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La primera elección

julio, 2018 No hay comentarios
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La primera elección
La Voz de Victoria del Creyente julio, 2018
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Jasmine bostezó mientras sus dedos bailaban sobre las teclas de la computadora, calculando y recalculando las finanzas de uno de los casinos más grandes del mundo en Las Vegas, Nevada. Hizo una pausa y cerró los ojos. Los implacables días de trabajo con poco tiempo libre habían cobrado su peaje: la fatiga la dejaba mareada.

Bostezando una vez más, Jasmine recordó que tendría el fin de semana libre para descansar y reagruparse. Además, ella estaba viviendo su sueño. Después de obtener una maestría en contabilidad, había sido perseguida por tres de las cuatro firmas de contabilidad más importantes del país. Cuando Deloitte, considerada la firma top, le ofreció un trabajo, ella aceptó.

Jasmine amaba el trabajo y era una empleada sobresaliente. Pero las horas eran agotadoras. Al principio, comenzó trabajando 40 horas semanales. Después, su horario había aumentado a 50 horas. Esas 50 se convirtieron en 60, y pronto estaba trabajando semanas de 70 horas. Ahora, todo el equipo estaba trabajando 90 horas semanales.

Jasmine anhelaba un día libre para descansar, ir a la iglesia y sumergirse en la Palabra de Dios. Deseaba enseñar clases de gimnasia y fortalecer su cuerpo después de varios días sentada frente a una computadora.

Mirando por la ventana, se dio cuenta de que ya estaba oscuro. Cerrando sus archivos, suspiró con satisfacción. Era viernes por la noche, y el equipo completo había recibido todo el fin de semana libre. Minutos más tarde, Jasmine se congeló mientras escuchaba el anuncio. ¡El tiempo libre había sido cancelado! El equipo tendría que trabajar todo el fin de semana… otra vez.

Saliendo del edificio, Jasmine ignoró el frío clima de enero mientras caminaba hacia el estacionamiento. Metiéndose en su Chrysler convertible color negro, cerró con llave las puertas, se dejó caer contra el volante y sollozó.

Ella tenía tan solo 25 años. ¿Cómo pudo haber trabajado tan duro para obtener su licenciatura y maestría en contabilidad para terminar viviendo una vida tan miserable? Después de un rato, Jasmine se secó los ojos y regresó al edificio. Me he vendido a la esclavitud, pensó. Su sueño se había convertido en una pesadilla.

Tomando una posición

“Trabajaba con un equipo de 40 personas para la Corporación Caesars Entertainment, la mayor corporación de juegos a nivel mundial”, recuerda Jasmine. “No trabajábamos en las oficinas de Deloitte. Trabajábamos en las instalaciones de nuestro cliente.”

“Para alguien nacido y criado en Las Vegas, había llevado una vida muy protegida. Mis padres eran cristianos y colaboradores con los Ministerios Kenneth Copeland; ambos asistían a las convenciones desde antes de que yo naciera. Cuando tenía alrededor de 5 años, mi padre se volvió adicto a la cocaína. Mi madre lo metió en un programa de rehabilitación cristiana y salió adelante. Luego, volvió a caer en las drogas y se convirtió en su estilo de vida. Fue desgarrador ver cómo se disolvía el matrimonio de mis padres, pero finalmente mi padre se fue de nuestras vidas.” 

“Mi madre corrió hacia Dios para ser sanada y obtener la fuerza y la sabiduría necesarias para criarme sola. Mi único objetivo en la vida era vivir para el Señor y no causar ningún problema. Nunca fumé, bebí, ni provoqué problema alguno y, aunque vivíamos en Las Vegas, mi madre no me permitió ingresar a los casinos, y yo la respeté.”

“Mientras luchaba cuando era niña con la desaparición de mi papá, caí en la gula emocional como vía de escape, lo que resultó en mi sobrepeso. Con el tiempo, aprendí a manejar los sentimientos de rechazo sin comer en exceso. Aprendí a comer alimentos saludables, me puse en forma y descubrí mi pasión por enseñar gimnasia a nivel grupal.” 

“Decir que desencajaba con mi equipo en el trabajo sería una subestimación. La actitud grupal era: ‘Trabajaremos largas horas, comeremos comida chatarra y luego saldremos a beber a los bares y a actuar desenfrenadamente.’”

“Tenía una gran ética laboral y hacía un excelente trabajo. No comía comida chatarra, no salía a los bares ni tomaba alcohol con el equipo. Eso les molestaba. Yo era la única afroamericana en el equipo, y mis creencias cristianas eran una contradicción a su cultura. Me condenaron al ostracismo, y se había vuelto un calvario.”

A pesar de que quería salir corriendo de la situación y del medio ambiente, Jasmine decidió no renunciar a su trabajo.

“Para obtener mi licencia de contadora pública, tenía que trabajar para una firma de contabilidad durante dos años”, nos explica. “Necesitaba pasar esos dos años.”

En su segundo año con la firma, la persecución pasó del rechazo personal al punto en que los miembros del equipo de Jasmine se negaron a trabajar con ella.

“Me enviaron de vuelta a la oficina central y les dijeron a todos que no era alguien que trabajara en equipo. Ningún otro equipo me iba a buscar, así que mes tras mes me senté sola en la oficina de Deloitte sin nada que hacer. Me quedaban ocho meses para registrar mis dos años.” 

La Oración de Común Acuerdo

En búsqueda de un descanso, Jasmine y su madre, Sandy, se tomaron vacaciones para asistir a la convención de Creyentes del Suroeste en Fort Worth. Llegaron tarde el lunes por la noche, mas Jasmine se despertó temprano el martes por la mañana para asistir a la primera sesión del día. Llegó al centro de convenciones justo cuando Jerry Savelle había comenzado la enseñanza.

“Si estás buscando un trabajo nuevo”, dijo Jerry, “quiero que te pongas de pie.”

Jasmine se levantó, al igual que muchos otros.

“Aquellos de ustedes que están a su alrededor, extiendan sus manos a los que están de pie y pónganse de común acuerdo con ellos en la fe.”, instruyó.

A continuación, Jerry oró por la situación laboral de todos los que estaban de pie. 

Un mes más tarde, Jasmine había regresado al trabajo, cuando la llamaron a una reunión con el socio principal de la firma de contabilidad y el director de recursos humanos.

“Has estado aquí por un tiempo”, dijo el socio, “y parece que nadie te escoge en su equipo”. Es hora de que sigamos nuestros caminos por separado. Hoy será el último día que tengas que venir a la oficina. Durante las próximas 10 semanas, recibirás tu salario y beneficios regulares.”

Fe para un trabajo

“Conseguir trabajo siempre fue fácil para mí”, dice Jasmine. “Cuando estaba en la universidad, me contrataron como gerente y contadora para una gran empresa de tasación. Ahora, con Deloitte en mi currículum, pensé que conseguir otro trabajo sería aún más fácil.”

“Busqué, busqué y más busqué empleo, pero en cada oportunidad, terminaba como la segunda opción. Pasó un mes. Luego dos meses. Pronto, mis 10 semanas de salario y beneficios se extinguieron. El único ingreso que tenía era el proveniente de enseñar clases de gimnasia, lo cual era suficiente para poner gasolina en mi auto.”

“La próxima vez que me dijeron que era la segunda opción de una empresa, me golpeó duro. Lloré y dije: ‘Dios, dijiste que yo sería la cabeza y no la cola. La primera y no la última. ¿Por qué sigo quedando en segundo lugar? ¿Por qué no puedo conseguir un trabajo?’”

Buscando en línea, Jasmine encontró un trabajo potencial y envió su aplicación. Dos semanas más tarde, recibió una llamada de una mujer en Florida. 

“Soy la gerente de informes financieros de la cadena Resorts Diamond”, dijo la mujer. “Me gustaría hablar con usted acerca de su solicitud.”

La mujer le hizo una entrevista telefónica, y luego envió a Jasmine a una entrevista cara a cara en la oficina local de la compañía en Las Vegas.

Durante la entrevista, Jasmine notó que las palabras “horas extras” eran mencionadas una y otra vez, y cómo su corazón se hundía. Ella no quería volver a caer en otra situación similar a la anterior.

Con valentía, continuó adelante con su búsqueda de trabajo. 

Un par de semanas más tarde, le solicitaron a Jasmine que se reuniera con la directora contable en los Resorts Diamond. Su corazón palpitaba fuertemente mientras entraba a la oficina. Sabía que la directora había trabajado para Deloitte en el pasado. ¿Habría estado de acuerdo con su política de tiempo extra? Jasmine se preguntó. ¿Alguien había difundido la historia de que ella no era una buena trabajadora en equipo?

Jasmine no recibió más llamadas después de esa entrevista. 

Primera elección

“Uno de mis amigos me sugirió que simplificara mi currículum con la esperanza de conseguir un trabajo, cualquier clase de trabajo”, comenta Jasmine. “Pero pensé que hacerlo sería equivalente a decir que Dios no era lo suficientemente grande como para darme el deseo de mi corazón. Me negué y actué de acuerdo a mi fe; escogí la ropa que usaría en mi primer día y planifiqué hasta cómo decoraría mi cubículo.”

El 6 de febrero de 2014, Jasmine recibió otra llamada de la gerente de los Resorts Diamond.

“Sé que ha pasado mucho tiempo”, dijo la mujer. “He entrevistado a muchas personas desde que hablamos y me encontré comparando todas sus respuestas con las suyas. Me di cuenta de que eras la elección número uno. Quiero ofrecerte este trabajo.” 

Sorprendida y al mismo tiempo complacida, Jasmine aceptó la oferta. 

“¡Fui su primera elección!”, recuerda Jasmine. “¡Finalmente, yo era la cabeza y no la cola! Fui la primera y no la última. El salario que me dieron fue de $10.000 extras a lo que había ganado en Deloitte, y $8.000 más de lo que le había pedido a Dios.”

“El trabajo marcaba todas las casillas de mi lista”, recuerda Jasmine. “Los beneficios, las horas, la ubicación e incluso la política de vestimenta eran perfectos. La cultura era totalmente diferente de lo que había experimentado en Deloitte. Era como una familia. Me aceptaron por lo que soy y me hicieron sentir bienvenida.”

El único inconveniente del trabajo era el hecho de que Jasmine no estaba haciendo lo que estaba capacitada para hacer. En lugar de trabajar en la función de contabilidad diaria, sus obligaciones incluían trabajar con informes financieros y crear estados financieros para enviar a los auditores de la bolsa y a los inversores.

Después de un año y medio en esa posición, Jasmine se dio cuenta de que, aunque amaba la compañía y la cultura, su verdadero deseo era volver a trabajar en el área de contabilidad operativa.

“Estuve buscando puestos fuera de la empresa y me ofrecieron un puesto en la compañía de energía local que pagaba mucho dinero”, nos comenta Jasmine. “Pero sentí tal inquietud que lo rechacé.”

Un escalón arriba

“Cuando quedaron vacantes algunos puestos dentro de un departamento diferente de la compañía, envié un mensaje instantáneo a una amiga preguntándole al respecto. Ella le respondió el mensaje diciéndole: ‘El director acaba de preguntarme por ti. Ven y hablemos’”.

Aunque no había aplicado, me ofrecieron el trabajo.

“He estado en esa posición como supervisora durante unos tres años, y estoy trabajando para convertirme en una gerente”, comenta Jasmine.

“Ejecutamos las funciones financieras de 10 centros turísticos en todo el país. Tengo un calendario de KCM colgando en mi espacio de trabajo, y en él tengo publicadas las confesiones de las Escrituras. Nadie me persigue por mi fe. Ellos me dejan ser como soy. Este es el trabajo de mis sueños, y no es nada más que un regalo de Dios.”

“Algunas personas piensan que mi vida debe ser plana y aburrida porque la vivo para el Señor. Pero mi vida es maravillosa. Conduzco autos hermosos, y el año pasado, a la edad de 30 años, compré una hermosa casa nueva. Viajo a donde quiero ir. Aprendí a vivir por la fe.”

El año pasado, el Señor instruyó a Jasmine a sembrar una cierta cantidad en KCM todos los meses y a creerle por un aumento. Jasmine admite que la estrechó en su fe, pero así y todo obedeció, preguntándose cómo Dios traería más incremento.

Ella utilizó todo su tiempo de vacaciones yendo de una reunión de KCM a otra; primero a una reunión en Anaheim, California; luego a la Convención de Creyentes del Suroeste; y a la Campaña de Victoria de Washington D.C.  

Una sorpresa de parte de Dios

En el vuelo hacia la Campaña de Victoria de Anaheim, Jasmine se sentó al lado de la ventanilla con su brazo izquierdo en el reposabrazos. Sin previo aviso, una mujer sentada detrás de ella se quitó los zapatos y empujó sus pies descalzos bajo el apoyabrazos de Jasmine. Sorprendida, Jasmine observó los pies que habían invadido su espacio personal.

Sabiendo que quería permanecer en su camino de amor y no causar conflictos, Jasmine no confrontó a la mujer. En cambio, se rio de lo gracioso de la situación.

Queriendo compartir el momento con algunos de sus amigos, Jasmine sacó su teléfono y filmó un video de su cara… y el pie, publicándolo en FacebookTM. Sus amigos inmediatamente quisieron compartir el video y le preguntaron si lo haría público.

Entre reuniones, Jasmine revisó su teléfono y se sorprendió al ver que el video había sido visto unas 50.000 veces. Luego, 60.000 veces. Para el momento en que regresó a la oficina el día lunes, había sido visto 500.000 veces, y para el final del día, se había vuelto viral.

En menos de una semana, Jasmine recibió una llamada de Jukin Media, el líder mundial en licencias de video virales, que le ofreció comprar los derechos de licencia del video.

“Me ofrecieron mucho dinero por adelantado para licenciarlo y ofrecerlo activamente a las compañías de medios”, explica Jasmine. “Después, me pagan cada vez que alguien lo usa.” Hasta el momento, se ha visto en Facebook 27 millones de veces. Ha sido visto en YouTube 300.000 veces. También fue publicado en Instagram.” 

Además, el video lo mostraron en el programa de televisión Inside Edition, apareció en The Talk con Julie Chen de la cadena CBS, y una cadena de televisión alemana viajó a Las Vegas para entrevistar a Jasmine acerca del video.

“Todavía estoy recibiendo dinero de ese video”, comenta Jasmine. “Creo que es la cosecha de la semilla que planté en KCM. Sembrar en KCM significa que recibo una impartición de LA BENDICIÓN en sus vidas. Ellos son mi familia en la fe. Ellos ya han estado donde yo deseo alcanzar, entonces ¿por qué debería tratar de reinventar la rueda? Estoy muy agradecida de haber sido criada por una madre que era colaboradora de KCM y que me enseñó a vivir por fe desde muy pequeña.”

Jasmine Mays usó su fe para obtener su licenciatura y maestría en contabilidad. Ella usó su fe para conseguir el trabajo de sus sueños y para incrementar. Cualquiera que sea la necesidad, Jasmine ha aprendido a operar con fe, ya sea para un rompimiento, o para un gran avance.


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