Hace YA UN Tiempo QUE Dios empezó a trabajar conmigo en el tema de la mujer. estaba preparándome para enseñar un mensaje respecto a Su voluntad de sanar nuestro cuerpo físico.
Leía en Marcos 5:25-35 los versículos que describen a Jesús ministrando a la mujer del flujo de sangre. De acuerdo con el versículo 26, ella «había sufrido mucho a manos de muchos médicos, pero que lejos de mejorar había gastado todo lo que tenía, sin ningún resultado» (RVA).
Finalmente, la mujer escuchó acerca de Jesús, salió y tocó el borde de su manto y virtud fluyó desde Jesús para sanarla.
Mientras leía este poderoso capítulo, el Espíritu de Dios me habló específicamente acerca de la palabra virtud en el versículo 30. Mientras leía esas palabras, el Señor me habló al corazón preguntándome: ¿conoces el significado de la palabra virtud?
Le respondí: “creo que significa poder”.
Inmediatamente me recordó Proverbios 31:10.
¿Sabes que una mujer virtuosa es una mujer poderosa?
Su pregunta simple, pero a la vez profunda, me guió a hacer un estudio que cambió completamente mi perspectiva acerca de la mujer virtuosa. Sin darme cuenta, había desarrollado una concepción errónea sobre la mujer virtuosa de proverbios; la consideraba débil, tímida e introvertida. En cierta forma parecía pasada de moda y fuera de lugar si la comparaba con la mujer actual.
Sin embargo, Dios empezó a revelarme el poder que la mujer virtuosa posee y mi opinión cambió drásticamente. Me impregné con su estilo de vida y me abrumaron sus logros tan notables y sus cualidades sobresalientes. De hecho, mientras empezaba a estudiar y a meditar en este texto, me sorprendía cada vez más de su fortaleza y poder. Empecé a darme cuenta de que ella demostraba un amor extraordinario por su familia y obtenía un nivel de prosperidad financiero impresionante, al tiempo que impactaba tremendamente a su comunidad.
Empecé a desear esa misma clase de poder en mi vida.
Aun más importante, empecé a darme cuenta de que la misma virtud— definida como fortaleza, poder, resistencia y riqueza—está disponible para cada mujer que permanece vitalmente unida a Jesús. Entendí que una mujer virtuosa es una mujer llena del poder de Dios.
Una mujer virtuosa
En proverbios 31:10, se hace la pregunta: «Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?» La pregunta en sí misma implica que encontrar una mujer virtuosa puede no ser una tarea fácil. Dice: «Su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas», sugiriendo que es difícil de encontrar.
No obstante, algunos tienen ideas equivocadas de aquello que caracteriza a una mujer virtuosa. Éstas son aquellas que leen Proverbios 31 y dicen cosas como: “Yo no puedo obtener este nivel de perfección. ¿Quién puede vivir al nivel de rendimiento de esta mujer virtuosa?” Después hay otras personas que se preguntan de dónde esta mujer obtiene su energía y aguante. Y algunas otras mujeres sienten resentimiento en contra de la mujer virtuosa, por educar a sus hijos con niveles tan altos, que para el difíciles de alcanzar para el promedio.
Mientras agudizamos nuestro entendimiento acerca plan de Dios para la mujer, podemos ver con claridad que Él permite y equipa a Sus hijas para hacer Su voluntad. Como mujeres, no nos han abandonado a nuestra fortaleza propia para empujar, luchar y esforzarnos para ser un poco de todo para el resto del mundo. Dios nos da el poder para lograr todo lo que hacemos y en el proceso agrega gran gozo a nuestra vida y nos imparte aún más belleza y fortaleza.
Francamente, a demasiadas mujeres les han lavado el cerebro, en lugar de enseñarlas bíblicamente. Observa que la palabra virtuosa no significa perfecta; significa “poderosa”. El Espíritu Santo abrió mis ojos para que viera esta mujer poderosa de una manera nueva y diferente. Compartió conmigo Su intención de hacer a todas las mujeres fuertes. ¿Por qué? Porque Dios ama a las mujeres. Él no es un hombre machista. Él no oprime a la mujer, no la trata con menos respeto que con el que trata al hombre. De hecho, Dios guió a Pedro a escribir que los hombres deben honrar a sus esposas con ternura o sus oraciones no serán respondidas. Me gustaría decirlo de esta manera: Dios no les pedirá jamás a los esposos que traten a sus esposas de una manera deshonrosa (1 Pedro 3:7). Él quiere que el hombre ame a su esposa, que la cuide y la acaricie (Efesios 5:28-29).
Antes de que el Señor me diera esta revelación, yo percibía a la mujer virtuosa como una mujer muy talentosa en la cocina, que preparaba comidas muy especiales para su familia. La imaginaba como una clase de Betty Crocker o Rachael Ray. Pensaba que era una costurera estupenda, cuya vida era perfecta. También creía que una mujer virtuosa necesitaba ser casada y tener hijos.
Sin embargo, una por una, empecé a descubrir que éstas eran verdades a medias. La única mujer en la Biblia a la que se referían como una mujer virtuosa era Rut (Rut 3:11: «pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa»). De todas maneras, en ese tiempo Rut era soltera, viuda, no tenía hijos, ni dinero. Tenía una suegra amargada llamada Noemí. Rut era de Moab y en la mente de algunas personas ella era de “raza incorrecta”. ¿Por qué alguien se referíría a ella como virtuosa?
Por su carácter.
La palabra virtuosa es definida en la concordancia exhaustiva Strongs como “fuerte, poderosa, eficiente, rica, capaz, energética y con sustancia”. Las distintas acepciones de esta palabra arrojó una nueva luz nueva para mí. Empecé a entender cómo esta clase de poder fluye únicamente del Todopoderoso, nuestro Padre Celestial, el Dios omnipotente. Repentinamente supe que la razón por la que Rut era considerada una mujer virtuosa, era por lo que Boaz había dicho en el versículo anterior: «Bendita seas tú de Jehová» (Rut 3:10, RVR1960).
Verdaderamente Rut estaba bendecida y había recibido poder por parte de Dios. ¿Cómo lo sé? Porque en Rut 1:16, Rut le dice a Noemí: «Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios». Cuando Rut eligió a Dios, se convirtió en virtuosa. Se hizo poderosa. De la misma manera cuando escogemos a Dios, también nos convertimos en virtuosas y poderosas. A medida que vivimos en Él, tenemos acceso a todo lo que Él es.
El poder de Dios es diferente, y mucho más grandioso que el del mundo. Jesús dijo: «Miren que yo les he dado a ustedes poder para aplastar serpientes y escorpiones, y para vencer a todo el poder del enemigo, sin que nada los dañe» (Lucas 10:19).
Un poder basado en el amor de Dios
La clase de poder de Dios siempre se basa en el amor y nunca en el egoísmo. Por lo tanto, la idea de Dios de una mujer virtuosa y poderosa no es una mujer manipuladora, egoísta o controladora. Esa imagen caracteriza la imagen de la mujer poderosa del mundo. Y también se parece a otra mujer de la que leí en la Biblia llamada Jezabel. Sí, Jezabel era fuerte, pero no en Dios. Ella no estaba sometida a Dios, y tenía una voluntad muy fuerte.
De hecho, aún gobernaba sobre su esposo, el rey Ajab, y mandaba a cientos de profetas de Baal (1 Reyes 18:19). En otras palabras, Jezabel era todo lo contario de la mujer de Proverbios 31 y era la definición perfecta de manipulación y control.
En el corazón de Jezabel había mucha maldad. Por ejemplo, en una ocasión, amenazó con matar al profeta de Dios Elías. Otra vez, se burló de Dios con valentía (1 Reyes 19:2). En 1 Reyes 21:1-29, la vemos planeando asesinar a Nabot para quedarse con una tierra que su esposo, el Rey Ajab, deseaba. Nabot se había rehusado a vender o canjear la tierra que había estado en manos de su familia durante muchos años. Ajab estaba desanimado, así que Jezabel intervino y envió cartas al pueblo falsificando la firma de Ajab. Envió dos testigos falsos en contra de Nabot, los cuales testificaron ante el pueblo que él había blasfemado en contra de Dios. Cuando el rey ordenó que sacaran a Nabot de la ciudad y el pueblo lo apedreó, Jezabel le dijo a Ajab que tomara la viña de Nabot.
La Biblia dice en 1 Reyes 21:25 que el rey Ajab había obrado mal ante los ojos del Señor y que Jezabel, su esposa, lo inspiró para que lo hiciera. Desde la perspectiva del mundo, esta mujer tenía poder e influencia, pero ese no era poder de Dios. Este poder, egoísta y maligno, tenía su raíz en el diablo. El poder de Dios es más grandioso y está enraizado y basado en el amor, que nunca falla (1 Corintios 13:8).
Mujeres como Jezabel—y hay muchísimas de ellas por todos lados, aún en la actualidad—sienten que deben dominar, controlar y manipular. Estas mujeres están movidas por el miedo y la inseguridad, lo cual las hace aún más débiles. No existe un “y vivieron felices para siempre” para las mujeres que actúan de esta manera. La verdad es que la fortaleza emana de la fe en Dios, y la valentía se deriva de confiar en Él.
En 2 Reyes 9 leemos acerca del final infeliz de Jezabel. Ella fue arrojada por una ventana y su cuerpo fue comido por los perros, tal como Elías lo había profetizado. Todo lo que quedó fue su cráneo, sus pies y las palmas de sus manos. Convertirse en comida para los perros no es un final muy feliz. Su vida fue un ejemplo de lo que Proverbios 14:12 nos dice: «Hay caminos que el hombre considera rectos, pero que al final conducen a la muerte [destrucción]». Ella siguió un camino que no era recto delante de Dios, sino que únicamente estaba bien para ella. Y lo pagó con su vida.
Las mujeres contenciosas y regañonas como Jezabel son repulsivas. Dos veces, en Proverbios 21:9 y 25:24, leemos que es mejor vivir en un rincón en el techo que vivir en una casa grande con una mujer peleonera. En vez de confiar en Dios y creerle para que actúe y supla sus necesidades, el miedo fuerza a algunas mujeres a importunar continuamente para alcanzar lo que quieren o salirse con la suya.
Desafortunadamente, el miedo sólo le abre la puerta al enemigo. Las mujeres necias derriban su casa (Proverbios 14:1). ¿Qué constituye a un necio? El Salmo 53:1 dice: «Dice el necio en su corazón: No hay Dios» (RVR1960). El necio actúa como si la Palabra de Dios no fuera verdad.
Si remueves las palabras en itálica del salmo 53:1, las cuales fueron añadidas por los traductores, actualmente se lee ”Dice el necio… No Dios”. Un necio le dirá no a Dios, no a Su Palabra, no a Sus instrucciones, no a Su Plan. Sin embargo, cuando ponemos nuestro amor en nuestro Padre celestial, nos establecemos en Él y no seremos movidos. No nos podrán sacudir cuando confiamos en el Dios viviente—la roca sólida. A medida que confiamos en Él, nos hacemos fuertes en el Señor y el poder de Su fuerza que no puede ser derrotado (Efesios 6:10).
¿De dónde viene este poder y dónde debe ser usado? Hechos 1:8 dice: «Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos». Jesús dijo: «Miren que yo les he dado a ustedes poder para aplastar serpientes y escorpiones, y para vencer a todo el poder del enemigo, sin que nada los dañe» (Lucas 10:19). Y en Hechos 10:38 dice: «que Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, y que él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».
Dios desea que las mujeres sean poderosas en Él. Él no quiere hijas débiles. Él dijo: «diga el débil: Fuerte soy» (Joel 3:10, RVR1960). Él es un Dios Todopoderoso y quiere hijos poderosos. Es el momento para que reconozcamos cada cosa buena en nosotros, para que seamos más efectivos. (Filemón 1:6).
Cuando Dios instruyó a Abrán para que dejara su país y la casa de su padre, Él le prometió: «Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición» (Génesis 12:2). Unos años después, cuando Dios hizo un segundo pacto con Abrán, cambió el nombre de Abrán a Abrahán y el nombre de su esposa de Sarai a Sara. Dios le prometió que la bendeciría y que le daría un hijo de ella a Abrahán: «Sí, yo la bendeciré, y ella será la madre de las naciones, los reyes y los pueblos que de ella nacerán.» (Génesis 17:16). Después de tratar con Abrahán, el Señor regresó cuando Sara estaba cerca y confirmó la promesa de que ella le daría un hijo en menos de un año. En 1 Pedro 3:6, Dios se refiere acerca de todas nosotras como sus hijas.
Verás, la Biblia no solamente habla acerca del padre Abrahán, sino también acerca de la madre Sara. Un cambio de nombre significa que un pacto fue establecido entre Dios y la humanidad—hombres y mujeres. Por esa razón, el pacto poderoso de Dios de prosperidad es tanto para las mujeres como para los hombres.
Gálatas 3 dice que Cristo se hizo maldición por nosotros, para que la bendición de Abrahán pudiera venir sobre los gentiles. Él dice que en Cristo no existen judíos ni gentiles, ni esclavos, ni libres, ni hombres, ni mujeres. Todos estamos en Cristo, y todos somos herederos de acuerdo a la promesa. Las mujeres que saben que tienen un pacto de prosperidad pueden activar ese pacto ellas mismas y dar un paso hacia el lugar de abundancia.
A medida que el Espíritu Santo revela Su propósito para las mujeres, nosotros descubrimos lo simple que es operar de la misma manera. Mujeres de todas las edades puedes unirse al rango prestigioso de las mujeres virtuosas.
Proverbios 31:29 dice: «Muchas mujeres han hecho el bien, pero tú las sobrepasas a todas».
De todas las mujeres en el Antiguo Testamento que hicieron cosas asombrosas para Dios—incluyendo a Sara, Débora, Abigail, Rut, Ester, Hana, para nombrar algunas—Dios dijo que la mujer virtuosa “las sobrepasa” a todas. ¡Guau! Qué poder que posee y debido a que no tiene un nombre, tú puedes poner tu nombre allí y convertirte en una mujer virtuosa.
Oro para que mientras lees la Biblia a la luz de la mujer virtuosa, también empieces a entender el profundo amor de Dios por las mujeres y su deseo intenso de darle poder a Sus hijas. Y por encima de todo, oro para que Dios te revele cuán poderosa eres en Jesucristo.