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Jerry Savelle

La mano de Dios

enero, 2016 No hay comentarios
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La mano de Dios
La Voz de Victoria del Creyente enero, 2016
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¿Has comandado la mano de Dios sobre tu adversario?

¿Sabías que eso es lo que Dios quiere que hagas?

A tráves de los años, desde que había empezado a ministrar, había oído muchas veces la frase “la mano de Dios”, pero nunca lo había estudiado por mí mismo. Nunca había pasado tiempo meditando en esta frase o investigando acerca de ella, hasta que un día el Señor me dijo: Hay más. Así que busqué en las escrituras para ver qué podía encontrar acerca de comandar la mano de Dios sobre tu enemigo.

Esto es lo que descubrí en Hechos 11:19-21 (RVR1960):

«Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor»

Pon atención a las palabras “la mano del Señor”. Cuando veas esa frase, está refiriéndose al poder de Dios expresado en juicio o en bendición. En este pasaje, el poder se expresa en bendición. La iglesia estaba bajo muchísima persecución, pero la mano del Señor estaba con ellos. Como resultado, «un gran número creyó y se convirtió al Señor». Esta es un expresión de juicio en contra de sus adversarios, y al mismo tiempo, es una manifestación de la Bendición al pueblo de Dios.

Ahora, observa Hechos 13:6-11:

«Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús,  que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano».

Puedes ver que cuando la mano de Dios reposaba sobre los apóstoles, Su bendición se manifestó. Cuando vino sobre los enemigos del justo, Su juicio se manifestó. Barjesús estaba lleno de engaño. Era tramposo. No era lo que aparentaba ser. Se consideraba a sí mismo un profeta, pero Pablo lo denunció y lo llamó un enemigo del justo. Este hombre cambió y pervirtió la Palabra del Señor, hasta que finalmente, Pablo, por la dirección del Espíritu Santo declaró: «he aquí la mano del Señor está contra ti».

Yo nunca he orado así en contra de un adversario. ¿Y tú?

Si yo no estoy haciendo algo que está en las escrituras y un principio del Nuevo Testamento, ciertamente no voy a recibir lo mejor de Dios o alcanzar el siguiente nivel. Aparentemente, debido a que el apóstol Pablo lo hizo, esto parece que es algo que los creyentes del Nuevo Testamento también pueden hacer.

Nota que la mano del Señor vino sobre el vaso de Satanás, silenciándolo y derrotándolo. Creo que el Espíritu Santo de Dios quiere que practiquemos esto en nuestra propia vida de oración. Éxodo 3:19-22 dice:

«Yo sé que el rey de Egipto no los dejará ir, sino a la fuerza. Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todas las maravillas que allí haré. Y entonces él los dejará ir. Y yo haré que los egipcios vean a este pueblo con ojos bondadosos, para que cuando ustedes salgan no se vayan con las manos vacías. Al contrario, cada mujer le pedirá a su vecina y a quien viva con ella alhajas de plata y de oro, y vestidos, con los cuales vestirán ustedes a sus hijos y a sus hijas. Así despojarán a los egipcios».

Una demostración poderosa

En este ejemplo del Antiguo Testamento, Dios le estaba diciendo a Moisés que se requeriría de una demostración de Su mano poderosa para hacer que el Faraón dejará ir a Su pueblo. Mientras estudiaba esto, el Señor me dijo: Mi pueblo está dejando que el adversarío les robe muchísimo; ellos no lo están haciendo pagar por lo que él los ha hecho pasar. Isaías 66:6 dice: Él es el Señor «que está dando su merecido» o pronunciando un veredicto sobre sus enemigos.

En Éxodo 3, el Señor dijo que una vez ocurriera la demostración de la extensión de Su mano poderosa, el Faraón no solo los dejaría ir, sino que Israel se iría en abundancia. El Señor me dijo: la mayoría de las personas se quedarían felices tan solo yéndose de Egipto. Sin embargo, eso no sería lo mejor de parte de Dios.

Cuando has estado en esclavitud toda tu vida, y alguien te dice que puedes irte, puede que te sientas satisfecho con eso. Sin embargo, eso no es lo mejor de Dios. Lo mejor de Dios es la recompensa. Dios dijo que no sólo liberaría a Israel de la esclavitud, sino que haría que el adversario les pagara los salarios que les debía. Y cómo si eso no fuera suficiente, no sólo les pagarían los salarios atrasados de ellos, sino también los salarios atrasados a sus ancestros por más de 400 años. ¡Ahora, a eso es a lo que le llamo una recompensa!

Cuando la mano de Dios estaba sobre el Faraón, provocó juicio. Cuando Su mano estaba sobre Su pueblo, trajo no solo bendición, sino sobreabundancia.

Moisés le dijo a la gente en Éxodo 13:3: «Tengan presente este día, en que han sido liberados de la esclavitud de Egipto». La versión amplificada dice que ellos deberían “solemnemente recordar
que debido a que la mano de Dios había sido extendida, el Señor los había sacado de ese lugar”. Dios atribuyó la liberación de la esclavitud de Israel a la mano del Señor, y ellos debían recordarlo.

Cada vez que Dios menciona la liberación de Israel, Él les recuerda que fue la mano del Señor la que lo hizo. ¿Por qué nosotros hemos tratado esto tan a la ligera cuando Dios les dijo a ellos que lo recordaran solemnemente? Aún Él dice que en los tiempos por venir, debían decirles a sus descendientes cómo Él los había sacado de Egipto. Era muy importante que sus hijos y sus nietos supieran que había sucedido por la mano de Dios.

Obviamente, nuestro adversario es Satanás, no los egipcios o los filisteos. Sus obras, sus maneras de operar, sus asignaciones en nuestra contra no pueden mantenerse ni tener éxito cuando la mano de Dios se manifiesta. Cuando Moisés enfrentó una situación imposible en lo natural, Dios le preguntó: «¿Acaso mi mano se ha acortado?» (Números 11:23). Él quería que Moisés recordara que nada era imposible cuando la mano de Dios se manifiesta.

Existen muchos otros ejemplos de la mano de Dios expresando el poder de Dios en juicio en contra de los enemigos de Israel. Tanto Josué como Samuel y David vieron la mano de Dios en contra de sus adversarios. El Salmo 78:42 dice: «No se acordaron de su poder ni de cómo los rescató de sus enemigos» (NTV). Una de las maneras en la que Israel limitó a Dios en sus vidas fue al olvidarse del poder demostrado por la mano del Señor.

Isaías 45:11 es una escritura que me ha inquietado por mucho tiempo: «Esto dice el Señor, el Santo de Israel, tu Creador: «¿Pones en tela de juicio lo que hago por mis hijos? ¿Acaso me das órdenes acerca de la obra de mis manos?»

Personalmente, tengo un problema con ordenarle algo al Señor. Pero el Señor me dijo: Nunca entrarás en la sobreabundancia sin hacerlo, no en su plenitud.

La concordancia de Strongs dice que la palabra “ordenar” usada en Isaías significa “designar”. La palabra designar significa “asignar, comisionar”. Dios nos está pidiendo que lo liberemos para comandar, designar o asignar algo. Él está diciendo que cuando tú lo designas a Él para hacer algo por ti, la manifestación del poder de la mano de Dios traerá la bendición sobre ti y el juicio sobre tu adversario.

Decidí revisar el Nuevo Testamento para ver si alguien más ha ordenado la obra de la mano de Dios. En Hechos 4:29-30, los seguidores de Cristo oraron y declararon: «Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra. Extiende tu mano». La iglesia del Nuevo Testamento creyó en comandar la obra de la mano de Dios.

Yo nunca he hecho eso en más de 40 años caminando con el Señor. Pero aparentemente, este todavía es un principio del Nuevo Testamento. Cuando los creyentes ordenaron la obra de la mano de Dios, ésta trajo bendición a la Iglesia. ¿Cómo? Más personas fueron añadidas diariamente a la iglesia, y esta trajo juicio sobre sus adversarios.

El Señor me dijo: Dile a mi pueblo, que no solo oren por liberación cuando el enemigo los haya atacado. Comisiónenme para traer juicio sobre él declarando: “he aquí la mano del Señor está contra ti”. Y continuó diciendo: Desígname para castigarlo y penalizarlo por lo que te ha hecho pasar, y lo obligaré a compensarte por los daños que te ha causado.

Creo que ejercitaré este principio de comandar la obra de la mano de Dios. ¡Dios no solo hará que nuestro adversario detenga sus ataques en contra nuestra, sino que recibiremos en retorno por los daños que ha causado! Esto se llama retribuir, o devolver a causa de lo que el diablo ha hecho. Isaías 66:6 dice: «En la ciudad y en el templo se oye un gran alboroto. ¡Es la voz del Señor, que está dando su merecido a sus enemigos!».

Cuando la venganza de Dios es llevada a cabo en contra de nuestros adversarios, el diablo, nosotros recibiremos como resultado la recompensa perfecta. Como las escrituras dicen en Deuteronomio 28:7: «Por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de ti». Esa es la clase de la venganza de Dios. No recibiremos lo que nosotros pensamos que deberíamos recibir. Recibiremos lo que Dios piensa que debemos tener—¡sobreabundancia!


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