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Puertas de Oportunidad

abril, 2015 No hay comentarios
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Puertas de Oportunidad
La Voz de Victoria del Creyente abril, 2015
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Adrienne Bankert finalizó con el programa televisivo de entrevistas del cual era anfitriona y agradeció a sus invitados. Era embriagante tener una maquilladora personal a los 23 años y ganar $1000 dólares por show.  Subiéndose a su auto, Adrienne zigzagueó a través del tráfico intenso en Los Ángeles, reflexionando sobre su carrera.

Después de su pasantía con la NBC en los Ángeles, terminó trabajando temporalmente como presentadora en una estación PBS local. Era un trabajo grandioso y una experiencia maravillosa, pero Adrienne estaba motivada. Toda su vida había querido llegar a ser famosa en la televisión. Adrienne también sabía que si quería que eso pasara, tendría que estar en la televisión todos los días, cada día.

Finalmente, el deseo por el éxito en su carrera la llevaría a tener fe en el Señor.

Mirando en retrospectiva, todo parecía indicar que Adrienne estaba en preparación para la presión intensa del mundo de la TV. Tenía 12 años cuando pensó ser periodista por primera vez. Estaba sentaba en el piso de la sala de su casa con su familia mirando el noticiero vespertino en el canal local NBC, KCRA en las afueras de Sacramento, cuando declaró con ímpetu: “Nunca trabajaré en un noticiero. Pero de hacerlo, trabajaré para ellos”.

Al instante en que esas palabras salieron de su boca, Adrienne se rió. Ella era alta y desgarbada, tenía dientes grandes y sus extremidades lucían como ganchos de colgar la ropa. ¿Alguien así, en frente de una cámara de televisión? ¡Sin muchas chances!

“Eres hermosa”, le aseguró su madre. “Solo que en este momento estás atravesando… una etapa rara y muy larga”.

Oh, sí, una etapa realmente larga, pensó Adrienne. Pareciera más como una etapa para toda la vida.

Para el momento en el que alcanzó los años finales del bachillerato, esa etapa de la vida de Adrienne parecía estar acabando. Además de su belleza, la cual su madre le había señalado con amabilidad, al menos otro talento escondido había surgido.

Un día, mientras Adrienne discutía acaloradamente con otro estudiante en la clase de cívica, el profesor de disertaciones entró al aula. Atraído por el tono de voz de Adrienne, el profesor se detuvo a escuchar. Para resumir, el profesor reclutó a Adrienne para participar en el concurso de disertaciones, llamándola su diamante en bruto.

Después de redactar un discurso de 10 minutos, el profesor la hizo practicarlo una y otra vez. Su meta, Adrienne recuerda, era enseñarle a continuar hablando calmada y con confianza en medio de cualquier distracción. Para ello, él le arrojaba papeles a la cara, emitía ruidos inesperados y fuertes — y hasta desamarraba sus zapatos. Y continuó haciéndolo hasta que Adrienne pudo recitar su discurso sin parar o distraerse con sus tácticas.

Su arduo trabajo dio resultado: Adrienne ganó el concurso.

Como consecuencia, el profesor empezó a inscribir a Adrienne en competencias de discursos regionales, las cuales también ganó. Y como ella finalmente había salido de esa etapa larga y rara, su abuelo también la inscribió en un concurso de belleza en el que ella podría usar sus discursos como talento.

Mientras asistía a los cursos de preparación pre-universitaria, su consejero le sugirió que se moviera a la Universidad del Sur de California (University of Sourthern California, USC) y obtuviera un grado en comunicaciones. Ella recibió el consejo y lo aceptó. Un día durante el primer semestre, mientras caminaba en la universidad, Adrienne vio un cartel: “BUSCAMOS PRESENTADOR DE TELEVISIÓN”.

Adrienne hizo la audición y la llamaron para presentar no solo uno programa, sino dos. Ambos la prepararon para endulzar sus habilidades interlocutoras. Su invitado más importante: George Lucas.

Buscando a Dios

Adrienne recuerda: “Cuando era una niña, estaba fascinada con el universo. Solía mirar al cielo en las noches y pensar que si Dios había colgado todas esas estrellas en su lugar, Él seguramente tenía un gran plan para mi vida. Aunque creía en Dios, no tenía una relación personal con Él”.

“Después de graduarme de la universidad, me di cuenta que conseguir un trabajo de tiempo completo en el noticiero requeriría de una intervención divina. Aunque había tenido grandes oportunidades, tenía menos experiencia que todas las personas que conocí en USC; este era un lugar altamente competitivo. Al mismo tiempo, la gerente general de la estación de PBS empezó a invitarme a su iglesia. En el primer servicio, corrí hacia el altar e hice mi profesión de fe”.

“Después de hacerlo, dejé de hacer audiciones para oportunidades que estuvieran cargadas de gran contenido sexual. También dejé de salir con muchachos. En su lugar, leía mi Biblia y oraba, pidiéndole a Dios por dirección. Quería aprender a escuchar Su voz. Así lo hice durante varios meses. Las paredes de mi casa estaba cubiertas de versículos bíblicos, dichos y cosas que quería lograr”.

Pero a pesar de ese gran salto de fe, sus circunstancias no cambiaron inmediatamente. Todavía vivía en un apartamento prácticamente desamoblado en un barrio no muy lindo de Los Ángeles, y no había experimentado su “gran victoria”. De repente, Adrienne tuvo un pensamiento: ¿Sería que la voluntad de Dios para su vida no era estar en la televisión?

“Me di cuenta que siempre había querido Su voluntad en mi vida más de lo que quería o significaba mi sueño propio”, nos dice. “Así que entregue mi sueño en ese momento. Y dije: ‘Señor, no quiero estar en la televisión si eso no es lo que se supone que haga’”.

Convencida de que si Dios la quería en la televisión Él le abriría la puerta, continuó como anfitriona del programa de entrevistas, complementando sus ingresos ocasionalmente con trabajos de modelaje, trabajando medio tiempo en una oficina de abogados, y como mesera. Ella empezó a aplicar las lecciones que aprendía en la iglesia, diezmando consistentemente por primera vez en su vida, usando su fe para creer por más clientes y animando a sus compañeros. Muchas noches limpió el piso orando por el trabajo de sus sueños, o se agazapó en la bodega para escribir en su diario ideas para su propio programa televisivo y diseñando los vestidos que usaría en su nueva carrera.

Un pensamiento cruzó su mente: Si quieres ser una periodista, debes ir a donde se encuentran esos trabajos.

“Había una conferencia de periodistas que se haría pronto en Washington, D.C.. Sentí que el Señor me estaba dando codazos para que fuera. El problema era que costaba $700, y eso no incluía mi pasaje de avión, ni el hotel, ni la comida. Y no tenía el dinero”.

“Oré y dije: ‘Señor, por favor acelera mi vida y haz que en este momento esté en ese lugar donde Tú quieres que esté en esta etapa de mi vida’”.

“Las cosas empezaron a cambiar. Mis compañeros de televisión me dieron $150 para ayudarme con mi pasaje de avión. Mi hermana, que vivía en Virginia, me ofreció que me quedara en su casa. Un amigo me sugirió que llamara al Centro de Ayuda para Búsqueda de Trabajo en la universidad USC y la mujer con la que hablé me dio el nombre de la persona que estaba a cargo de la conferencia. Ella me dijo: ‘dale mi nombre y dile que quiero saber si puede ayudarte’. Me permitieron asistir gratis, a cambio de colaborar con ellos durante el evento”.

‘El trabajo perfecto’

El primer día de la conferencia, Adrienne se detuvo en uno de los stands de los medios de comunicación con una hoja de vida (currículum vitae) en formato de video. A los representantes les gustó Adrienne, pero no quedaron impresionados con su video.

“Sigue practicando”, le dijeron.

Caminando por el corredor de la feria de trabajos, Adrienne decidió no mostrarle a nadie más su video. Oró nuevamente: “Permite que amen mi personalidad”. En ese preciso momento, un caballero exclamó, “Oye, ¿quieres un trabajo?”

“¿Qué tienes para ofrecerme?, replicó Adrienne.

“Primero, cuéntanos que te gustaría”, le respondió el hombre que lo acompañaba.

Valientemente, Adrienne compartió con ellos la visión que tenía y lo que le gustaría hacer —sin reparos—. Por un instante la miraron asombrados, y luego sonrieron.

“Aquí está la lista de todas la ciudades del país donde tenemos estaciones que transmiten noticias: escoge una”.

“¡Espera un minuto!”, replicó uno de los hombres. “¿Todavía vive tu mamá en Sacramento?”

“Sí.”

“Tenemos el trabajo perfecto para ti. Es con KCRA en Sacramento”.

Por un instante, Adrienne se congeló. Recordó cuando esa niña rara de 12 años miraba el noticiero de la tarde. “Nunca trabajaré en las noticias”, había dicho, “pero si lo hiciera, trabajaría para ellos”. Esa estación era KCRA en Sacramento.

Los hombres ofreciendo el trabajo eran el vicepresidente ejecutivo y el vicepresidente de las noticias a nivel corporativo. Más adelante, ellos recibirían el crédito por haberla descubierto.

Adrienne Recuerda :“En menos de tres meses, luego de haber orado pidiéndole a Dios que acelerara mi vida hacia Su perfecta voluntad, estaba viviendo en Sacramento y trabajando para KCRA”. Y pasó de nunca haber tenido un trabajo en el noticiero a trabajar en una compañía que está entre las 20 más grandes del país.

“Ese fue un lugar fenomenal para empezar”.

Fe y obediencia

“Sabía que era importante establecerme en una buena iglesia local. No quería ir a una iglesia por un tiempo para luego darme cuenta que debía ir a otra. Oré para que fuera guiada al lugar correcto. Un amigo me invitó a Family Community Church (Iglesia Comunidad Familiar), liderada por el Pastor Bill Krause. Él y su esposa son colaboradores con los Ministerios Kenneth Copeland y nos enseñan los principios que han aprendido —entre ellos, cómo oír la voz de Dios y cómo las palabras que hablamos tienen poder—. Aprendí que cuando nos ponemos de acuerdo con la Palabra de Dios, no importa lo que la gente diga o lo que nuestras circunstancias digan, Dios puede hacer lo imposible”.

“En mi línea de trabajo hay muchos hombres que siempre te dirán que ‘sí’. Necesitaba personas de confianza que realmente me amaran, me dijeran la verdad y colaboraran conmigo en buscar el plan de Dios para mi vida. Eso fue lo que el Pastor Krause y su esposa me dieron. Muchas personas lo llaman tutoría, pero para mí fue mucho más que eso. Es un don muy raro de encontrar cuando eres disciplinado, entrenado espiritualmente, y prácticamente”.

“Fui ascendida muy rápidamente en mi trabajo. Me alimentaba en mi iglesia y disfrutaba estar cerca de mi familia. Así que había una parte en mí que no quería salir de mi zona de confort. En mis tiempos de silencio, escuchaba esa pequeña voz en mi interior —algunos lo llaman conciencia—, pero yo sé que es Dios. La voz decía: “Si te quedas es este trabajo por más tiempo, se convertirá en una carga. Pero si obedeces a Dios y te vas de Sacramento, tu carrera y tus relaciones se profundizarán y enriquecerán”.

Dando el 150 por ciento

“No busques una ruta de escape”, me aconsejó el Pastor Krause. “Cuando llegues a tu nuevo trabajo, este vendrá con nuevas responsabilidades. Tendrás que trabajar 50 por ciento más duro. De la forma en la que entras, es de la forma en la que sales, así que empieza ahora mismo a dar el 150 por ciento”.

Adrienne recibió las palabras de su pastor con mucha seriedad. Ella trabajó 150 por ciento en su trabajo. Sirvió con todo su corazón en la iglesia y voluntarió en varios departamentos incluyendo el equipo de limpieza, la biblioteca y la iglesia de niños. Dio 150 por ciento estudiando la Palabra de Dios y aprendiendo a vivir por fe. Invirtió financieramente en su futuro al ofrendar más y comenzando un proceso para salir de deudas.

Para el 2011, Adrienne estaba libre de deudas. Un año más tarde, en marzo del 2012, fue contactada por el director de noticias en Dallas⁄Fort Worth. “¿Todavía estás bajo contrato?”

“No”.

“Me gustaría traerte para que hagas una audición”.

Adrienne entró en la estación de CBS con serenidad y confianza. Sabía que daría más en su siguiente trabajo por la forma en la que había salido de su trabajo anterior. Ella daría todo lo que tenía, y aun más.

“Ni siquiera pareces estar nerviosa”, le dijo el director del noticiero.

No lo estaba. Tuvo una gran audición y le ofrecieron un trabajo. Adrienne estaba lista.

“Creo que la vida es un viaje y todos necesitamos guías de turismo por el camino. Tengo tal lealtad y respeto por los hombres y mujeres de Dios en mi vida. Si te posicionas en la iglesia correcta y aprendes a caminar por fe, lo demás cae en su lugar”.

Adrienne Bankert ha descubierto que, aunque fue Dios quien sembró ese sueño en su corazón, Su sueño era más grande que el de ella. Mientras trabajaba en el noticiero CBS 11, entrevistó a Oprah Winfrey y suplantó temporalmente como anfitriona a Sharon Osbourne en el programa The Talk en CBS. Sin lugar a duda, su vida y su carrera se enriquecieron gracias a estas experiencias.

En diciembre del 2014, Adrienne abandonó el canal de noticias para perseguir otras metas. A pesar de que no puede decirnos exactamente qué le deparara el futuro, el propósito de Adrienne es continuar actuando sobre ese simple principio que aprendió hace años: “Cuando ponemos la Palabra de Dios a trabajar en nuestras vidas, Dios puede hacer lo imposible”.

Una cosa de la que está segura ahora mismo es la siguiente: sin importar cuál será la puerta que Dios abrirá, ella la atravesará en fe.


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