Si quieres saber lo que significa tener una relación duradera con los Ministerios Kenneth Copeland, solo pregúntale a la Señora Lyndle Waters de Abilene, Texas.
Desde 1970, esta energética mujer de 90 años ha seguido fielmente a Kenneth y Gloria Copeland, primero a través de los 15 minutos de la Voz de Victoria del Creyente (LVVC) en la radio y hoy día en la televisión. Pero aún antes de eso, ella tuvo el privilegio de atender estudios bíblicos liderados por los padres de Kenneth, A.W. y Vinita Copeland.
“Puede que yo no sea el primer colaborador que ellos tuvieron, pero si soy probablemente uno de los primeros”, nos dice la Sra. Waters, quien agrega que aún ve casi todos los días el programa de televisión LVVC, y que usualmente empieza su día leyendo uno de los devocionales más populares de los Copeland, Creciendo de fe en fe o Amor sin límites.
¿El primer colaborador?
Probablemente no.
Pero eso no molesta a esta mujer luchadora, que dice que lo más importante para ella es saber que su decisión de ser colaboradora con KCM ha sido una de las mejores cosas que alguna vez pudo haber hecho.
“Me han dado tal llenura en mi vida” dice la Sra. Waters. “El hermano Copeland me ha enseñado tanto que nunca consideraría no ser parte de su ministerio. Es una parte de mi misma, y de quien soy”.
A pesar de que algunas veces lucha para recordar las fechas exactas y detalles específicos, la Sra. Waters tiene muy claros sus primeros años como creyente y recuerda perfectamente la primera vez que escuchó a Kenneth Copeland en la radio.
Nos relata: “Fui salva cuando estaba en 6º grado, pero en esa época era algo que no sabía o entendía. Iba a la iglesia, pero todo lo que sabía era que no quería irme al infierno. Creí que si aceptaba a Jesús, entonces Él me mantendría fuera del infierno”.
“Cuando tenía más o menos treinta años mi difunto esposo, quien pertenecía a las fuerzas armadas, fue enviado a otro país y tendría que estar allí por 18 meses. Yo sabía que no quería vivir esa clase de vida. Había visto a otras mujeres hacerlo cuando sus esposos eran enviados a otro lugar”.
La señora Waters nos cuenta que empezó a aprender cómo vivir un estilo de vida santo cuando empezó a escuchar al hermano Copeland en la radio.
“Su manejo de la Palabra era una de las cosas que más me impresionaba de él”, continúa. “Yo no era muy letrada en la Palabra. Quería serlo, pero no sabía tanto. Una y otra vez, momento tras momento, él nuevamente me enseñaba y me ayudaba a entender la Palabra”.
El hermano Copeland enseñaba con la misma intensidad que su madre, recuerda la señora Waters.
“Recuerdo ese deseo intenso que ella tenía de enseñarle la Palabra a la gente. Éso era lo que ella era. Ella quería que tú entendieras la Palabra, que aprendieras a vivir la Palabra. Se trataba de tu vida y ella quería que la absorbieras. Con tan solo escuchar a Kenneth predicar la Palabra, mi esposo y yo supimos que debíamos hacernos colaboradores con su ministerio”.
El significado de la colaboración
Mientras algunos ministros opacan la colaboración sugiriendo que está conectada a la cantidad de dinero contribuída, la señora Waters ha aprendido a través de KCM que la colaboración es mucho más que eso.
Ella nos dice: “Se trata de volvernos uno solo”.
“Yo nunca he estado en otro país, o en alguno de esos lugares lejanos a los que ellos van, pero me emociono cuando escucho lo que el ministerio está haciendo porque sé que soy parte”. Cada mes doy mis “dos moneditas de la viuda” y puedo saber que formo parte en lo que KCM está haciendo. Y aunque sea una muy pequeña parte, lo he logrado porque soy una colaboradora de este ministerio. Es una parte de mí. Puedo regocijarme en el hecho de que soy parte de lo que KCM hace. El hermano Copeland me lo ha dejado más claro que nadie, y puedo regocijarme cuando me siento y escucho lo que el ministerio está haciendo”.
Hoy, casi 40 años después de su primer contacto con KCM, Lyndle Waters dice que no podría haber sobrevivido si no fuera por lo que ha aprendido a través de KCM.
“Soy solo una pequeña cooperadora de cultivos nacida en Oklahoma, pero soy colaboradora con los Ministerios Kenneth Copeland. KCM ha sido mi salvavidas”. Y continúa: “Han habido momentos en los que he necesitado guía y solo tomo uno de sus libros, y recibo la dirección que necesitaba”.
“Si no los hubiera encontrado, mi vida no hubiera sido tan plena como lo es ahora. Escucharlos y seguir sus enseñanzas a través de los audios y libros me ha dado tal llenura y entendimiento. Me ha ayudado a ser una mejor sierva y a superar a algunas cosas en las que necesitaba tener victoria en mi vida”.
Hace 40 años que KCM ayudó a cambiar la vida de Lyndle Waters a través de la colaboración. Y aún hoy, a sus 90 años de edad, ella sigue experimentando cambios. ¡La colaboración hace la diferencia!