¿Sabías que el diablo es el mismo viejo y lamentable diablo que siempre ha sido desde que la iniquidad fue encontrada en él? La única manera en que puede vencerte en el juego de la vida es si tú se lo permites y, aun así, ¡tiene que usar tu poder y autoridad para hacerlo! Tendrá que conseguir primero que uses tu propia “fuerza de creer” de una manera y forma que sea en detrimento tuyo.
Sin embargo, si bombardeamos nuestros sentidos con la verdad y la firmeza de la Palabra de Dios, y nuestra vida mental está ocupada con pensamientos de la Palabra (reconocemos esta acción como la “meditación”), entonces nuestra “fuerza de creer” está dirigida hacia estas cosas, y a eso lo llamamos ¡fe!
Pero aquí está la clave…
¡Es nuestra elección!
¡Nosotros escogemos si vivimos por fe o si vivimos por miedo! Sabemos por Habacuc 2:4, Gálatas 3:11 y Romanos 1:17 que el justo debe conducirse y operar por fe para experimentar la vida.
Veamos dos ejemplos bíblicos de hombres “justos” que viven sus vidas.
El temor fue lo que puso la vida de Job en manos del diablo (Job 3:25-26).
Job era un hombre recto que conocía a Dios. Obviamente conocía los principios operativos de Dios. Sabía acerca de hacer sacrificios. Sin embargo, desafortunadamente Satanás fue capaz de llegar a los pensamientos de Job hasta el punto en que comenzó a preocuparse por sus hijos. Se preocupó por ellos hasta el punto de expresar su temor, y luego dio el siguiente paso: la acción correspondiente a su temor de hacer sacrificios continuamente, por el mismo motivo, una y otra vez.
Una vez terminados los banquetes, Job los mandaba a purificarse; se levantaba muy temprano y le ofrecía un sacrificio al Señor, de acuerdo al número de sus hijos, pues pensaba que tal vez en su interior ellos habrían ofendido al Señor. Esto lo hacía todos los días. (Job 1:5).
Ahora, Satanás estaba haciendo lo que siempre hace. —Volvía de «recorrer la tierra y de andar por ella» (versículo 7), «buscando a quién devorar» (1 Pedro 5:8).
El versículo 7 en primera de Pedro dice: «Echando toda tu ansiedad [todas tus angustias, todas tus preocupaciones, todas tus inquietudes, de una vez por todas] sobre Él, porque Él te cuida afectuosamente y vela por ti» (Biblia Amplificada, Edición Clásica). Debido a que Job no había accionado conforme 1 Pedro 5:7, ¡se convirtió en una persona a quien Satanás podía devorar!
Cuando Job asumió los cuidados, las ansiedades, las preocupaciones y las inquietudes por sus hijos, puso en marcha las leyes del miedo. Satanás pudo entonces acudir a Dios por él. Intentó que Dios pusiera Su mano sobre Job, ¡pero Dios no lo hizo! Job ya había puesto a su familia en manos de Satanás debido al miedo, y Satanás hizo lo que siempre hace: robar, matar y destruir.
Ahora, mira Marcos 5 y verás un ejemplo de una elección diferente en acción. Ya conoces la historia. Jesús está en camino a la casa de Jairo para sanar a su hija cuando se retrasa por la sanidad de la mujer que tiene un flujo de sangre. Leamos los versículos 35-36:
«Todavía estaba él hablando cuando de la casa del jefe de la sinagoga vinieron a decirle: «Ya no molestes al Maestro. Tu hija ha muerto.» Pero Jesús, que oyó lo que decían, le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas. Sólo debes creer.»»
Jairo era también un hombre “justo”. Era el jefe de la sinagoga. Pero en ese momento debió tomar una decisión de vida.
Escuchó las mentiras del diablo: «Tu hija ha muerto».
Oyó la verdad de la Palabra de Dios: «No temas. Sólo debes creer.».
¿Creer qué? Lo que ya dijo en el versículo 23: «¡Ven que mi hija está agonizando! Pon tus manos sobre ella, para que sane y siga con vida».
Gracias a Dios, este hombre justo eligió vivir por fe y, por lo tanto, ¡experimentar la vida en lugar de la muerte! ¡Gloria a Dios!
¡He aquí una gran noticia! Incluso si tú has tomado la decisión (tal vez sin siquiera saberlo hasta ahora) de ejercer el temor en lugar de la fe, ¡NO ES UNA ELECCIÓN PERMANENTE!
Job se dio cuenta de su decisión y se arrepintió (Job 42:6). Cuando oró por sus amigos con fe, ¡recibió el doble de lo que Satanás había podido devorar antes!
Di esto con fe: “¡Hoy tomo la decisión de nunca más operar en o por el temor, de hoy en adelante! ¡Padre, como un acto de mi voluntad y con Tu ayuda, con Tu poder, con Tu sabiduría y con Tu Palabra, detengo el temor ahora mismo! ¡Solamente creo! Y experimentaré vida, y vida en abundancia porque la vida que ahora vivo en esta carne, ¡la vivo por la fe del Hijo de Dios! ¡Amén!”
¡Aleluya! ¡Acabas de cerrarle la puerta al diablo! V