¡Superkid, ten cuidado! ¡Peligro! ¡Peligro! ¡Hay una trampa muy cerca! ¡Es la trampa de la boca! ¡Y está justo debajo de tu nariz!
Superkid, ¿qué pasaría si pudiéramos guiar nuestras vidas al controlarnos en un área en particular? La Traducción de la Pasión de Santiago 3:2 dice: «Todos fallamos en muchas áreas, pero especialmente con nuestras palabras. Sin embargo, si podemos frenar las palabras que decimos, somos lo suficientemente poderosos como para controlarnos en todos los sentidos, y eso significa que nuestro carácter es maduro y que está completamente desarrollado».
Pueda que no parezca que las palabras de un niño importen mucho, además de meternos en problemas con mamá y papá o en el colegio. Sin embargo, el Dios Todopoderoso nos creó con poder en nuestras bocas. Proverbios 18:21 dice: «Tus palabras son tan poderosas que matarán o darán vida, y la persona habladora cosechará las consecuencias».
Entonces puedes usar tu boca para traer cosas buenas o para traer cosas que no quieres a tu vida. Depende de ti; realmente es tu elección. ¿Cómo eliges? ¿Cómo cambias lo que dices?
Santiago 3:3-4 dice: «Los caballos tienen frenos en la boca para que podamos controlar y guiar su gran cuerpo. Y lo mismo ocurre con las naves poderosas, aunque son masivas y están impulsadas por vientos feroces, aun son dirigidas por un pequeño timón en la dirección de la persona al timón».
¿Puedes controlar un caballo o un barco gigante? ¡Sí! Y aquello que los controla, ya sea un freno en la boca o un timón, es pequeño en comparación.
¡Nuestra vida es GRANDE! El plan de Dios para nosotros es GRANDE, y todo es controlado por ese pequeño orificio bajo nuestras narices. El versículo 5 dice que: «la lengua es una pequeña parte del cuerpo, ¡pero tiene un gran poder!» Nuestra lengua o boca es como la pequeña llama de fósforo que puede encender un fuego y quemar un bosque entero. Una cerilla pequeña puede encender una vela o incendiar una casa, iluminar o destruir.
El versículo 6 lo resume: «¡Y la lengua es un fuego! Se puede comparar con la suma total de la maldad y es la parte más peligrosa de nuestro cuerpo humano». ¡Guauu! La parte más peligrosa de nuestro cuerpo humano. ¿Más peligrosa que tu mano que puede empujar a alguien o tus pies que pueden pisotear algo? Sí, Superkid, ¡nuestras palabras son tan poderosas!
No podemos controlar nuestras bocas por nosotros mismos, pero el Señor está aquí para ayudarnos. Nuestra parte es elegir dejar que Jesús nos ayude a decir cosas buenas. Los versículos 9-10 explican: «¡Usamos nuestra lengua para alabar a Dios nuestro Padre y luego nos damos la vuelta y maldecimos a una persona que fue hecha a su imagen! De la misma boca derramamos palabras de elogio un minuto y maldecimos al siguiente… ¡Esto nunca debería suceder!»
¿Puedes elegir conmigo, Superkid? ¡Hagámoslo!
Paso Nº 1 Elige: ¿Cómo usaré mis palabras, mi boca? Usaré mis palabras para crear cosas buenas en mi vida y en la vida de los demás.
Paso Nº 2 Entrega: entrégale tu boca, tu lengua, tus palabras a Jesús para manifestar vida. Permítele que use tu boca para bendecir, ayudar, llevar alegría y risas a los demás.
Paso Nº 3 Sométete: Jesús, eres mi maestro, mi Señor y amo. Corrígeme cuando empiece a decir cosas que derriban. Dame palabras que edifiquen.
Paso Nº 4 Piensa: Acostúmbrate a pensar antes de hablar. ¿Qué harán estas palabras?
Tus palabras son como ladrillos de construcción que se unen para formar cosas. ¡Día tras día usamos de 7.000 a 20.000 palabras! ¿Qué podrías construir con tantos bloques? ¡Construyamos grandes cosas con nuestras palabras!
Estoy segura de que tus padres o hermanos pueden acorralarte hablando cosas negativas o hirientes. Cuando era una niña en nuestra familia nos “ayudábamos” mutuamente para usar nuestras palabras a propósito. ¡Se convirtió en un juego! A mi hermano John y a mí nos gustaba cuando podíamos corregir a nuestros padres cuando tomaban malas decisiones. Eso no significa solamente cuando alguien usa una palabra de maldición. También significa que cuando se dice algo que no quieres que suceda, pero lo dices de todos modos como: “Nunca me divierto” o “No puedo hacer matemática correctamente” o “¡Soy tan estúpido!” Puede que estas declaraciones no parezcan malas, pero tu enemigo las usará, día tras día; un ladrillo tras otro para traer problemas a tu vida.
Pero Superkid, podemos decir: “¡BASTA!” ¡Nuestras palabras pertenecen a Jesús y las usamos para bien!
¡Somos dueños de NUESTRAS bocas!
COMMANDER KELLIE♥