«Si ustedes quieren y me hacen caso, comerán de lo mejor de la tierra; pero si no quieren y son rebeldes, serán consumidos por la espada.»
Sí, la boca del Señor lo ha dicho.
(Isaías 1:19-20)
Como creyentes, necesitamos establecer en nuestro corazón el hecho de que vivir en amor no es una sugerencia del SEÑOR. No es algo que debemos hacer sólo porque es maravilloso o tan solo una buena idea. Vivir en amor es un mandamiento del Nuevo Testamento.
Cuando obedecemos ese mandamiento por voluntad propia, le abrimos la puerta a la BENDICIÓN de Dios: A la prosperidad sobrenatural, a la salud y a la sanidad, a la paz y al bienestar en cada área de nuestra vida.
Esa verdad también funciona a la inversa. Cuando desobedecemos el mandamiento del amor y le damos cabida a cosas como la amargura, el enojo, la falta de perdón y el egoísmo, le abrimos la puerta al enemigo. Le estamos dando una invitación para que entre con su espada de destrucción y nos corte la vida.
Por esa razón, el diablo pelea tan fuerte contra el tema del amor. Cuando comenzamos a estudiar el tema del amor, y queremos comprometernos a ponerlo en práctica, el diablo procurará buscar a alguien para que nos rete. Satanás intentará que alguna persona haga algo para ofendernos. Sabe que, si en verdad empezamos a vivir conforme al amor, estaremos fuera de su alcance. Por lo tanto, tratará de llevarnos de vuelta a una vida llena de contienda.
En una ocasión, mientras predicaba una serie de enseñanzas con relación al amor de Dios en una iglesia al Sur de Texas, el diablo realizó una de sus maniobras y logró que el director de alabanza entrara en contienda con un miembro de la iglesia —¡justo a la mitad de la reunión!—. Créelo o no, aquel sujeto estaba tan molesto que lanzó a volar un himnario ¡mientras predicaba acerca del amor!
Dije: “SEÑOR, ¿qué está pasando aquí?”
El SEÑOR me respondió: El amor es tan poderoso que provoca que el diablo manifieste todas sus obras con claridad en la vida de las personas. Por lo tanto, Él hará lo que sea para que retrocedas un poco o le des cabida.
Cuando el diablo haga eso en tu vida, no caigas en la trampa. No desistas de vivir en amor ni siquiera un poco. Sólo mantente dispuesto y obediente. En lugar de molestarte en contra de las personas que te ofendieron, enójate con el diablo y rebélate contra él. Determina lo siguiente: Voy a vivir mucho más en amor. Seré mucho más amable con esa persona. No sólo la perdonaré, sino que ¡le voy a dar un abrazo, le enviaré una tarjeta y le compraré un regalo!
Al permanecer en obediencia a ese mandamiento de amor, destruiremos los planes de Satanás. Y el resultado hará que el diablo sólo se siente a observar, mientras tú disfrutas ¡de lo mejor de la tierra! V