La Biblia claramente nos dice que tenemos un enemigo. Su nombre es Satanás. El obra en nuestra contra. ¡Sin embargo, no tenemos por qué caer presas de sus planes!
El diablo es nuestro adversario.
Constantemente se nos opone, buscando maneras para no dejarnos disfrutar la vida victoriosa que Jesús ha comprado y pagado para nosotros.
Él es el acusador del pueblo de Dios―siempre tratando de operar en nuestra contra.
Pero la verdad es que el diablo no tiene derecho de hacer ninguna de esas cosas a menos que nosotros se lo permitamos. ¡Nosotros no tenemos que participar en sus planes!
No somos ignorantes
Pablo nos advierte claramente en 2 Corintios 2:11 que la manera de evitar que Satanás tome ventaja sobre nosotros es no ser ignorantes de sus maquinaciones—sus engaños y sus esquemas. Él trama planes en nuestra contra, los cuales están a nuestro total alcance para retomar y frustrar.
La palabra maquinaciones puede traducirse como planes “ideados” o “pensados”. La estrategia más común de Satanás para derribarnos es hacer que pensemos como él.
La Palabra de Dios es muy clara acerca de cómo debemos conducirnos para no tropezar en las estrategias de diablo. La segunda carta de Pablo a los Corintios incluye su palabra final acerca de la medida disciplinaria que debía tomarse en esa iglesia con un hombre involucrado en una relación adúltera. La iglesia ya había obedecido la instrucción de Pablo de apartar al hombre de la iglesia. Ahora, básicamente Pablo les dice: “Eso fue suficiente”. Después los instruyó en cómo debían tratar con ese hombre a partir de ese momento.
En 2 Corintios 2:6-10, Pablo dice:
«El castigo que muchos de ustedes le impusieron a esa persona, es suficiente. Ahora
deben perdonarlo y consolarlo, pues de lo contrario podría consumirlo la tristeza. Por tanto, les ruego que confirmen su amor hacia él. También les escribí para comprobar la obediencia de ustedes en todo. Así que a quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. Y se lo perdono, si es que hay algo que perdonar, por consideración a ustedes en la presencia de Cristo».
Luego viene la amonestación: «para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones» (versículo 11, RVR60).
¿Qué quiere decir Pablo?
Él estaba advirtiéndoles que no cayeran en la “trampa” de Satanás. Él estaba diciéndoles: “No sean ignorantes de los engaños que usa el diablo; en su lugar, traten al hombre de la manera que Cristo lo trataría. “Perdónenlo. Consuélenlo. Ámenlo”.
Pablo no dijo: “Adelante, déjenlo vivir como él quiera y aguántenselo”. No. Él dijo: perdonen, consuelen y amen. Esa es la naturaleza de Dios. Es la manera en la que Dios piensa y actúa hacia nosotros.
Muy por el contrario al plan de Dios de perdonarnos a través de la persona de Jesucristo, la estrategia del diablo es mantenernos en un estado de falta de perdón—en el que no amamos ni consolamos al hombre.
Esa estrategia del diablo es una sus herramientas más sutiles y peligrosas. Es una de las tácticas y estrategias más comunes y efectivas que ha usado desde el comienzo en el cuerpo de Cristo. Y no solo es la voluntad del enemigo tentarte para que no perdones a otras personas. También te tentará para que juzgues a otras personas. Perdonar es lo opuesto a juzgar. Si perdonas, no juzgas. Si juzgas, no perdonas.
Jesús estableció el estándar
En Mateo 5:22 Jesús dijo: «Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio, y cualquiera que a su hermano le diga “necio”, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga “fatuo”, quedará expuesto al infierno de fuego» (RVC). ¿De qué está hablando? ¿Por qué es
tan serio?
La Palabra “fatuo” es básicamente llamar a otra persona “idiota y cabeza hueca”. Es como decirle que no sirve para nada, que no tiene valor. Esta manera ociosa de hablar (después de todo, esta persona no tiene razón para estar enojada en primer lugar―nadie ha pecado en su contra) volverá en su contra, según Jesús. «Pero yo les digo que, en el día del juicio, cada uno de ustedes dará cuenta de cada palabra ociosa que haya pronunciado» (Mateo 12:36).
Palabras de ese calibre son parte del vocabulario del diablo. Son la clase de palabras que él usa como adversario, acusador y destructor.
¿Qué sucede si esta forma de comunicación ociosa, con sobrenombres, es dirigida a alguien débil en su fe, ignorante de su verdadera identidad en Cristo? Nosotros no sabemos cómo nuestras palabras afectarán a las personas, pero lo más probable es que palabras como esas causen daños serios en ellos.Jesús continúa diciendo en Mateo 5:23-25: «Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve y reconcíliate primero con tu hermano, y después de eso vuelve y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, mientras estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez… y seas echado en la cárcel».
Estas son palabras muy fuertes, pero Jesús es muy claro: ¡No permitas que la ofensa continúe… ve y reconcíliate con tu hermano!
Mateo 7:1-2 nos dice que: «No juzguen, para que no sean juzgados. Porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida con que miden, serán medidos».
En pocas palabras, camina como Jesús.
¡No juzgues—perdona!
¡No juzgues! ¡Perdona! ¡Ama! Estas palabras son contrarias a las estrategias del diablo.
Ajustar nuestros corazones para caminar en perdón marcará la diferencia en nuestra vida diaria, porque detendrá al diablo en seco. Cuando nosotros perdonamos, ponemos al diablo en su lugar y le cerramos la puerta a sus planes. Vivir en amor y perdón le abrirá la puerta a las promesas de Dios para que fluyan en nuestras vidas.
Uno de los pasajes bíblicos que mi esposa Phyllis y yo amamos más son las palabras de Jesús en Marcos 11:22-24: Jesús les dijo: «Tengan fe en Dios. Porque de cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, su orden se cumplirá, siempre y cuando no dude en su corazón, sino que crea que se cumplirá. Por tanto, les digo: Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá».
¡Nosotros usamos estas escrituras como nuestro estandarte de fe para todo en nuestra vida!
Mira los dos versículos subsiguientes: «Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas. Porque si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en los cielos les perdonará a ustedes sus ofensas» (Versículos 25-26).
Si Marcos 11:22-24 es para nosotros, entonces ¿cuánto más son para nosotros los versículos 25 y 26? El diablo sabe más que nosotros lo importantes que son esos versículos. ¡Y esa es la razón por la que continuamente nos tienta para que no perdonemos y no caminemos en amor!
Jesús pagó el precio para que nosotros caminemos en amor y perdón. Nosotros no debemos permitir que el diablo nos engañe y use sus planes en contra nuestra.
El Espíritu Santo, a través del apóstol Santiago, nos dio una epístola completa acerca de amar, vivir libre de juicio y caminar en perdón. Tu fe se edificará a medida que leas las palabras del Espíritu Santo que exponen la vida Cristo vivida a través de la vida de los creyentes (¡Toma tiempo para leerlo pronto!).
Santiago nos dice exactamente cómo mantenernos libres de las estrategias del diablo. Nos dice: «Por lo tanto, sométanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y él huirá de ustedes… ¡Humíllense ante el Señor, y él los exaltará!» (Santiago 4:7,10).
En otras palabras, ¡vive de acuerdo a lo que Dios ha hecho por ti! Vive por la Palabra de Jesús. Vive libre de juicio. Vive una vida de perdón. Camina en amor hacia las personas que Dios ha puesto en tu vida.
¡Esta manera de vivir pondrá al diablo en su lugar, y lo mantendrá alejado de tu vida!