Las campanas resonaban llamando a los feligreses para rezar, mientras Stanley Black, de 17 años de edad, se arrodillaba antes de deslizarse en una vieja banca. Su rostro, que usualmente reflejaba felicidad, ahora estaba marcado con una frente arrugada que expresaba preocupación. Estando ya de rodillas, suspiró y cerró sus ojos. ¿Cómo era… su vida? […]
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