En una conversación reciente que tuve con el Señor, le dije: “Señor, ¿qué quieres que haga este año?”
El Señor me respondió con una pregunta. Si pudieras definir el cristianismo en una sola palabra, ¿cuál sería?
Me puse de pie y comencé a caminar.
Pensé que una buena respuesta podría ser “sanidad” o “el Espíritu Santo” o “salvación”. Pero el Señor me dio una paliza.
Avanzar, me dijo. Amo a los bebés, pero espero que crezcan.
Luego agregó: La totalidad de la armadura de Dios es para protegerte frontalmente. No hay nada que resguarde tu espalda porque nunca te volteas y siempre estás avanzando.
Eso me recordó las últimas palabras de Jesús: «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura.» (Marcos 16:15). ¡Eso es avanzar!
Hay 7 mil millones de personas en el planeta Tierra y, con la tecnología actual a nuestra disposición, tenemos la capacidad de llegar a todos ellos. Si queremos que suceda en nuestro tiempo, tenemos que avanzar.
¿Qué quiere Dios que haga este año? La respuesta fue muy clara: Avanzar.
Avanzar es lo que realmente importa
El objetivo del cristianismo es avanzar.
La gente de la Palabra de Fe lo entiende. Creemos por cosas que no podemos ver. Tenemos un profundo deseo de avanzar en la vida, en el ministerio y en la Palabra. La clave es que debemos avanzar en las cosas que realmente importan.
Nunca olvidaré cuando oí que el Señor me decía un día: Jesse, hazme rico.
Eso casi me detuvo en frio.
Le respondí: “¿Um… Dios? Pareciera que te está yendo bastante bien. Quiero decir, eres dueño del universo. Tienes calles de oro y no te escasean los diamantes, el jaspe, el ónix o los rubíes.”
Jesse, me respondió. Yo no cuento mi riqueza de esa manera. Mi riqueza se refleja en el número de almas que poseo. Te dije que fueras al mundo y predicaras el evangelio a toda criatura. Así es como creo mi riqueza: a través de las personas.
Si tú y yo queremos avanzar –real-mente avanzar–, eso significará que alcanzaremos al mundo que nos rodea. Recuerda: el único Jesús que muchas personas verán es el Jesús en ti y en mí. Todos somos embajadores de Cristo y debemos reflejarlo en todo lo que hacemos.
Avanza con el Espíritu Santo
Para avanzar y ser un reflejo de Su amor, sólo necesitamos la ayuda del Espíritu Santo.
«Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad» (Juan 16:13). El Espíritu Santo es nuestro Ayudante. Deberíamos seguirlo y caminar en sus pasos.
En Filipenses 3:13: «Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante.»
Eso es muy revelador. Pablo avanzó en su vida haciendo esas dos cosas: olvidando el pasado y alcanzando el futuro. Tristemente, la mayoría de los creyentes nunca lo hacen.
Él continúa: «¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús! Así que, todos los que somos perfectos [o maduros], sintamos esto mismo; y si ustedes sienten otra cosa, también esto se lo revelará Dios.» (versículos 14-15, énfasis del autor). En otras palabras, el Espíritu Santo no nos dejará en la oscuridad. Nosotros sabremos qué hacer, cuándo hacerlo, dónde hacerlo y cómo hacerlo –sin importar lo que suceda– cuando estemos siguiendo al Espíritu Santo.
¡Nunca debemos decir que no podemos hacer algo! Tenemos que creer lo increíble. Tenemos que recibir lo imposible. ¿Por qué? Porque en Cristo, todo es factible. Todo lo que tenemos que hacer es alinearnos y comenzar a avanzar.
Avance para el futuro
El avance no tiene que ver con el aquí y el ahora. Se trata del futuro. Avanzamos hacia el futuro. Como dijo Pablo, estamos “extendiéndonos”. Entonces, como creyente, lo primero que debes hacer es crear con tu boca una atmósfera, o un canal, a través del cual avanzas hacia el futuro.
¿Qué crees sobre tu futuro? ¿Qué crees sobre tu avance? ¿Qué estás dispuesto a hacer? ¿Qué estás dispuesto a recibir?
Tu futuro está en juego, así que no te quedes con las personas que quieren arrastrarte o minar tu fe con palabras de duda. Tú lo sabes. Comprométete a hablar la Palabra de Dios y a orar la Palabra de Dios. Eso es lo que Pablo quiso decir cuando dijo: «¡prosigo a la meta». Avanzas cuando se activa tu fe. El avance trae revelación, la revelación trae inspiración, y la inspiración produce manifestación.
La fe de la mayoría de las personas está inactiva, y es por eso que están atrapados. Tienes que estar de acuerdo con la Palabra, incluso con las partes que no te gusten, como: «bendigan a quienes los maldicen, y oren por quienes los calumnian.» (Lucas 6:28). Nadie quiere hacer eso. Pero si quieres que tu fe se active, si quieres avanzar, eso es exactamente lo que harás.
Avanzando cuando atravesamos momentos difíciles
Por supuesto, avanzar no siempre es fácil.
Todos enfrentamos momentos en los que no sabemos qué hacer. Hay veces que no sabemos cómo avanzar. Ese no es el momento para buscar las opiniones de otras personas, para tratar de obtener una “palabra” de parte de alguien. En su lugar, es cuando debes buscar el poder que está en tu interior. En lugar de buscar una “palabra”, ve a la Palabra. Luego, cuando alguien te dé una palabra, lo que escucharás es simplemente la confirmación de que estás en el camino correcto. No importa lo que la vida te arroje; el Dios que está dentro de ti no se agrietará ni romperá.
En mi vida, llegó un momento en el que me di cuenta de que sólo podría llegar tan lejos como mi propia inteligencia y talento pudieran llevarme. ¡Luego fui salvo y me di cuenta de que podía llegar tan lejos como Dios puede hacerlo! Si atraviesas tiempos difíciles, esto puede parecer un viejo cliché de Texas, pero es cierto: los tiempos difíciles no perduran; la gente fuerte lo hace. Permanece en tu fundamento, que es Cristo en ti, la esperanza de gloria (Colosenses 1:27).
Avanza con una visión
Cuando entiendes que la meta del cristianismo es avanzar, algo sucede. Cuando avanzas, te llega un poder de visión cada vez más rápido, así como la energía para actuar en consecuencia.
Dios no solo te está diciendo que hagas algo que no puedes hacer. Él está ampliando tu visión. Antes de que puedas notarlo, podrás avanzar hacia el interior, hacia afuera y hacia arriba.
Avanzando hacia el interior
Debes avanzar hacia el interior. Debes reconocer la presencia de Dios en ti. Nunca olvidaré la primera vez, hace 35 años, cuando escuché a Kenneth Copeland decir: “Dios me ama tanto como ama a Jesús.”
Pensé para mis adentros: Imposible que sea cierto. Pero claro que lo era. El hermano Copeland había avanzado interiormente. Yo todavía tenía que recibir la revelación, la inspiración y la manifestación para comprender que Dios me amaba de esa manera.
Avanzar interiormente significa reconocer la presencia de Dios en ti.
A veces, cuando salgo a comer con alguien, me dicen: “Jesse, eres alguien que da propinas maravillosas”. Yo les respondo: “Lo soy porque tengo a Cristo en mí, la esperanza de la gloria… y ¡Él no está quebrado!”
A veces mis propinas son más grandes que el costo de la comida. Simplemente me gusta ser una bendición. Y en muchas ocasiones eso me abre la puerta para ser testigo del Señor Jesucristo. La prosperidad hace eso. Para la persona que recibe, es una cuestión de dinero. Pero para mí, es una cuestión de Dios.
El dinero es solo una pequeña faceta de la prosperidad, y llegas a reconocer una revelación de ese tipo cuando avanzas internamente.
Avanzando hacia afuera
También debes avanzar hacia afuera, porque la gente te nota desde afuera. Pero no puedes avanzar hacia afuera si llevas exceso de equipaje.
Hebreos 12:1 dice: «Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante».
No puedes avanzar si llevas cargas y pecado. Debes dejar esas cosas a un lado para que cuando los demás te vean, vean tu avance.
Ha habido tantas veces que he estado creyendo por algo para mi ministerio y el diablo ha intentado meterse conmigo. De repente, de la nada, alguien del banco me llama y dice: “Reverendo, conocemos sus finanzas. Están en el banco. Compre el avión. Sabemos que puede pagar el préstamo”. Pero nuevamente, hace 35 años, el hermano Copeland me predicó algo que me golpeó como una tonelada de ladrillos. Predicó Romanos 13:8: «No tengan deudas con nadie, aparte de la deuda de amarse unos a otros».
Desde que lo escuché, todo lo que he hecho ha sido en efectivo: mi auto, mi hogar, todo. No cargaré ningún peso, como las deudas, porque quiero avanzar hacia afuera, y la gente puede notarlo.
Avanzando hacia arriba
Finalmente, debes avanzar hacia arriba. Colosenses 3:1-2 dice: «Puesto que ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pongan la mira en las cosas del cielo, y no en las de la tierra.»
“Las cosas del cielo” son cosas que son de suma importancia para Dios. Cuando predicas, no predicas por dinero; predicas porque tu afecto está puesto en las cosas de arriba. Los únicos dos lugares donde no se usa el dinero son en el cielo y en StarTrek, y deberíamos querer que se haga Su voluntad en la Tierra como en el cielo. Cuando lo hacemos, estamos avanzando hacia arriba.
¿Qué te está diciendo Dios acerca del 2019? ¿Qué quiere que hagas este año? Creo que es Su voluntad que avances de todas las maneras posibles. Hacia el interior, hacia afuera y hacia arriba; este es tu año para ser un reflejo de Jesús y poner en marcha tu futuro. Él está contigo así que, soldado cristiano, ¡avanza!