Cuando entres al auditorio en la Convención de Creyentes del Suroeste de 2018, no solo estarás entrando a un lugar donde se predicará la Palabra de Dios: estarás adentrándote en el ministerio del profeta.
Cuando Dios llama a ministros del evangelio, Él los unge con uno o más de los cinco dones ministeriales: apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro, y los establece entre nosotros para perfeccionarnos mediante la revelación. Podemos conectarnos con estos dones a través de la colaboración, lo que nos lleva a una relación de pacto con ellos. Una vez que se hace esa conexión divina, la unción que está sobre el apóstol, el profeta, el evangelista, el pastor o el maestro es liberada sobre nosotros y participamos de su gracia, o su unción.
Cuando Pablo escribió a sus colaboradores de pacto en Filipos acerca de su «comunión en el evangelio» (Filipenses 1:5), él continuó diciéndoles que «todos ustedes participan conmigo de mi gracia [mi unción]» (versículo 7, RVA).
En otras palabras, las mismas unciones y dones que estaban en plena manifestación en la vida y el ministerio de Pablo, estaban también disponibles para aquellos que estaban en alianza de pacto con él. Todo lo que tenían que hacer era aferrarse a estas unciones y dones por medio de la fe, reclamarlos y recibirlos.
Si eres un colaborador de los Ministerios Kenneth Copeland, tienes acceso a la misma alianza de pacto con el ministerio del profeta en el que Kenneth Copeland ha operado desde 1977. Cuando asistas o veas la convención de este año, recibirás sin duda una enseñanza poderosa; pero si deseas hacer un retiro total del depósito que Dios te ofrece, es fundamental que entiendas el ministerio del profeta.
El Papel del Profeta
Los profetas, también reconocidos como videntes, están posicionados como los ojos del Cuerpo de Cristo. Perciben una profunda revelación espiritual y ven a lo lejos, con una vista que se asemeja a la de un águila. Tal como observadores de visiones, los profetas tienen la capacidad de ver el futuro a través de un túnel de tiempo, lo que significa que lo que parece imposible o poco probable para quienes los rodean, es fácil de visualizar para los profetas.
Imagínate lo que las personas que los rodeaban deben haber pensado cuando los profetas desde Génesis hasta Malaquías declararon: “¡El Ungido viene! ¡El Ungido viene!” No había señal alguna para respaldar sus afirmaciones, y ciertamente parecía muy improbable. Sin embargo, estos profetas estaban visualizando más allá de lo que tenía sentido y viendo con anticipación lo que Dios les había revelado.
Pero, adicional a ver los planes y propósitos futuros de Dios, los profetas también sirven como la boca del Señor. La palabra hebrea para el profeta, Nabi, también se traduce como portavoz. Los profetas de hoy dicen lo que Dios les diga que digan, tal como los profetas en el Antiguo Testamento le obedecieron cuando les dijo: «debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga.» (Jeremías 1:7, Nueva Traducción Viviente).
En el Antiguo Testamento, los profetas fueron portavoces del Señor ─ liberando Su palabra en la Tierra. Dios le reveló esto a Jeremías, cuando le dijo: «¡Mira, he puesto mis palabras en tu boca!» (versículo 9, NTV).
El mensaje de Dios, entregado por medio de muchos profetas, anunció la venida de Jesús ─el Rey pre-anunciado─ varios siglos antes de que el evento sucediera. ¿Por qué Dios dejaría una hoja de ruta hacia Jesús a través de los profetas? La Biblia nos dice que es un pre-requisito, ya que “Lo cierto es que nada hace el Señor sin antes revelarlo a sus siervos los profetas.” (Amos 3: 7, RVC).
En otras palabras, sin los profetas, Jesús no pudiera haber venido. Sólo en el libro de Mateo, hay al menos 16 referencias a Jesús donde la atención se concentra en un solo hecho: “para que se cumpliese lo dicho por el profeta”.
El papel de un profeta es ver lo que Dios revela, para luego declararlo, y proclamar los planes de Dios en la Tierra. La revelación entregada a través de los profetas vendrá en la forma de una palabra de conocimiento, una palabra de sabiduría o el discernimiento de espíritus. Además, la profecía, como se define en 1 Corintios 14:3, edifica, exhorta y consuela — porque está hablando inspirado por Dios.
Los Profetas Amonestan
No te equivoques: las palabras proféticas no son solamente para la edificación y el consuelo. Los profetas del Antiguo Testamento, al igual que los profetas modernos, declararon el juicio. El corazón detrás de tales advertencias no vino de un corazón de condenación, sino del amor del Padre ofreciendo una oportunidad a aquellos en peligro de arrepentirse, hacer un giro de 180 grados y cambiar sus caminos. En Ezequiel 3:17, Él le dijo al profeta: «Hijo de hombre, yo he puesto al pueblo de Israel bajo tu cuidado. Así que tú oirás lo que yo te diga, y tú los amonestarás de mi parte» (RVC).
Había una razón por la cual Dios constantemente se esforzaba por enseñar a Su pueblo a obedecerle: quería que vivieran en victoria. Entonces, a lo largo de toda la Biblia, lo encontrarás hablando con Su pueblo, enviándoles profetas como testigos de Sí mismo y revelándoles Su buen plan para cada uno de ellos. Dios siempre dio lo mejor de Sí mismo para hacer que Israel escuchara lo que les estaba diciendo para que así pudieran obedecer y vivir libres de la esclavitud.
Dios envió profetas a Israel para instruirlos cómo evitar la derrota, año tras año tras año. Es sorprendente estudiar cuánto Dios se preocupó por Israel. ¡Y todavía hoy nosotros le importamos de la misma manera!
El libro de Jeremías nos ilustra otra imagen clara y precisa de la historia de Dios con Su pueblo. La Escritura dice que continuamente envió profetas para anunciarle a Su pueblo lo que deberían hacer por su propio bien (Jeremías 7:25, 35:15). Sin embargo, una y otra vez, la gente se negó a escuchar lo que Dios dijo a través de aquellos a quienes envió.
Hoy en día, Dios todavía advierte a través de Sus profetas. Puede ser una palabra de corrección, juicio o advertencia para un individuo, la iglesia o incluso una nación. Sin importar el destinatario, cuando una palabra de advertencia viene a través del ministerio del profeta, una cosa es segura: tenemos que escuchar.
Los Profetas preparan el camino
El gran profeta Isaías anunció las cosas venideras para preparar los corazones de las personas, exhortándoles a abrir sus ojos espirituales y a esperar un movimiento de parte de Dios. Isaías 40:3,5 dice: “Una voz clama en el desierto: «Preparen el camino del Señor; enderecen en el páramo una calzada a nuestro Dios… Se manifestará la gloria del Señor, y la humanidad entera la verá. La boca del Señor ha hablado.»”
La voz del profeta Isaías estaba creando un camino para la venida del Señor. Y en Juan 1:14, encontramos que «la Palabra se hizo carne» (RVC). Ahora la palabra profética se había hecho una realidad. Este es un ejemplo del cumplimiento de la profecía después de una larga espera, y una ilustración de cómo debemos apreciar la profecía en nuestras vidas personales. Cuando recibes del ministerio de un profeta, ya sea una palabra personal o una declaración sobre la iglesia o tu nación ─ jamás te rindas a la espera del cumplimiento de una palabra profética ─ no permitas que el paso del tiempo debilite tu fe.
Años antes de su realización, el hermano Copeland pronunció una palabra profética sobre la caída del Muro de Berlín. En ese momento, la gente pudo haber pensado: ¡Bueno, ese muro ha existido por mucho tiempo! No había ninguna señal en lo natural de que estuviera a punto de suceder. Sin embargo, el 9 de noviembre de 1988, el muro cayó. Fue una palabra profética en acción.
Así es como los profetas preparan el camino. Una palabra profética derrumba y arranca. Transforma y construye. Puede tomar una ciudad dividida y unirla de nuevo. Participamos al creer, recibir, interceder y tomar medidas, sea cuando sea necesario.
El Señor no hará nada hasta que Él revele las cosas a Sus profetas. Él revelará a Sus siervos las palabras que necesitan ser declaradas, y esas palabras comenzarán a producir un camino hacia el cumplimiento de esas palabras.
Cómo recibir de parte del Ministerio del Profeta
La Biblia dice: si crees en Sus profetas, entonces prosperarás (2 Crónicas 20:20). Eso significa que, para recibir de este ministerio, el primer paso es creer las palabras que declara un profeta. Naturalmente, si crees las palabras de un profeta, las recibirás, intercederás y actuarás.
Mientras te preparas para asistir a la Conferencia de Creyentes del Suroeste de 2018, ora para que el ministerio del profeta se manifieste y para que la iglesia reciba los beneficios. Dios dijo que le diría al profeta lo que está por venir, y el profeta se lo dirá a la iglesia. ¡Necesitamos saber lo que viene! Es por eso que Kenneth E. Hagin dijo que el ministerio del profeta está por encima del ministerio de enseñanza.
Cuando Kenneth Copeland cruza desde la plataforma del Maestro a la oficina del Profeta, él entrega un mensaje por el Espíritu. Se convierte en un tiempo de revelación, advertencia e instrucción. Es un tesoro de las palabras de Dios siendo liberado en forma audible para nosotros como creyentes.
Puedes participar de la Recompensa del Profeta
La recompensa de un profeta te está esperando en la convención de este año. Jesús dijo: «Si reciben a un profeta como a alguien que habla de parte de Dios, recibirán la misma recompensa que un profeta. Y, si reciben a un justo debido a su justicia, recibirán una recompensa similar a la de él.» (Mateo 10:41, NTV). ¿Cuál es la recompensa del profeta? La unción: el equipamiento para hacer lo que se te pide que hagas. Los profetas tienen las llaves que pueden abrir puertas dentro tuyo y abrir puertas para todo el Cuerpo de Cristo.
El ministerio del profeta es un acelerador. Transporta al pueblo de Dios hacia adelante más rápidamente a través de la revelación, la advertencia y la instrucción. Nos da dirección para la oración y la acción en nuestras vidas y en nuestro mundo. Prepara el camino para lo que vendrá y mantiene nuestra expectativa en el nivel requerido: ¡en alto!
¿Cuál es tu parte? Simplemente debes recibir al profeta, creer que sus palabras provienen de Dios y actuar en consecuencia. Puedes actuar sobre estas palabras transformadoras estando abierto y dispuesto, y valorando el ministerio del profeta.
Estamos conectados con un gran profeta en Kenneth Copeland, y mientras le acojamos a él y a su ministerio, las vidas cambiarán y las circunstancias también. Necesitamos creer, recibir y actuar sobre lo que se habla. El hecho de que estemos de acuerdo mentalmente con la Biblia no significa que lo estamos escuchando con la intención de hacerlo. Nuestra victoria está en camino.
Este año ven a la Convención de Creyentes esperando recibir una palabra del Señor a través de Kenneth Copeland, mientras él se mueve y predica desde la oficina del profeta.