas. Lucy se convirtió en mi madre espiritual. A través de ella, conocí a su hermana gemela, Lynne Hammond, y a Billye Brim, Mark Brazee, Patsy Cameneti, Joe Morris y muchos más”.
“Cuando el Señor me relevó de esa tarea, Mark Brazee me pidió que viajara a Suiza, donde ministramos a la Comunidad de Ministros Europeos. Mientras él predicaba como profeta a las naciones, yo cantaba con Ray Gene Wilson; de ahí vino ese anzuelo, acercándome hacia su unción”.
“Estaba intoxicado. Después de ese viaje, me mudé a Tulsa donde comencé un viaje de 20 años ministrando con Mark y Janet Brazee. Los primeros cinco años, ministramos por toda Europa”.
Dos años después, David tocó para Ray Gene Wilson durante una sesión de grabación en los Ministerios Kenneth Copeland. Mientras estaba allí, David recibió un mensaje que KCM necesitaba un pianista para tocar esa noche en el Rally de Motocicletas de Eagle Mountain, el cual aceptó.
Hacia el final de la alabanza, el hermano Copeland se salió del formato y comenzó a cantar una canción nueva en el Espíritu Santo.
Sin saber qué tocar, David oró. “Dios, si alguna vez me has ayudado—¡ayúdame ahora!”
Por fe, tocó—y el hermano Copeland profetizó.
“Kenneth Copeland activó el don con el que había nacido”, comenta David.
Al día siguiente, el hermano Copeland dijo: “Pregúntele a David si puede ayudarme con todas mis reuniones. Lo que he estado buscando, lo encontré anoche en esa canción”.
La conexión divina entre Kenneth Copeland y David Ellis ha nacido de una canción. Desde ese momento, David ha viajado con el hermano Copeland a todas sus reuniones del ministerio más importantes y a una reunión internacional al año. También continúo viajando y ministrado con Mark Brazee.
En 1995, el Pastor Ed Dufresne le pidió a David si podía presentarle a Wendy Krause, que asistía a su escuela bíblica. En menos de un año, David y Wendy se casaron.
En el 2000, el Señor dirigió a David y a Wendy para que plantaran una iglesia en Murrieta, California. Después de pastorear allí durante 13 años, David, quien ha continuado viajando con Kenneth Copeland a sus reuniones más importantes, aceptó la posición de director de música para KCM.
En el 2015, el Señor le dijo a David que ayudara al hermano Copeland aún más. Así que empezó a viajar con él, no sólo a sus reuniones más importantes, sino también a las reuniones más personales y pequeñas.
El llamado de la trompeta
“Yo no podría haber corrido mi carrera sin Kenneth Copeland”, David comenta. “No se trata de un set musical o un estilo en particular. Es lo que el Señor le dijo a mi mamá cuando estaba en su vientre. Llevo en mí algo que los profetas necesitan”.
“La voz del hermano Copeland siempre me ha llamado la atención. No sólo su voz cuando canta. Hablo de su voz cuando habla. Tiene el mismo tono y textura que una trompeta. Un saxofón tiene un gemido. Un violín es aireado. Una trompeta tiene un sonido penetrante, focalizado”.
“Estábamos en una sesión de grabación en una ocasión, cuando el ingeniero dijo: ‘Mira la posición en la que se ecualiza su voz. Esas son las mismas posiciones que yo usaría para ecualizar una trompeta. Los equipos no reconocen la diferencia entre una trompeta y su voz’”.
“Antes de que mi papá se graduara a la gloria en agosto de este año, descubrimos que cuando Kenneth Copeland oraba por los enfermos en las últimas reuniones de carpa del hermano Oral Roberts, Vep Ellis Sr. era su director de música y mi padre, Leon Ellis, estaba en el piano. Todos ellos estaban presentes en las mismas reuniones como grupo”.
“Es interesante ver lo que Dios ha hecho en nuestra familia. Vep Ellis Sr. fue director de música de Oral Roberts. Vep Ellis Jr. fue el director de música de Kenneth Hagin. Y yo soy el director de música de Kenneth Copeland”.
David y Wendy Ellis tienen tres hijos: Caleb, Joanna Lee y Benton James.
“Regresé a la casa después de un viaje reciente con el hermano Copeland”, David recuerda. “Escuché a mi hijo Ben de 14 años tocando el piano. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. ‘Él lo recibió’, le dije a Wendy. ‘Él tiene el llamado’”.
David Ellis entiende la conexión divina entre Dios, la música y los milagros. Se requirió de un sonido celestial para comenzar el derramamiento milagroso en Pentecostés. Desde los días del rey David hasta ahora, el sonido preciso y ungido ha inspirado el don del profeta.
El sonido preciso a veces no es el más popular. El sonido correcto no se define por las modas. No se define por lo nuevo o lo viejo que es.
El sonido preciso es aquel que un músico ungido escucha del cielo para liberarlo en la Tierra. Ese sonido le da la bienvenida a la Gloria de Dios.