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Kenneth Copeland

La colaboración y la BENDICIÓN

noviembre, 2017 No hay comentarios
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La colaboración y la BENDICIÓN
La Voz de Victoria del Creyente noviembre, 2017
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El principio de la colaboración es uno de los principios más importantes en el reino de Dios. También es uno de los más ignorados y malentendidos. Algunas personas han captado algunas partecitas y las usan para recaudar dinero. Sin embargo, hoy quiero que sepas que eso no es de lo que se trata el principio divino de la colaboración.

No se trata solamente de dinero.

El dinero forma parte de la colaboración, pero su propósito es aumentar exponencialmente la unción de Dios en tu vida.

Se trata de caminar en niveles más altos de Su gracia y experimentar la manifestación más completa posible de Su BENDICIÓN sobrenatural. El dinero es parte de LA BENDICIÓN.

La BENDICIÓN es la fuerza más importante y poderosa con la que la humanidad toda ha entrado en contacto. Es la fuerza que Dios usó para crear la Tierra. Después de que la humanidad perdió acceso a ésta a través de la rebelión de Adán, Dios estableció la ordenanza de la colaboración para ayudar a restaurarla. Él hizo un pacto con Abraham y dijo: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra» (Genesis 12:1-3).

Nota que Dios no sólo llamó a Abraham para que recibiera y caminara en la BENDICIÓN. Él también lo comisionó para se la llevara a todas las familias de la Tierra. ¡Ese era el trabajo de Abraham! Él debía llevarle LA BENDICIÓN a la gente. Al hacerlo, Dios dijo que aquellos que lo bendijeran serían benditos y aquellos que lo maldijeran serían malditos.

Eso no solamente significaba que si alguien era bueno con Abraham entonces Él sería bueno con ellos, sino que, además, cualquier persona que colaborara con Abraham sería participante de LA BENDICIÓN que estaba en él. Serían BENDECIDOS en el mismo nivel que él era porque estaban ayudándolo a ser una BENDICIÓN; cooperaban para que Abraham llevara a cabo su llamado.

Por otro lado, aquellos que maldijeron a Abraham fueron malditos, porque al oponerse a Abraham, estaban tratando de evitar que hiciera su trabajo. Ellos se habían opuesto a LA BENDICIÓN, lo cual los puso en el lado de la maldición.

Y así ha venido ocurriendo desde entonces. Aquellos que colaboran con una persona que es BENDECIDA y enviada por Dios a traer la BENDICIÓN a la humanidad, entran también bajo la BENDICIÓN. Ellos están BENDECIDOS al mismo nivel.

¡Puedes encontrarlo a lo largo de toda la Biblia!

Por ejemplo: observa lo que le pasó en 1 de Reyes 17 a una viuda de la tierra de Sidón. Ella fue BENDECIDA durante el tiempo de hambruna porque el profeta Elías apareció en escena, justo cuando ella y su hijo estaban a punto de comer su último bocado de pan, y les dijo: “Aliméntame y todo estará bien.” Ella escogió BENDECIRLO e hizo lo que le pidió. Como resultado: «los tres comieron durante muchos días» (versículo 15).

Esa viuda ni siquiera era una israelita. Ella vivía en una nación impía. Aun así, ella colaboró con un ministro de Dios en lo que él estaba haciendo, y su alacena se llenó sobrenaturalmente durante la hambruna. ¡Mejor aún, ella todavía se mantiene en un lugar prominente al lado de Elías!

Puedes ver el mismo principio operando en 1 Samuel 30, pasaje que nos habla de una ocasión en la que Dios envió a David y a su ejército a perseguir y derrotar a los Amalequitas. Algunos soldados de David que ya habían estado marchando durante muchos días estaban muy débiles como para hacer el viaje, así que David los dejó en el Torrente de Besor, y les dio como tarea cuidar los víveres.

Después, cuando el ejército de David regresó de la batalla, algunos de los soldados discutieron, porque los que habían servido como guardias supuestamente no deberían compartir el botín al no haberse involucrado en la pelea. Sin embargo, David los corrigió y dijo: «No se porten así, hermanos míos. El Señor nos ha protegido y nos ha permitido recuperar lo que esa banda de malvados que nos atacó nos había arrebatado. El mismo derecho tiene el que entra en combate como el que se queda al cuidado del bagaje. Todos merecen recibir lo mismo» (versículo 23-25).

¿Por qué tomo David esa decisión? Él entendió el significado de ser un colaborador en LA BENDICIÓN de Dios, y lo consideró tan importante que hizo que fuera una ley del país.

¡La Gracia de obrar Milagros y desatar terremotos!

“Sí hermano Copeland, esas cosas sucedieron en el Antiguo Testamento. ¿Qué pasa con el Nuevo Testamento? ¿Hay ejemplos de la colaboración descritos en este último?”

Ciertamente. Solamente mira a los discípulos que ayudaron en el ministerio terrenal de Jesús. Ellos se convirtieron en participantes de Su Unción. Hicieron las mismas obras que Él hizo, ejercitaron la misma autoridad en Su Nombre y caminaron en el poder de LA BENDICIÓN en el mismo nivel que Él lo hizo.

Como discípulos de Jesús, hoy nosotros estamos siguiendo sus pasos. Nos hemos convertido en participantes de Su Unción y estamos caminado en la promesa que Él hizo en Marcos 16:17-18: «Y estas señales acompañarán a los que crean: En mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en sus manos serpientes, y si beben algo venenoso, no les hará daño. Además, pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos sanarán».

Mientras hacemos esas cosas, verdaderamente estamos llevando a cabo la tarea que Dios le dio a Abraham—estamos llevando LA BENDICIÓN del SEÑOR a todas las familias de la Tierra. Como creyentes, ese es nuestro trabajo principal.

“Bueno”, podrías decir, “yo pienso que nuestro trabajo, como creyentes, es esparcir el evangelio”.

¡Lo es! Solamente que nosotros no hemos entendido lo que eso significa. Hemos pensado en el evangelio simplemente como las buenas nuevas de que Jesús compró perdón para nuestros pecados e hizo un camino para que nosotros naciéramos de nuevo. Sin embargo, el evangelio incluye más que eso.

¡El evangelio completo son las buenas nuevas de que, a través de Jesús, LA BENDICIÓN ha regresado! Son las buenas nuevas de que Dios trajo a nuestra época lo que Él comenzó en Génesis 13 cuando «dio de antemano la buena nueva a Abraham, cuando dijo: «En ti serán benditas todas las naciones» (Gálatas 3:8).

Esa BENDICIÓN se liberó y esparció en nuestra época de la misma manera que lo hizo en la época de Abraham—a través de la colaboración divina. Ésta se manifiesta primero a medida que entramos en: «comunión con Jesucristo, nuestro Señor» (1 Corintios 1:9) y nos convirtamos en participantes con Él en la unción que le pertenece a cada creyente. Después, la misma se multiplica aún más mientras colaboramos con otros ministerios del evangelio y nos convertimos en participantes de la unción y la gracia que Dios les ha dado a ellos, equipados para un trabajo específico al cual los ha llamado.

Puedes ver lo que quiero decir en Filipenses 1. Ahí el apóstol Pablo estaba escribiéndole a algunos colaboradores de ministerio. Expresándoles su aprecio, les dijo:

«Doy gracias a mi Dios en toda memoria de vosotros, siempre en todas mis oraciones haciendo oración por todos vosotros con gozo, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora: estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, sois todos vosotros compañeros de mi gracia» (versículos 3-7 RVA, énfasis mío).

¡Solamente piensa por un momento en la gracia que estaba sobre el Apóstol Pablo! Esta le permitió operar en el poder de Dios en un nivel muy alto. En una ocasión, cuando él y Silas estaban encerrados en el calabozo, explotó en manifestación y mientras ellos oraban y alaban a Dios, ocurrió un terremoto. Tan fuerte se sacudió la cimentación de la prisión, que las puertas del lugar se abrieron.

¿De dónde provino el terremoto? De Pablo y Silas. Fue producido por el poder de Dios que equipó a Pablo para ser un apóstol, y lo asistió en «sus prisiones».

La gracia que operó en él para «la defensa y confirmación del evangelio» se manifestó en forma de señales, prodigios y milagros. Ésta produjo las sanidades extraordinarias que marcaron su ministerio: la unción impregnó los pañuelos que después de tocar su cuerpo, sanaron y erradicaron demonios de cualquier persona que estuviera en contacto con ellos, y la clase de poder lumínico que cegó temporalmente a un brujo llamado Elimas en Hechos 13, cuando trató de detener a Pablo para que no le predicara a un líder político.

¡A eso le llamo yo un aumento exponencial de la unción! Esa es la clase de poder divino a la cual los Filipenses accedieron cuando se hicieron colaboradores con el ministerio y la gracia de Pablo.

Comenzando con un simple lápiz

Jamás olvidaré la primera vez que lo entendí. Yo era un estudiante en la Universidad de Oral Roberts, apenas comenzando en el ministerio. Trabajaba para el hermano Roberts como copiloto y habíamos viajado a una reunión en Georgia. Él predicó acerca del principio de la colaboración y al final del servicio, invitó a las personas a convertirse en colaboradores de su ministerio.

Emocionado por la oportunidad de convertirme en colaborador, llené el sobre con mis datos. No tenía dinero. (No es que no tuviera dinero conmigo en ese momento, sino que no tenía dinero en lo absoluto, ni un centavo). Sin embargo, puse el pequeño lápiz que ellos me habían dado para llenar mis datos dentro del sobre, y dije: “SEÑOR, esto representa mi ofrenda de colaboración de $10.”

Al finalizar la reunión, a medida que me dirigía hacia la salida, una mujer en medio de la congregación me gritó (recuerda que estábamos en Georgia, así que ella de veras me gritó): “Oye, tú” exclamó. “El Señor me ha estado persiguiendo durante toda la reunión para que te entregara $10.”

“¡Dios la bendiga señora!” le contesté y tomé el dinero, persiguiendo al ujier. Este último me devolvió el sobre y reemplacé el lápiz con el billete de $10. Estaba tan emocionado que prácticamente no me podía mantener de pie. ¡Alabado sea Dios! exclamé para mis adentros. ¡Soy un colaborador con Oral Roberts!

Casi de inmediato, su unción empezó a manifestarse en mi ministerio. Vino sobre mí con tal evidencia, que la esposa del hermano Roberts, Evelyn, hizo un comentario al respecto. Después de verme ministrar a la gente en la fila para oración, ella me dijo: “Es algo extraño; tú y Oral no se parecen en lo absoluto, pero cuando oras por la gente, de alguna manera veo rasgos suyos en ti”.

En la actualidad, personas que colaboran con Gloria y conmigo en nuestro ministerio experimentan cosas similares. Si ellos creen y actúan en el principio de la colaboración, descubren que tienen disponible para ellos cada regalo que se manifiesta en nuestras vidas. ¡Ellos se hacen partícipes de nuestra unción y gracia, y mientras ponen esa gracia en práctica, todos incrementamos!

A eso me refiero cuando digo que la colaboración no se trata solo acerca de dinero. Las finanzas están incluidas en el incremento que todos experimentamos; sin embargo, el dinero es la forma de poder más débil en el reino de Dios. La forma de poder más potente es la oración. Así que, en este ministerio, la oración tiene prioridad. Gloria y yo, junto a nuestro equipo, oramos por nuestros colaboradores todos los días.

Del mismo modo, atesoramos sus oraciones por nosotros, porque sabemos que la oración puede lograr cosas que las finanzas no pueden. Ésta puede liberar suministros adicionales del poder de Dios en nuestra vida y ministerio. Puede cambiar situaciones que el diablo provocó para causar el mal y hacer que obren para nuestro bien.

Las oraciones de los colaboradores del apóstol Pablo ciertamente hicieron eso por él. Cuando él les escribió, estaba en prisión enfrentando lo que muy posiblemente era una sentencia de muerte; aun así, él tenía tanta confianza en el poder de la colaboración que escribió: «Yo sé que por la oración de ustedes, y con el apoyo del Espíritu de Jesucristo, esto redundará en mi liberación» (Filipenses 1:19).

Por supuesto, al final de su carta, también les agradeció por su apoyo financiero. «Ninguna iglesia participó conmigo en cuestiones de dar y recibir», les dijo, «sino sólo ustedes. Incluso a Tesalónica una y otra vez ustedes me enviaron para cubrir mis necesidades. No es que yo busque dádivas. Lo que busco es que abunde fruto en la cuenta de ustedes. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia. Estoy lleno, y he recibido de Epafrodito lo que ustedes me enviaron: sacrificio aceptable, de olor fragante y agradable a Dios. Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:15-19).

Observa nuevamente la manera en la que Pablo escribió eso. Él dijo: «mi Dios suplirá todo lo que les falte». ¿Por qué dijo mi Dios? Porque él quería que sus colaboradores supieran que sus necesidades serían suplidas divinamente, no al nivel en el que se encontraban personalmente, sino al nivel de un apóstol.

A diferencia de Pablo, los creyentes de Filipo, como individuos, no tenían un ministerio internacional. Personalmente, ellos no podrían haber llevado el evangelio a esa región del mundo como él lo hizo. ¡Aun así, porque ellos colaboraron con él, Pablo dijo que Dios los BENDECIRÍA financieramente en un nivel mundial!

Si eres colaborador con Gloria y conmigo, puedo decir lo mismo acerca de ti. Nuestro Dios suplirá a todas tus necesidades de acuerdo con Sus riquezas en Cristo Jesús. Y como colaboradores en la semilla que nosotros sembramos, Él te dará una participación igual en la cosecha.

¡Ese es el poder de la colaboración!  


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