¿Sabes cómo vivir? ¿Me refiero a vivir de verdad? ¿Sabes cómo disfrutar de un amanecer, o de la hierba verde o una flor? ¿O tienes tanta prisa que no puedes contemplar la belleza de la creación y detenerte el tiempo suficiente para apreciar todo lo que Dios nos ha dado?
Hasta que no conociste al Señor, realmente no sabías nada acerca de la vida porque no conocías al Dador de la vida. Pero, que hayas nacido de nuevo, no significa que sepas todo lo que haya que saber. La mayoría de las personas no saben cómo vivir. Simplemente existen. Siempre están esperando algo más. Piensan en el mañana y dicen cosas como: “Pronto estaremos disfrutando las cosas buenas de Dios.” “Si tan solo pudiéramos hacer esto.” “Pronto podremos hacer eso.” “Cuando podamos jubilarnos, entonces disfrutaremos.” Sin embargo, eso no es vivir.
Vivir es verdaderamente experimentar la vida zoe, el tipo de vida de Dios, hoy mismo, para que no te arrepientas del mañana. Al vivir la vida zoe, no mirarás al pasado y dirás: “Oh, hombre, debería haberme estado divirtiendo. Debería haber disfrutado la vida, saboreando cada momento.” Saber cómo vivir es un arte que debe desarrollarse. Y mientras lo haces, puedes saborear el día a día y apreciar la bondad de Dios.
Ejercita la Gratitud
Comencé a aprender este arte en los primeros días de mi ministerio cuando el Señor me enseñó una lección de vida muy importante. Me preguntó, ¿Keith, te gustaría ampliar tu capacidad para recibir de parte Mía?
Bueno, solamente me tomó una fracción de segundo responderle: “¡Sí, sí y sí! Por favor, muéstrame cómo.”
Él me dijo: Cultiva un estilo de vida de acción de gracias.
Cultivar algo significa que no sucederá automáticamente. Tienes que proveer las condiciones ideales, perseguir el resultado. Ahí es donde la mayoría de la gente se equivoca. Piensan: bueno, básicamente soy una persona agradecida, pero no hacen ningún esfuerzo por ejercitar la gratitud.
Uno de los principales motivos que te impedirá vivir la vida tipo zoe es ser ingrato y desagradecido. Esto oscurecerá tu espíritu.
Algunos cristianos confiesan lo que quieren, pero se quejan de lo que tienen. Dicen: “Estoy reclamando un auto nuevo.”, pero también dicen: “No soporto este auto viejo que tengo ahora. La transmisión gotea. Tiene golpes en ambos guardabarros y el aire acondicionado está roto.” Así no funcionará. Considera Romanos 1:21: «Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad.»
No seas parte de aquellos que van por la vida, quejándose, sin disfrutar la vida en absoluto. No permitas que tu corazón se oscurezca por ser ingrato. Aprecia las cosas que Dios te ha provisto. Es parte de ser un buen administrador. Si estás agradecido por lo que has recibido, entonces lo demostrarás al valorarlo. Recuerda lo que Jesús dijo en Marcos 4:24: «Fíjense bien en lo que oyen, porque con la medida con que ustedes midan a otros, serán medidos, y hasta más se les añadirá.»
Mira a tu alrededor. Las personas que reciben son aquellas que están agradecidas. Han cultivado un estilo de vida de acción de gracias. Si deseas tener la capacidad de recibir más, debes tener la capacidad de apreciar más.
Sin Compararse
El enemigo continuamente trata de influenciar a los cristianos para que sean ingratos. Una de sus estrategias más importantes para evitar que las personas reciban es hacer que se comparen con los demás. La comparación es la naturaleza de la carne y la naturaleza del sistema del mundo. Sin embargo, mira lo que la Biblia dice al respecto: «Nosotros no nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con quienes se alaban a sí mismos; cuando ellos se miden con sus propias medidas y se comparan unos con otros, no demuestran buen juicio.» (2 Corintios 10:12).
Compararse con los demás va de la mano con la ingratitud. Cuando comparas lo que tienes con lo que alguien más tiene, o lo que están haciendo con lo que estás logrando, sin darte cuenta, le estás abriendo la puerta al engaño, la confusión y la oscuridad.
El objetivo del enemigo es que arribes a alguna de dos conclusiones igualmente erróneas. Primero, él quiere que pienses que eres inferior, así que comenzarás a sentir pena por ti mismo e ignorarás todas las cosas buenas que Dios ha hecho en tu vida.
Segundo, él quiere que pienses que eres superior a la persona (o cosa) con la que te estás comparando, llevándote al orgullo.
No caigas en la trampa de la comparación. En su lugar, sé sabio; sé agradecido.
Reconoce las cosas buenas en ti
Filemón 1:6 dice: «pido que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en ustedes por Cristo Jesús.» Si no has estado haciendo esto, comienza a reconocer las cosas buenas que hay en ti hoy.
Cuando se convirtió en mi responsabilidad ministrar en la Escuela de Sanación donde el Dr. Kenneth Hagin había sido el orador habitual, me sentí algo inadecuado porque él operaba en una poderosa unción de sanidad. Un día oré: “Señor, sé que no me darías el trabajo sin haberme equipado para ello. Eres fiel. Pero simplemente no tengo la unción en mi vida en la medida en que lo hace el hermano Hagin.”
El Señor habló a mi espíritu y me dijo: Tú estás ungido. Todos mis hijos reciben una unción cuando están llenos del Espíritu. Dado que muchos de ellos no han hecho nada con esa unción, ¿por qué necesitarían más? Sé fiel con lo que tienes en ti y sobre ti ahora mismo. Habla al respecto. Confiesa que estás ungido. Ministra al máximo de tu capacidad. Y, como eres fiel con lo que tienes, te daré más.
Así que lo hice. Desde ese momento, dejé de pedirle que me ungiera. En su lugar, cité Lucas 4:18: «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido
» Algunas veces lo repetía una y otra vez, «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido.»
No sucedió de la noche a la mañana, pero Dios incrementó la unción. Durante un período de años, la unción se hizo cada vez más fuerte, hasta el punto de que a veces era tan fuerte que no podía soportarla.
Eso no sucederá comparándose, quejándose y llorando. Tienes que mantener tu medida de revelación y decir: “Señor, te agradezco por darme esto. Consideraste que era fiel para recibirlo. Y estoy agradecido.” Da gracias por ello. Utilízala lo mejor que puedas, haciendo todo lo que sabes hacer con ella. Mientras lo haces, el Señor te dará más.
Una montaña de cosas buenas
Tienes muchas cosas por las cuales estar agradecido. Recuerda: cada vez que experimentes algo que no está cien por ciento bien en tu vida, tienes una montaña de cosas que están bien. Si te olvidas de agradecer por las cosas buenas, oscurecerás tu alma; oscurecerás tu corazón.
Descubrí que la mejor forma de obtener revelación es estar agradecido por lo que ya tengo. Me concentro en lo que ya conozco. Hablo de lo que ya he comprendido. Cuando hablo acerca de lo que estoy agradecido y de lo que ya entiendo, comienzo a recibir comprensión en otras áreas. Pero si me enfoco en lo que no sé, las cosas se ponen más oscuras.
Aprendí esto durante mi primer año en Rhema. Mi esposa y yo invitamos a algunos amigos a cenar. Después de la cena, comenzamos a discutir las escrituras. Llegamos a un pasaje que ninguno de nosotros entendía y luego lo discutimos durante dos horas. Esa noche, después de que se fueron, el Señor me habló. Me dijo: ¿Quieres entender ese pasaje?
Le respondí: “Sí, señor.”
Entonces me dijo: Bueno, ahora estás más lejos que nunca.
¿Por qué? Porque sólo estábamos hablando de cuán difícil era entenderlo. Recuerda que meditar sobre lo que no sabes conduce a la oscuridad y alimenta el desagradecimiento. No enfatices lo que no tienes, lo que no sabes y lo que no estás haciendo.
Entonces, ¿qué debes hacer si tienes problemas? Encuentra algo por lo que puedas agradecer y comienza a dar gracias por ello. Es el camino a más revelación. Empieza a pensar en lo que ya sabes. Al meditar en lo que Dios ha hecho, Él te traerá más revelación. ¿Por qué? Porque estás estimando lo que Él ya te ha dado. Lo estás valorando.
Dios quiere que te conviertas en un experto en disfrutar la vida desde tu lugar en Él. Él quiere que disfrutes la vida, y que vivas la vida zoe hoy. Si quieres que Dios te entrene para vivir una vida de acción de gracias, haz esta oración: “Padre Dios, enséñame cómo cultivar un estilo de vida de acción de gracias. Dame discernimiento y comprensión para no dejar de agradecerte. Quiero apreciar todo lo que me das y todo lo que haces por mí. Así, podré ponerlo por obra. Te alabaré y te daré gracias, y seré ensanchado y aumentado. ¡Y serás glorificado cada vez más en mí!”