• ÚLTIMA EDICIÓN
    • EXTRAS
    • Quiénes Somos
    • Institucional
  • DESTACADOS
    • Kenneth Copeland
    • Gloria Copeland
    • Pr. George Pearsons
    • Terri Copeland Pearsons
    • Colaborador Destacado
    • Academia SuperKid
  • ARCHIVO
  • ¡Suscríbete GRATIS!
  • ¡Suscríbete GRATIS!
  • ÚLTIMA EDICIÓN
    • EXTRAS
    • Quiénes Somos
    • Institucional
  • DESTACADOS
    • Kenneth Copeland
    • Gloria Copeland
    • Pr. George Pearsons
    • Terri Copeland Pearsons
    • Colaborador Destacado
    • Academia SuperKid
  • ARCHIVO
  • ¡Suscríbete GRATIS!
Gloria Copeland

Embajadores del Reino

noviembre, 2018 No hay comentarios
Close

¡SUBSCRÍBETE GRATIS A NUESTRA REVISTA!

La revista "LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE" es un regalo de los Ministerios Kenneth Copeland
Haz clic aquí para ingresar tus datos

Embajadores del Reino
La Voz de Victoria del Creyente noviembre, 2018
¡Comparte con tus amigos!
     

Lo que Dios hizo en ti cuando naciste de nuevo está más allá de cualquier cosa que puedas haber imaginado. Fue, y es literalmente, fuera de este mundo. Él no sólo te perdonó tus pecados y te prometió que, algún día cuando mueras, irás al cielo. Él puso el cielo en ti para que, ¡ahora mismo!, puedas manifestar el cielo en la Tierra.

Él te hizo vivir en el espíritu para que puedas vivir sobrenaturalmente, incluso mientras todavía estás viviendo en un cuerpo natural. Él te sentó en lugares celestiales con Cristo y te dio ciudadanía celestial, para que puedas operar en este reino natural y en el reino de Dios al mismo tiempo.

Incluso, te asignó para vivas tu vida aquí en la Tierra como un embajador celestial. Él te dio la autoridad y la capacidad, no sólo de aprovechar el poder, la unción, la abundancia y el dominio del cielo en tu propia vida, sino que te comisionó a compartir esas cosas con otros, para que ellos también puedan experimentar el cielo en la Tierra.

¡Ese es un plan atrevido y maravilloso!

Sólo Dios tendría la valentía de siquiera pensar eso. Suena demasiado fantástico. Sin embargo, ¡no es una fantasía en absoluto! Es una realidad disponible para todos los cristianos. 

Sin embargo, para aprovecharla plenamente, debemos renovar nuestras mentes. Debemos volvernos más conscientes del reino de Dios, más allá de lo que nos importa el reino del mundo. En lugar de pensar en el reino de Dios como algo que se va a manifestar durante el milenio, cuando Jesús regrese, debemos cultivar nuestra conciencia del hecho de que está presente y activo en este planeta, en este mismo momento. Está en nosotros y alrededor de nosotros, todo el tiempo.

¡Eso es fácil de olvidar! Incluso, aun si sabemos que eso es cierto por medio de la Biblia, tendemos a quedar atrapados en los asuntos naturales de la vida y perderlo de vista. Como resultado, podemos terminar cometiendo el mismo error que el siervo de Eliseo cometió en 2 Reyes 6.

¿Has leído alguna vez sobre él? Se despertó una mañana y descubrió que él y Eliseo estaban rodeados por el ejército sirio y reaccionó en crisis total. Ciertamente, él y Eliseo estaban condenados porque en lo natural eran miles contra dos, y clamó a Eliseo con desesperación. «¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?»

Eliseo le respondió desde la perspectiva del reino de Dios. Él dijo: «los que están con nosotros son más que los que están con ellos.» Luego le pidió al Señor que le abriera los ojos al criado al reino del espíritu.

Tan pronto se abrieron sus ojos, el sirviente vio que las laderas a su alrededor estaban llenas de fuerzas angelicales, caballos y carros de fuego.

Nosotros hacemos lo mismo. Limitamos nuestra conciencia a lo que podemos percibir con nuestros sentidos físicos. Debido a que no podemos ver las fuerzas del reino de Dios a nuestro alrededor, fomentamos pensamientos que dicen que no están realmente allí.

“Sí, pero Gloria, Eliseo era un profeta”, podrías decir: “Yo sólo soy un creyente. Dios no ha prometido enviarme ángeles para ayudarme.”

¡Sí, lo ha hecho! Hebreos 1:14 dice que los ángeles son: «espíritus ministradores, enviados para servir a quienes serán los herederos de la salvación.» 

Dado que, como creyente, eres un heredero de la salvación, eso significa que tienes ángeles contigo dondequiera que vayas.

Sin embargo, no sólo están haciendo lo mejor que pueden. Te están escuchando. Ellos han sido comisionados por Dios para: «¡cumplen [cumplir] sus órdenes y obedecen [obedecer] su voz!» (Salmo 103:20). Entonces, para que entren en acción, debes hablar la Palabra de Dios. CUANDO DECLARAS ESA PALABRA POR FE SOBRE ALGUNA CIRCUNSTANCIA EN TU VIDA, ELLOS SE ARREMANGAN Y SE OCUPAN. VAN A TRABAJAR, FACILITANDO QUE LA PALABRA SE HAGA REALIDAD.  

Donde tiene dominio el Rey

¡La Palabra es la clave en todo lo que respecta a Dios! Su reino se manifiesta en este reino material en respuesta a lo que decimos. Cuando decimos acerca de nuestra situación lo que Él dice, y lo creemos, caminamos en Su reino y Su poder nos proporciona favor, protección, provisión o cualquier otro aspecto de LA BENDICIÓN que necesitemos.

¡El reino de Dios es maravilloso! Controlará a este reino natural. Nos pondrá en una posición de dominio para que, en lugar de estar sujetos a las condiciones negativas en este mundo caído, al diablo, los espíritus malignos y las personas malvadas, caminemos en la realidad de ese dominio.

El dominio es realmente de lo que se trata un reino. La misma palabra reino literalmente significa “donde el rey tiene dominio”. Habla del lugar donde un gobernante ejerce su reinado.

Aunque en lo natural en este momento hay muchos reinos diferentes en la Tierra, espiritualmente solo hay dos. Uno, es el reino del mundo, que está gobernado por el diablo. El otro, es gobernado por Dios. 

Debido a que Dios es todopoderoso e inigualable, Su reino es soberano. Es superior al del diablo y supremo en poder, rango y autoridad. Sin embargo, no siempre parece ser así porque Dios no ejerce Su dominio directamente en la Tierra. Cuando creó a Adán en el Jardín del Edén, le dio esa responsabilidad al hombre.

Como todos sabemos, Adán arruinó el plan al pecar y arrodillarse ante Satanás. Pero Dios continuó trabajando a través del dominio del hombre al hacer un pacto con las personas que le creerían y le obedecerían. A través de ellos, mantuvo Su BENDICIÓN en la Tierra y puso en práctica el plan de redención. Allanó el camino para que las personas nacieran de nuevo y se bautizaran en Su Espíritu para que una vez más Su reino pudiera restablecerse en la Tierra. 

¡Esta es la razón por la cual Jesús tuvo que hacerse carne y venir a la Tierra como hombre!

Tenía que convertirse en «el primogénito entre muchos hermanos.» (Romanos 8:29). Tuvo que deshacer el mal trabajo que el diablo hizo con Adán en el Jardín del Edén, ejercer aquí el dominio divino, y predicar el evangelio del reino de Dios.

Muchos cristianos no se dan cuenta, pero el evangelio del Reino fue el mensaje central de Jesús. Él enseñó acerca de eso continuamente, ya sea que estuviera ministrando a individuos o a multitudes. 

• Él le dijo a Nicodemo: «el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.»  (Juan 3:3).

• Él le dijo a Pilato: «Mi reino no es de este mundo» (Juan 18:36). O como dice La Biblia Amplificada, Edición Clásica: «…Mi reino no es de aquí (este mundo); [no tiene tal origen o fuente]».

• Él le dijo a la multitud que había venido a escucharlo predicar: «El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse, y crean en el evangelio!» (Marcos 1:15).

La palabra evangelio significa “buenas nuevas”. No habría sido una buena noticia si Jesús hubiera venido predicando que Dios quiere juzgar a las personas y enviarlas al infierno. No habría sido una buena noticia si Jesús le hubiera dicho a la gente que Dios los arruinaría y los dejaría enfermos, para que se acercaran más a Él. Entonces, obviamente, ese no fue el mensaje de Jesús.

Su mensaje fue: “El reino de Dios está cerca.” En otras palabras, “¡Su reino está aquí mismo! No tienes que esperar más para entrar en él. Puedes participar de su poder, beneficios y bendiciones en este momento. Entonces, arrepiéntete (o cambia tu forma de pensar) y cree”.

Jesús, los discípulos y tú

“Bueno”, podrías decir: “Creo que Jesús estaba hablando de beneficios espirituales cuando dijo eso. Él no prometió a la gente que el reino de Dios produciría bendiciones naturales en sus vidas”.

¡Él ciertamente lo hizo! Puedes verlo en Lucas 4. Allí se explica con más detalle lo que Jesús predicó. Cuando les anunció las buenas nuevas sobre el reino de Dios, citó las Escrituras del libro de Isaías y dijo: 

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha Ungido [a Mí, el Ungido, el Mesías] para predicar las buenas nuevas (el Evangelio) a los pobres; Él me ha enviado a anunciar la liberación a los cautivos y la recuperación de la vista a los ciegos, para enviar a los que están oprimidos [agobiados, magullados, aplastados y deshechos por la calamidad] a proclamar el año aceptado y aceptable del Señor [el día en que abundan profusamente la salvación y los favores libres de Dios] (versículos 18-19, AMPC).

Esos versículos están llenos de beneficios, tanto espirituales como naturales, y después de que Jesús los citó, les dijo a las personas: «Hoy se ha cumplido esta Escritura en los oídos de ustedes». (versículo 21, RVA-2015).

En otras palabras, Él dijo: “¡Estoy aquí, y estoy Ungido! Entonces, pobre, ¡ya no tienes que ser pobre! ¡Cautivos, ya no tienen que estar cautivos! Oprimido, no tienes que vivir bajo la carga de esa enfermedad, o esa depresión, o esas circunstancias negativas aplastantes que el diablo te ha puesto. ¡Puedes recibir el reino de Dios, ser liberado de esas maldiciones y ser BENDECIDO!”

Jesús tampoco solo predicó ese mensaje. Él lo demostró. Él operó en el dominio de Dios y tomó autoridad sobre los espíritus malignos que habían atado a la gente. Él oró por las personas, y la unción del Espíritu Santo que estaba sobre él vino sobre ellos por miles para sanarlos, producir milagros en sus vidas y liberarlos.

La mayoría de esas personas habían estado en la misma situación que mucha gente hoy en día, antes de que apareciera Jesús. Habían estado sentados en iglesias escuchando la letra de la Ley, pero nunca habían entendido el espíritu de la misma. Ellos no sabían que Dios es un Dios bueno, que quiere que estés bien y que está dispuesto a mostrar favor. Podrían haberlo leído en el Antiguo Testamento en el Salmo 145. Pero sus ojos habían sido cegados por la tradición religiosa y por el demonio.

Sin embargo, cuando escucharon a Jesús predicar el evangelio del Reino bajo la unción, sus ojos espirituales se abrieron. Lo vieron… ¡y lo recibieron!

Eso es lo que le sucedió al ciego Bartimeo. Oyó lo que Jesús predicó acerca de que el ciego ya no tenía que ser ciego. La fe se elevó en él y cuando Jesús se dirigió hacia él, actuó en consecuencia. Llamó a Jesús y le dijo que quería ver. «Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista». (Marcos 10:51-52).

La misma clase de milagros sucedieron cuando los discípulos de Jesús ministraron. Salieron, como Jesús dijo, y le dijeron a la gente: “El reino de Dios se ha acercado a ustedes”, y porque ellos predicaron el mismo mensaje que Jesús, obtuvieron los mismos resultados. Su unción fluyó a través de ellos, los enfermos fueron sanados, y los discípulos «volvieron con alegría, diciendo: Señor, hasta los demonios se sujetan a nosotros en Tu nombre» (Lucas 10:9, 17, AMPC).

Hoy, como creyentes, ¡deberíamos tener la misma experiencia! Deberíamos salir valientemente en el poder que recibimos cuando fuimos bautizados en el Espíritu Santo, y continuar el ministerio de Jesús al igual que aquellos primeros discípulos. Deberíamos compartir el evangelio del reino de Dios y ser testigos de Jesús, no porque testificar sea lo correcto religiosamente hablando, sino porque tenemos las buenas noticias que las personas que nos rodean no conocen. Y cuando les contamos, la unción viene y se lo demuestra a ellos.

¿Cuál es la unción? te preguntarás.

Es la presencia manifiesta de Dios. Su poder tangible es el que viene y, como dice Isaías 10:27, destruye el yugo de la esclavitud.

A veces la unción puede fluir a través de ti y cambiar la vida de las personas sin que te des cuenta. A medida que simplemente los amas y sigues lo que el Espíritu Santo te indica, su poder los afectará como lo hizo con una mujer que asistió a un servicio en el que predicaba en una prisión. Ella era una de las empleadas. No pude hablar mucho con ella personalmente, pero ella estaba en la reunión y cuando la vi, mi corazón la alcanzó con amor.

Después del servicio, cuando me estaba yendo, tuve la oportunidad de abrazarla, orar por ella y simplemente bendecirla. No estaba pensando en destruir un yugo. Sólo estaba escuchando al Espíritu de Dios y haciendo lo que Él me guio a hacer.

Más adelante descubrí que había sido alcohólica durante muchos años. Y en el momento en que la abracé y oré por ella, ella fue liberada de inmediato. Ni siquiera sabía que necesitaba la liberación. Sin embargo, la unción penetró en ella, destruyó ese yugo y la liberó.

¡Iglesia, este es nuestro trabajo! Y no es necesario ser parte de uno de los cinco ministerios para hacerlo. Sólo tienes que ser creyente, porque según Jesús: «estas señales acompañarán a los que crean: En mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, … pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.» (Marcos 16:17-18).

Esas son las palabras del Maestro. 

Por lo tanto, ve y sal por fe. Cuéntale a la gente lo que Dios ha hecho por ti. ¡Vive tu vida aquí en la Tierra como un embajador del reino de Dios y el poder de ese reino se manifestará a través de ti!


¡Comparte con tus amigos!
     
  • Share This:
Previous Recuerda la misericordia de Dios
Next ¿Por qué Dios permite esto?

Your comment Cancel reply

You must be logged in to post a comment.

Ingresa con tu Facebook

Publicado en:

Más artículos en la misma edición:

Gloria Copeland

Embajadores del Reino

Kenneth Copeland

Recuerda la misericordia de Dios

Academia SuperKid

Viviendo en gratitud

Colaborador Destacado

Nunca te des por vencido

Boletín de las Buenas Nuevas

Boletín de las Buenas Nuevas / Noviembre 2018

Kenneth Copeland

Pon LA BENDICIÓN en tu boca

Rick Renner

¿Por qué Dios permite esto?

Todas las Secciones

  • Academia SuperKid
  • Bill Winston
  • Billye Brim
  • Boletín de las Buenas Nuevas
  • Colaborador Destacado
  • Creflo Dollar
  • David Barton
  • Dennis Burke
  • Dr. Caroline Leaf
  • Dr. David Weeter
  • Dr. Don Colbert
  • Editorial
  • Gloria Copeland
  • Happy Caldwell
  • Hilton Sutton
  • Jenny Kutz
  • Jeremy Pearsons
  • Jerry Savelle
  • Jesse Duplantis
  • John Copeland
  • Joseph Prince
  • Keith Butler
  • Keith Moore
  • Kellie Copeland
  • Kenneth Copeland
  • Mac Hammond
  • Marilyn Hickey
  • Mark Barclay
  • Marty Copeland
  • Melanie Hemry
  • Oral Roberts
  • Pr. George Pearsons
  • Promocional
  • Rick Renner
  • Ronald C. Jordan
  • Scarlett Stephenson
  • Terri Copeland Pearsons
  • Terri Savelle Foy
  • Testimonios de Victoria
  • Uncategorized
  • Vikki Burke

Secciones

  • Academia SuperKid
  • Bill Winston
  • Billye Brim
  • Boletín de las Buenas Nuevas
  • Colaborador Destacado
  • Creflo Dollar
  • David Barton
  • Dennis Burke
  • Dr. Caroline Leaf
  • Dr. David Weeter
  • Dr. Don Colbert
  • Editorial
  • Gloria Copeland
  • Happy Caldwell
  • Hilton Sutton
  • Jenny Kutz
  • Jeremy Pearsons
  • Jerry Savelle
  • Jesse Duplantis
  • John Copeland
  • Joseph Prince
  • Keith Butler
  • Keith Moore
  • Kellie Copeland
  • Kenneth Copeland
  • Mac Hammond
  • Marilyn Hickey
  • Mark Barclay
  • Marty Copeland
  • Melanie Hemry
  • Oral Roberts
  • Pr. George Pearsons
  • Promocional
  • Rick Renner
  • Ronald C. Jordan
  • Scarlett Stephenson
  • Terri Copeland Pearsons
  • Terri Savelle Foy
  • Testimonios de Victoria
  • Uncategorized
  • Vikki Burke

Artículos Recientes

Gloria Copeland

Embajadores del Reino

Lo que Dios hizo en ti cuando naciste de nuevo está más allá de cualquier cosa que puedas haber imaginado. Fue, y es literalmente, fuera de este mundo. Él no sólo te perdonó tus pecados y te prometió que, algún día cuando mueras, irás al cielo. Él puso el cielo en ti para que, ¡ahora [...]

Estás Navegando...

NOVIEMBRE 2018

®Ministerios Kenneth Copeland