¡DETENTE! ¡ESPERA! Es el momento de parar para ¡DESCANSAR Y ALABAR!
Superkid, eso fue lo que escuché hoy de parte del Señor. Así que, ahora mismo, antes de proseguir, détente y hazlo. Te esperaré. La verdad es que yo también necesito hacerlo. Volveré en unos instantes.
¡Genial! Era algo definitivamente necesario.
Superkid, no solamente estoy escribiendo acerca de este tema. ¡Estoy alabando y adorando al Señor, a la mitad del día, entre mis ocupaciones, mientras te escribo! ¿Sabes el motivo por el que Jesús quiere que nos detengamos para alabarlo y adorarlo? No es porque Él tenga un ego tan grande que necesite ser alabado. Profundicemos un poco en esta idea.
La alabanza. Aparenta ser una acción unilateral, ¿cierto? Nosotros derramamos nuestra alabanza y Dios, en su grandeza y esplendor, sólo se sienta en Su trono celestial para recibirla. Al fin de cuentas, como seres humanos comunes y corrientes, deberíamos alabarlo porque esa es nuestra obligación. ¿Te parece que esa afirmación es correcta? Bueno, Él es GRANDE. Además, nosotros deberíamos alabarlo. Sin embargo, a pesar de que se trata de nuestra obligación, Él no quiere que ése sea el motivo de nuestra alabanza. Adicionalmente, ¡Dios no piensa que nosotros somos simples seres humanos, sino que nos ve iguales a Jesús! Entonces, ¿por qué quiere que lo adoremos? ¡Porque Él desea NUESTRA presencia!
Cuando lo alabamos entramos en Su Presencia al tiempo que Él entra a la nuestra. A pesar de que suena como una acción unilateral, en realidad el Padre, Jesús y tú están pasando tiempo juntos. Superkid, no te confundas. No estoy hablado de cuando fuiste salvo y Él vino a vivir a tu corazón. Si le has pedido a Jesús que venga a tu corazón, Él nunca te abandonará. Estoy hablando acerca de la maravillosa realidad de que Él está allí, contigo, no sólo en tu corazón, sino también a tu alrededor.
Amo lo que dice el Salmo 89:15 (Traducción de la Pasión): «Oh, Señor, cuán bendecidas son las personas que experimentan el grito de alabanza, porque ellos caminan en el resplandor de Tu presencia». Cuando te conviertas en un adorador, comenzarás a hablarle más y a escuchar Su voz con mayor claridad. Es maravilloso poder caminar y hablar con Él. ¡Algunas veces hace que quiera gritar de júbilo!
Superkid, sé que tú también deseas esto para tu vida; sin embargo, ¡lo mejor de todo es que Él lo desea, incluso más que tú! Puede sonar algo difícil de comprender o aun de descubrirlo; sin embargo, aférrate a esa verdad por medio de la fe. De hecho, dilo en voz alta ahora mismo. “Dios, el Padre del universo, y Jesús, el Hijo de Dios, quieren pasar tiempo conmigo”. Dilo tres veces con valentía, ¡y no te detengas hasta que PUEDAS decirlo con total seguridad, creyendo que es absolutamente cierto!
Trata de pensar en algo que nosotros le entreguemos a Dios por medio de la alabanza y que Él necesite de parte nuestra. ¿Qué le ofrecemos con nuestra alabanza? ¡Estás equivocado! Hay algo único y especial, y ese algo es lo que Él quiere de ti. “¿Qué es?”, te preguntarás. ¡Eres TÚ! Cuando alabas te presentas tal cual eres, confiando plenamente en Él como tu pastor. Esa es la razón por la cual la alabanza es tan poderosa. La alabanza pone a Dios completamente a cargo de tu ser y de tu vida. ¿Qué alcanzarás al hacerlo? Serás como Él, como tu Pastor.
Hebreos 10:22 (Nueva Traducción Viviente) lo dice de esta manera: «Entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura.» ¡Amo esa oportunidad! ¡Hagámoslo! Y después de hacerlo, ¿qué? Lee entonces 2 Corintios 3:17-18 (NTV): «Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen».
Superkid, lo cierto es que, cuando te conviertes en un adorador, es como si la ceguera se cayera de tus ojos y comenzaras a ver a Jesús. No hay una verdad más grandiosa que pueda ofrecerte ni tampoco un mejor uso para este minuto de tu vida, así que…
¡DESCANSA Y ALABA! ¡Discúlpame Superkid, tengo que irme! ¡Alábalo!