¿Por qué llegaron los peregrinos a América?
¿Qué albergaba el corazón de Dios respecto a este lugar?
Si deseas saber la verdad sobre la fundación de nuestra nación, vuelve a sus documentos originales y analiza las circunstancias que rodearon su creación. La verdad podría sorprenderte.
El plan de Dios siempre ha incluido poseer una nación donde Su gloria pueda ser sembrada y nutrida, para así extenderse por la faz de la Tierra, donde todas las personas puedan alabar al Dios del cielo y estar protegidas del pecado, la enfermedad y los demonios, el miedo y toda la maldición manifestada en este planeta. Este continente de América del Norte fue el lugar que Él eligió para plantar esa semilla.
Dios escogió a un puñado de personas de diferentes lugares para que llegaran y plantaran las semillas de Su gloria. No eran racistas ni religiosos; sólo eran creyentes.
En noviembre de 1620, un pequeño barco bautizado como el Mayflower (Flor de mayo) llegó a las costas de este continente. Las personas a bordo llevaban consigo la gloria de Dios y una oración de fe en sus corazones, a la espera de un lugar donde pudieran adorar a Dios en libertad. A bordo de ese barco, estas mismas personas hicieron un pacto con Dios para establecer la nación de sus sueños en el Nombre de Jesús y Su sangre.
El tratado de Mayflower es el primer gran documento constitucional de los Estados Unidos. Fue firmado en la bahía de la ciudad de Cape Cod antes de que los tripulantes del barco pusieran un pie en suelo estadounidense. El siguiente párrafo es un extracto de su declaración:
En el nombre de Dios, amén. Nosotros, cuyos nombres están suscritos … habiendo emprendido para la Gloria de Dios, el Avance de la Fe Cristiana y la honra de nuestro Rey y País, un viaje para plantar la primera colonia en las partes del norte de Virginia …
Esta no era una colonia cualquiera. Era, en las palabras de los propios peregrinos, una colonia “para la gloria de Dios y el avance de la fe cristiana”. En Inglaterra habían sufrido persecución por sus convicciones religiosas, hecho que los llevó a emigrar hacia Holanda en busca de libertad para practicar su fe. Después de 12 años difíciles en ese lugar, hicieron el viaje al Nuevo Mundo para comenzar una colonia para la gloria de Dios.
Siempre me gusta regresar a este punto cuando escucho a las personas predecir la condenación de los Estados Unidos como lo han estado haciendo durante más de 220 años. Quiero que sepas algo sobre este país: es posible que sufra algunos golpes duros, pero jamás fallará. Puedo decirte exactamente por qué: está protegido por el Pacto Mayflower, un pacto establecido en la sangre de Jesús entre los peregrinos y Dios. Por eso mismo es que Dios ha tenido misericordia de esta nación a pesar de todos nosotros.
Recientemente, Gloria y yo escuchamos una declaración hecha por un profeta de Dios, un poderoso hombre de oración de la India. Dijo que Jesús vino a él en oración una tarde y el profeta le preguntó: “Jesús, ¿cuándo juzgarás a los Estados Unidos?” Jesús le respondió: No lo haré. Tengo un pacto con ellos que se hizo en el Mayflower y recuerdo ese pacto… Gracias a Dios, ese pacto ha salvado a esta nación una y otra vez.
Dios todavía tiene un sueño…
Creo que este sueño es parte importante de lo que vio el Dr. Martin Luther King Jr. cuando dijo: “Tengo un sueño”. Dijo que había visto la tierra y la gloria prometidas. No creo que solo estuviera viendo a personas que se sentaban juntas sin importar el color de su piel. Hay más que eso. Se pueden aprobar leyes que nos hagan sentar juntos, pero no pueden forzarnos a que nos amemos. Pero, en el espíritu, hay reconciliación. La sangre de Jesús borra las diferencias y las divisiones. Creo que eso fue lo que él vio.
Como Gálatas 3:28 lo expresa: «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús.»
Dios nunca tuvo la intención de que el hombre negro viniera aquí en la quilla de un barco de esclavos. Tampoco planeó que el hombre blanco viniera aquí, le robara al hombre rojo y lo matara. Nada de eso formaba parte del plan de Dios.
El plan de Dios incluye un lugar donde todas las tribus, todas las lenguas, todas las razas, y todos los colores puedan alabarlo y adorarlo libremente.
Dios pretendía que este continente norteamericano fuera un lugar donde se estableciera una nación como la familia de Dios. Estaba destinado a ser un lugar donde la gente se amara con honestidad. ¿Por qué? Por la unción que permanece dentro de nosotros. Hay una unción para amar (Efesios 3:14-20).
Un hombre judío nos amó y murió por todos nosotros: el hombre negro, el hombre rojo, el hombre blanco, el hombre amarillo, el hombre marrón. Tenía que haber una unción para hacerlo, y esa unción reside hoy en Su Cuerpo, la Iglesia. ¡Es Cristo en ti… nuestra esperanza de gloria!
No te equivoques al respecto: Dios todavía verá Su sueño hecho realidad y nosotros somos parte del mismo.
El sueño americano es el sueño de Dios: una nación bajo Dios, llena de Su gloria.
El día de Martin Luther King Jr.
El tercer lunes de enero fue designado como el Día de Martin Luther King Jr., celebrando la vida de este gran líder de los derechos civiles y ministro del evangelio.
Bajo su liderazgo, nuestra nación dio un giro en la dirección correcta, para llegar a cumplir el sueño de Dios de un pueblo unido y que camina en amor.
Hoy hemos avanzado más por ese camino, pero todavía tenemos mucho camino por andar. El amor sigue siendo la respuesta al espíritu de división, y esa respuesta solo se puede encontrar en Cristo.