La Comandante Kellie no es solo un personaje que interpreto. Creo que parte del llamado de Dios en mi vida es pensar en ti, orar por ti, animarte y enseñarte.
Hay una historia en Isaías que quiero que conozcas, porque Jesús quiere que entiendas lo importante que eres para Él, especialmente en los días venideros. Permíteme darte un poco de contexto.
Isaías fue un profeta del Antiguo Testamento en la época previa al nacimiento de Jesús. Dios hablaba a la gente a través de sus profetas, y expresaba no sólo Su amor y cuidado por ellos, sino también Su corrección y desagrado. Muchas veces, Dios daba al profeta instrucciones para el pueblo, pero éste se negaba obstinadamente a escucharlas.
Para convencer al rey Ajaz de Su promesa, el Señor utilizó a los hijos de Isaías para hacerle saber al rey que Dios estaría con él en la batalla y que ganaría. Isaías dijo: «Aquí estoy yo, con los hijos que el Señor me ha dado. Somos en Israel señales portentosas de parte del Señor de los ejércitos, que habita en el monte de Sión» (Isaías 8:18).
El rey Ajaz tenía demasiado miedo de sus enemigos como para creer que Dios podía ayudarlo. No recibió la palabra del profeta Isaías ni a los hijos de Isaías que Dios le había enviado, como señales de que ganaría la batalla. Dios le había ofrecido antes otra señal especial de que ganaría: Dios había dicho, a través de Isaías, que nacería un hijo de una virgen y que se llamaría Emanuel, Dios con nosotros (Isaías 7:1-14).
¿Sabes quién era ese bebé? Sí, ¡era Jesús!
El rey Ajaz se negó a creer en la señal del Hijo de Dios, y mucho menos en los hijos de Isaías y, con seguridad adviniste… perdió la batalla.
Superkids, Dios envía Sus palabras por medio de mensajeros, profecías, señales y maravillas para que creamos que Él hará grandes cosas a través de Su pueblo. Otra forma en que nos habla de Sus planes es señalando cosas que ya han sucedido. Podemos leer la Biblia sobre el pasado y Dios nos mostrará Sus planes para el futuro. Por ejemplo, la promesa que el Señor le hizo al rey Ajaz no era sólo para él. Era más grande que él. La promesa de Dios de enviar a Jesús al mundo era para todas las personas.
Eso me hace descubrir que el hecho de que los hijos de Isaías fueran llamados a ser una señal y un prodigio no se refería sólo al rey Ajaz. Isaías y sus hijos eran una imagen, o una profecía, de Jesús y sus hijos. La Biblia dice en Hebreos 2:11-13, La Traducción de la Pasión:
Jesús, el Santo, nos hace santos. Y como hijos e hijas, ahora pertenecemos a su mismo Padre, por lo que no se avergüenza ni le da vergüenza presentarnos como sus hermanos y hermanas. Porque ha dicho: “Revelaré quién eres realmente a mis hermanos y hermanas, y te glorificaré con alabanzas en medio de la congregación”. Y: “¡Mi confianza descansa en Dios!” Y vuelve a decir: “Aquí estoy, uno con los hijos que Yahvé me ha dado.”
Jesús vino para que tú y yo fuéramos uno con Él como hijos e hijas del Padre Dios. En realidad, ¡tú y yo somos hijos de Dios! Jesús nos reclama como suyos cuando dice: “Aquí estoy, uno con los hijos que Yahvé me ha dado.” Igual que Isaías reclamó a sus hijos, Jesús nos reclama como suyos. Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo pusieron Su amor, Su gloria y Su luz sobre ti y te marcaron como Suyo para que todos lo vieran.
Imagínate a Jesús expresándose plenamente a través de ti. ¿Cómo luciría? Escribe algunas cosas que Jesús y tú pueden hacer juntos. ¿Recuerdas por qué usa una señal? Para convencer a la gente de Su amor por ellos, para mostrarles el camino para llegar a Él. Tú estás llamado a llevar a la gente cara a cara con el Jesús que vive en ti.
Superkids, creo que tenemos mucho que aprender y que hacer, no sólo por Jesús, sino con Jesús. El Salmo 71:18 es mi oración sobre mi ministerio con ustedes (¡aunque Él no se aleja y yo no soy vieja!): “Dios, ahora que soy viejo y canoso, no te alejes. Dame gracia para demostrar a la próxima generación todos tus poderosos milagros y tu emoción, ¡para mostrarles tu magnífico poder!”
¡Que todo el mundo diga AMÉN!
La Comandante Kellie