Hace algunos años fui a mi visita médica anual. Mi doctor me hizo algunas pruebas y los resultados indicaban que tenía cáncer agresivo en la próstata. Mi doctor me advirtió: “puedes buscar otra opinión, pero estarás perdiendo tiempo precIADO”.
En ese momento no le dije nada a mi esposa Taffi. Continué viviendo mi vida y escuchando la dirección del Espíritu Santo. En esa epoca, un comediante que conozco me llamó y me ofreció un papel en una película. Para mi sorpresa, el papel que me ofrecía era como director de una funeraria.
Considerando mi diagnóstico, no quería hacerlo, pero el Señor tenía otros planes y me dio la instrucción de tomar el papel, diciéndome: Te vas a reír todo el día. Él sabía que necesitaba reírme.
Acepté el papel y al final de la filmación, después de un día entero de risa y diversión, finalmente le conté a Taffi acerca del diagnóstico. Mi esposa fue una campeona. Me miró y me dijo: “Entonces, ¿Cuál es el plan?”
“El plan es el mismo de siempre” le respondí. Por Sus llagas sabía que estaba sano, y no tenía ninguna duda acerca de que la sanidad se manifestaría. Lo que no sabía era que, durante esa experiencia, ganaría un entendimiento más profundo acerca de la sanidad, el descanso, la autoridad espiritual, el amor de Dios y de cómo todos ellos trabajan juntos.
Revelación # 1: Descansa—la obra ya está hecha
Después de que le dije a Taffi acerca del diagnóstico, fui a trabajar. Me fui al otro lado de nuestra casa y empecé a meditar y a confesar la Palabra. Mientras una parte de mí estaba focalizada en la Palabra, la otra parte luchaba para permanecer en un estado de descanso, de esperar en el Señor. Mi cuerpo todavía no manifestaba ninguna señal de sanidad. En esencia, tenía que creer sin importar lo que decía mi cuerpo. Aprendí de primera mano que una cosa es declarar que algo es verdad, pero es algo muy distinto creer tan firmemente en la fidelidad de Dios y la integridad de Su Palabra, que puedes vivir en el descanso, apoyándote con confianza y creyéndole a Él.
Si me hubiera focalizado en el diagnóstico del doctor, habría fortalecido más mi fe en el cáncer, de lo que hubiera fortalecido mi fe en la sanidad que ya había sido dada para mí.
En lugar de eso, caminé por el corredor una y otra vez, diciendo: “Gracias Jesús” El agradecimiento permitió que mi fe se avivara y entrara al descanso del Señor. También, empecé a meditar en la Palabra y pasar más tiempo en la presencia de Dios. Todos estos elementos probaron ser importantes para ayudarme a entrar al descanso. No se trataba de que Dios me sanara. Él ya lo había hecho. Se trataba simplemente de trabajar para entrar en el descanso, en dejarlo todo en manos del Señor, para que la sanación se pudiera manifestar.
Revelación # 2: La gracia lo hizo; la fe es la que lo toma
“¿Qué pasa con la gracia?” podrías preguntar.
Obviamente que la gracia ya ha puesto todo a nuestra disposición, sin embargo, Romanos 5:2 dice: «por quien tenemos también, por la fe, acceso a esta gracia». Efesios 2:8 dice que fuimos salvados por gracia por medio de la fe. En otras palabras, la gracia lo hace, la fe es lo que toma lograrlo.
¿Qué requiere la fe?
Requiere lo que la gracia ya ha hecho.
Tratar de usar la fe para hacer algo que va más allá de lo que la gracia ya ha hecho disponible, es imposible. En lugar de eso, la fe requiere lo que la gracia provee. Así, que la fe debe desarrollarse para adquirir lo que la gracia ha provisto.
Revelación # 3: Dios te respalda
Fui a visitar un doctor amigo en Chattanooga, Tennessee, él es un especialista e hizo una cita para que me hicieran una resonancia magnética (MRI). Mientras estaba en la máquina, escuché al asistente diciendo: “Dios mío, parece que este hombre tiene cáncer en su columna vertebral”.
Mi amigo, el especialista, estaba sentado en un laboratorio que estaba cerca con pantallas gigantes y otros equipos. Cuando terminó el examen, me llamó a su laboratorio y allí empezó a mostrarme imágenes. Me dijo: “Debido a la intensidad y la agresividad que reportaron acerca de tu caso, esta pantalla debería prenderse completamente” Él agrandó la imagen y la movió de un lado para el otro, por todos lados. No aparecía nada, no tenía cáncer en la próstata, tampoco cáncer en la columna vertebral. Nada”.
Mi hijo estaba en el consultorio conmigo, así que tengo un testigo de lo que comparto. El especialista detuvo la pantalla en un lugar, y en esta aparecía un hombre con barba. Mi hijo Jeremy dijo: “¿Lo ves?”
“¿Ese hombre ahí?” preguntó el especialista, señalando la pantalla.
Tan claro como el día, escuché al Espíritu de Dios hablando a mi espíritu y decir: ¿No te dije que un hombre vive en tu interior? ¡Yo te respaldo!
Algo sobrenatural sucedió. El especialista me dijo que volviera donde mi doctor e hiciera que me repitiera el examen original.
Yo celebré. El diablo quería que estuviera enfermo, pero no permitiría que eso sucediera. Mi sanidad se manifestó. ¡Hay un hombre viviendo en mi interior, y me respalda!
Revelación # 4: Es posible que Dios no responda
Mi revelación acerca de la sanidad no terminó allí. Después de casi un año de mi sanidad de cáncer, experimenté un dolor muy fuerte en el coxis. Un día, le hablé a Dios al respecto, recordándole todas las veces que ya le había hablado del tópico.
En medio de mi conversación, el Señor me dijo: Me has estado hablando todos estos meses acerca de tu coxis, sin embargo, tú no le has hablado a tu coxis.
“¿Hablarle a mi coxis?” Le dije.
Sí, yo he querido que tu coxis esté sano, tanto como tú lo deseas” Sin embargo, no tengo la autoridad de hacer nada al respecto. ¡Tú la tienes! Te di la autoridad.
Más tarde esa noche, dije: “Coxis, te hablo en el Nombre de Jesús, te ordeno que seas sano. ¡Le ordeno al dolor que se vaya! ¡No tienes permiso de permanecer más aquí! ¡Sánate en el Nombre de Jesús, porque ya has sido sano!”
Quince segundos más tarde, me senté en una silla de madera y después en el suelo. Sin importar dónde me sentaba o cómo me movía, el dolor se había ido, y nunca más regresó.
Descubrí que hay dos clases de oraciones que Dios nunca responde. No.1, Él nunca responderá una oración en la que le pides que haga algo que Él ya ha hecho. No.2 Él nunca responderá una oración acerca de una situación de la que ya nos ha dado instrucciones acerca de cómo manejarla. Tristemente, pasamos mucho tiempo pidiéndole a Dios que haga cosas que ya ha hecho, en vez de liberar nuestra autoridad espiritual. O pasamos mucho tiempo pidiéndole a Dios que haga algo que Él nos dijo que hagamos nosotros. Simplemente, necesitamos liberar la autoridad que ya tenemos.
Revelación # 5: El amor de Dios obra primero
Mi sanidad también me enseñó más acerca del profundo amor de Dios. Muchas veces invertimos más tiempo hablando acerca de cuánto amamos a Dios, y no el tiempo suficiente hablando acerca de cuánto Él nos ama.
Romanos 8:31-32 dice: «¿Qué más podemos decir? Que, si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros. El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?»
Muchos de nosotros no creemos que Dios siempre está ahí para nosotros. Sin embargo, si no creemos que Él está disponible para nosotros—que Él nos ama— entonces no creeremos lo que tiene para decirnos. Cuando estamos en un hueco, Él está para nosotros. Cuando nos equivocamos, Él está para nosotros. Cuando no hemos hecho todo bien, Él está para nosotros. Dios está, y siempre ha estado y siempre estará para nosotros.
Gálatas 5:6 dice que la fe obra por el amor. La fe no funciona por cuánto nosotros amamos a Dios. La fe funciona por cuánto creemos que Dios nos ama.
Recuerdo diciéndole a Dios: “Señor te amo con todo mi corazón, toda mi alma, todas mis fuerzas, con toda mi mente y con todo lo que tengo” Sin embargo, mientras examinaba mi vida, me di cuenta de que no era verdad. Yo quería amar a Dios en cada área de mi vida, pero dependiendo del día, no lo hacía. Un día era posible que no lo amara con todas mis finanzas. Otro día que no lo amara con toda mi mente. Diariamente no hacia lo suficiente. Después recordé Efesios 4:32, que dice: «En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo».
Dios nos perdonó primero, después nosotros perdonamos. Aquí aplica el mismo principio.
Frecuentemente, tenemos más fe en lo que nosotros podemos hacer por Jesús, que en lo que Jesús ya ha hecho por nosotros. Sin embargo, necesitamos corregir esa teología. Lo que Él ha hecho nos capacita para obedecer, perdonar o amar. Dios nunca nos pide que produzcamos algo que Él ya no nos ha dado. Si nos pide que amemos, nos ha capacitado para amar. Si nos dice que perdonemos, nos ha capacitado para perdonar. Somos bendecidos por lo que Jesús ya ha hecho, no por nuestros esfuerzos (Gálatas 3). Él derramó Su sangre y ahora, nuestra fe, nos ha posicionado para ser bendecidos.
Pasar por un problema, como ser diagnosticado con cáncer, solidifica lo que realmente creemos.
La retórica religiosa no es suficiente. Requiere entrar a descansar en el Señor, entender la relación entre la gracia y la fe; confiar en nuestro Padre celestial, la obra de Su Hijo y la integridad de la Palabra. Es así como vencemos los ataques y pruebas de cualquier clase—físicas, espirituales, financieras, emocionales o en nuestras relaciones.
Aprende de mi ejemplo. Estudia estas revelaciones por ti mismo. Un día descubrirás que no solamente son ciertas, sino que tambien pueden salvar tu vida.