Cambios. Últimamente escuchamos mucho al respecto.
Con frecuencia hay una profecía sobre los cambios que están ocurriendo en nuestra nación y el Cuerpo de Cristo. En este momento, atravesamos por algunos de los cambios más dramáticos que hayamos visto, lo cual genera gran expectativa. Por supuesto, no queremos cambios solo por el hecho de cambiar; queremos cambios que produzcan bienestar.
Como nación, enfrentamos muchos desafíos: la economía, la política exterior, la inmigración. Pero como he orado, creo que el mayor cambio que se necesita en los Estados Unidos es referente a la horrenda división que existe en nuestro país. En todos mis años de vida, nuestra nación jamás ha experimentado un mayor desafío. Estamos divididos, y es vergonzoso que el mayor detonante sean las diferencias raciales. Jesús dijo: «Si una casa se divide contra sí misma, tampoco puede permanecer.» (Marcos 3:25). Es por eso que el enemigo ama la división.
Pero ¿qué podemos hacer para enfrentar tal problema? ¿Cuál es nuestra responsabilidad como cristianos?
Cualquier cosa que necesitemos cambiar, ya sea un cambio a nivel nacional o un cambio en lo personal, todo comienza con el desarrollo de una visión.
Todo Cambio requiere de visión
La mayoría de las cosas que Dios hace en este mundo, no son manifestadas a causa de Su soberanía. Por ejemplo, si se necesitan finanzas, Él no deja caer una bolsa de dinero desde el cielo en la cabeza de alguien. Él usa a personas. Él usa al Cuerpo de Cristo. Nosotros somos Sus agentes de cambio en la Tierra.
Para ser agentes de cambio efectivos, necesitamos una visión directa de Dios, o lo que el Antiguo Testamento llama una revelación. Es una comprensión mental de lo que depara el futuro, revelado por el Espíritu. Proverbios 29:18 dice: «Cuando no hay visión, el pueblo se desvía». No puede ser más claro y sencillo.
La visión es vital porque afecta tu proceso de toma de decisiones y te empuja hacia el resultado final de Dios.
Por supuesto, muchas personas leen ese versículo sin considerar la segunda mitad. El versículo completo dice: «Cuando no hay visión, el pueblo se desvía; ¡dichoso aquél que obedece la ley!» Mantener la Palabra de Dios, abrazarla como tu manera de vivir, es un requisito previo para recibir una revelación divina. No tiene sentido buscar a Dios para una gran visión sin primero basar tu vida en Su Palabra.
La Visión proviene del Espíritu Santo
En el nuevo pacto, la visión proviene a través del ministerio del Espíritu Santo. Primera de Corintios 2:9-10 dice: «Como está escrito: «Las cosas que ningún ojo vio, ni ningún oído escuchó, ni han penetrado en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman.» Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo examina todo, aun las profundidades de Dios.»
Tú y yo somos llamados según el propósito de Dios. Y puedes apostar todo a que lo que Dios ha preparado para nosotros, por el Espíritu Santo, es mucho más grande de lo que podemos imaginar por nosotros mismos. Entonces, ora y busca lo que Él ha preparado para ti.
Primero Escribe la Visión
Por supuesto, recibir una visión de cambio e implementarla, a menudo son dos desafíos muy diferentes.
Cuando desees implementar cambios, el primer paso es escribirlos. Habacuc 2:2 dice: «Y el Señor me respondió, y me dijo: «Escribe esta visión. Grábala sobre unas tablillas, para que pueda leerse de corrido.»
Algo sobrenatural ocurre al escribir tu visión. Es fácil escuchar una visión que crees que proviene de Dios, emocionarte al respecto, no anotarla… y luego ver cómo se desvanece con el paso del tiempo.
Si deseas que el ímpetu se mantenga con la visión, debes escribirla. Ponla en la puerta de tu refrigerador y léela a diario. Escríbela para que puedas hablarle. Escríbela para que el Espíritu Santo pueda agregarle cosas y hacerla más clara cada día.
Después de que hayas anotado la visión, establece lo que Filipenses 3:14 llama metas: son metas y objetivos intermedios que lo llevan hacia tu gran vocación. Estas son acciones que te empujan en la dirección correcta. Pueden ser tareas pequeñas e insignificantes, pero son pequeñas a propósito… porque son semillas. Estás plantando semillas hacia tu cosecha.
Filipenses 3:14 dice: «¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» Proseguir significa “perseguir ardientemente”. En otras palabras, debes proseguir hacia la meta con lo que yo llamo un “esfuerzo máximo sostenible”. Cualquiera puede perseguir un objetivo por un minuto o dos. Debes prestar tu máximo esfuerzo, sostenido indefinidamente.
Enfrentando Oposición
Por supuesto, no será sencillo. Tu carne no querrá cooperar. No importa si se trata de una dieta, un ejercicio u otra cosa que aplica a tu llamado superior. Tu carne te despertará a la madrugada pensando en el pastel de nueces que está en el refrigerador. Sólo tu compromiso con la dieta te hará atravesar esa batalla.
También enfrentarás otros tipos de oposición. Uno de los más grandes es la resistencia demoníaca. No te equivoques al respecto; hay asignaciones demoníacas contra cada creyente. No es algo sobre lo que debes ponerte nervioso, porque Satanás es un enemigo derrotado. Pero sí debes estar atento porque hay asignaciones sutiles contra ti que están diseñadas para frustrar tu parte en el plan de despliegue de Dios.
Al enemigo le gusta presionarte. Él desafiará tus creencias referentes a la sanidad, las finanzas, el matrimonio y la voluntad de Dios para tu vida. ¡Pero el enemigo no puede detener la promesa! Es por eso que Santiago dice: «Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas. Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia. Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada.» (Santiago 1:2-4). En otras palabras, emociónate cuando el diablo te tiente, porque si eres paciente y no lo dejas salirse con la suya, entrarás en tu gran vocación. ¡La gracia de Dios te hará sobrepasar toda oposición!
Defiéndete
La fe proviene de escuchar la Palabra (Romanos 10:17), por lo tanto, para asegurarte de no renunciar, necesitas escuchar la Palabra regularmente. Cuando el enemigo te dice algo que se opone a lo que Dios te ha dicho acerca de tu vocación, echa abajo esa imaginación vana (2 Corintios 10:5).
Como solía decir el hermano Kenneth Hagin, “no puedes prevenir que un pájaro vuele por encima de tu cabeza, pero sí puedes evitar de que anide en tu cabello.”
Si tienes un pensamiento que es contrario a lo que Dios te ha dicho, deséchalo. No dejes que te infecte. Conforma tus pensamientos a la Palabra de Dios. Sólo declara lo que el Espíritu Santo te ha dicho. Lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5).
Administra tu vida mental al escuchar y hablar constantemente la Palabra. Entonces, tu fe se mantendrá fortalecida.
Cómo Cambiamos
Necesitas una fe fuerte y una actitud que no renuncia al primer cambio. Nuestro país y nuestras iglesias lo necesitan, y tú y yo somos una gran parte de esta transformación.
Como pastor, sé que cada iglesia es una parte del plan de Dios para unificar a los Estados Unidos. Gran parte de nuestra vocación es unificar a personas con diferentes antecedentes, perspectivas, dones y talentos. ¡Debemos unirlos para lanzar una unción grupal que cambiará esta Tierra!
Con ese conocimiento, nuestra iglesia comenzó a poner en práctica estos principios.
Primero, recibimos una visión del Señor. Nos dijo: Toma medidas como iglesia para ser racialmente lo más diverso posible. Entonces, comenzamos a movernos en esa dirección. Muchas iglesias dicen que son diversas, pero en realidad su diversidad es un pequeño porcentaje de su congregación. El hecho es que nos sentimos más cómodos con personas que se parecen a nosotros, hablan como nosotros y tienen las mismas experiencias de vida. Pero eso no es lo mejor de Dios para nosotros. El Cuerpo de Cristo debe ser tan culturalmente diverso como la población de la Tierra.
Entonces, conocer la diversidad fue nuestra visión y comenzamos a establecer objetivos. Una meta intermedia era invitar a personas que de otra manera no hubieran escuchado acerca de nuestra iglesia a unirse a nosotros. En lugar de dejar invitaciones en las puertas de las casas del barrio suburbano blanco alrededor de nuestra iglesia, nos aventuramos en áreas que eran diferentes a donde vivíamos. Seguimos adelante con el máximo esfuerzo sostenible y hoy, en cualquier domingo, la diversidad de nuestra congregación es maravillosamente evidente.
Luego, establecimos otra meta. Comenzamos un servicio de habla hispana para que las personas que no hablaban inglés aún pudieran sentir que son parte de nuestro cuerpo. A continuación, comenzamos el entrenamiento de sensibilidad cultural, un término elegante para sentarse e invertir tiempo con personas de diferentes culturas y aprender de ellos y su manera de ver la vida. Nos reunimos, blancos, negros, asiáticos, hispanos, todos nosotros, y hablamos regularmente. Es un diálogo continuo, y hemos comenzado a ver un cambio significativo.
Hemos tenido que invertir mucho, pero es el cumplimiento de la visión que Dios nos dio. ¡Debido a nuestra obediencia, creo que la unción grupal vendrá y destruirá un yugo en América que nos hará libres!
Es Tu Turno
¿Cuál es el cambio que Dios ha puesto en tu corazón? ¿Cuál es tu gran vocación? ¿Qué parte tienes en la visión de Dios para Su cuerpo?
Tómate tiempo hoy para orar al respecto. Escribe la visión que Dios te da. Establece tus metas. Luego, continúa con el máximo esfuerzo sostenible, sin importar la resistencia que enfrentes.
Si eres consistente, entrarás a tu gran llamado. Y lo necesitamos… porque mientras lo obedecemos juntos, ¡todo nuestro mundo cambiará!